Rajado o Splitting en citricos
El rajado es una alteración que se caracteriza por el agrietamiento de la corteza. Ahora bien, dicho agrietamiento depende de la variedad y de la fecha en la que se produce. Así podemos tener un rajado longitudinal en Clemenvilla en Agosto-Septiembre y otro ecuatorial en Ortanique y longitudinal en Lanelate en diciembre-enero. No obstante pude presentarse en otras variedades aunque con un grado de afección generalmente muy pequeño, como en Navelina, Ellendale, Oronules, Navelate y Valencias.
Las causas de su origen, son varias, entre las que destacan las nutricionales y déficits hídricos estacionales.
El rajado puede producirse a nivel estilar, como en las variedades señaladas, o en zonas próximas al cáliz, así ocurre con Clementinas y Sanguinas, que en la zona de Valencia se conoce este daño como «Clavillet». El inicio del problema, es que la pulpa crece más que la corteza y la presión interna de aquella hace que ésta se rompa.
La forma de relativizar el problema puede ser:
- – aplicaciones de nitrato cálcico (2%), una a finales de junio y otra a finales de julio
- – aplicaciones de ácido giberélico y 2,4-D ya que producen un aumento de la resistencia de la corteza, sin influir ni en el espesor ni en la elasticidad.
Puede presentarse en todas las variedades, pero es especialmente importante en las mandarinas Nova y Ellendale, y en menor medida se puede presentar de forma significativa en Navelina. Las causas que provocan el rajado, aunque no están claramente determinadas, parece que están relacionadas con cambios fuertes de humedad, períodos de sequía seguidos de lluvias, desequilibrios hídricos, etc., influyendo, también, otros factores, como las condiciones del suelo y deficiencias nutricionales.
Se ha comprobado que, normalmente, las apariciones de la alteración suelen presentarse por el mes de agosto, tras las lluvias de verano. La presencia del agrietado es muy variable tanto entre parcelas como entre años, lo que indica la influencia que, en su aparición, tienen las condiciones climáticas y edafológicas. En general, los frutos de corteza delgada son más propensos a sufrir esta anomalía. Los métodos utilizados para controlar el rajado o reducir la incidencia del mismo se hallan estrechamente relacionados con las causas que lo producen. Así, la fertilización potásica ha dado, en numerosas ocasiones, buenos resultados, aunque estos pueden ser variables en función de las características de la parcela, el tipo de cultivo o la variedad. En general, las aportaciones de potasio aumentan el espesor y la resistencia de la corteza.
Igualmente, la aplicación de nitrato cálcico a concentración 2% durante el verano también reduce la incidencia del rajado, aunque resulta ineficaz en parcelas con una baja incidencia natural de la alteración. Los mejores resultados se logran con la aplicación de fitorreguladores, aunque a veces la respuesta se ha mostrado errática. Actualmente, en vías de desaparición del 2,4 D por causa de la Directiva 91/414/CEE, el fitorregulador que se debe regular utilizar es el ácido giberélico a concentración de 20 mg/l. Aplicándolo a finales de los meses de junio y julio, reduce significativamente el rajado, sobre todo en mandarina Nova. La adición de nitrato cálcico al 2% puede mejorar los resultados.