Reduccion de patogenos en los almacenes

Reduccion de patogenos en los almacenes

Uno de los objetivos comunes en la postcosecha, tanto de investigadores como comerciantes y exportadores es reduccion de patogenos en los almacenes en general.

De alguna manera, hay que intentar solucionar este problema, ya que son muchos los patógenos en los almacenes y los productos autorizados, se hallan reducidos a:

Benzimidazoles

  • – Thiabendazol
  • – Metiltiofanato (sólo en baño, drencher o fumígeno)

Imidazoles

  • – Imazalil
  • – Procloraz (sólo en baño o drencher)

Fenoles

  • – Ortofenilfenato sódico
  • – Ortofenilfenol (fumígeno)

Detergentes

  • – Detergente alcalino
  • – Detergente neutro
  • – Detergente + Ortofenilfenol
  • – Detergente + Guazatina

Lo cual nos lleva a la conclusión, de que la correcta aplicación de cada uno de ellos o sus mezclas, así como las técnicas de aplicación, van a jugar un papel importante en el control de los problemas que nos ocupan.

Por otra parte, las infecciones que nos llegan de campo en cuanto a P. digitatum y P. italicum no alcanzan la media de 10 esporas por fruto de ambos, lo que equivale en función del tamaño del fruto a menos de 1 espora por cm2. La probabilidad de que dichas esporas produzcan podridos es muy baja, si se logra en los almacenes, reducir el número de esporas en el ambiente, mediante medidas de limpieza y desinfección.

Con el lavado de los cítricos, en postcosecha, se eliminan la mayor parte de las esporas de la corteza y si al agua de lavado se le añade ortofenilfenato sódico (SOPP), los frutos quedan prácticamente libres de esporas, pero se vuelven a contaminar durante la manipulación y empaquetado de los mismos.

El lavado de los frutos, sin ningún tipo de fungicida, antes de la aplicación de etileno durante el desverdizado, reduce la población de hongos en los frutos y la incidencia concreta de Antracnosis y Diplodia, el lavado solo, no reduce los podridos producidos por Phomopsis, Penicillium y Geotrichum, aumentando con ello el riesgo de Phytophthora.

Por otra parte, el flavedo es la primera línea de resistencia a la invasión inicial de las podredumbres. Las heridas producidas durante la recolección, el transporte y la manipulación, que producen la rotura del flavedo, son los puntos en los que se realiza la infección de hongos como Penicillium, Geotrichum y Trichoderma.

Las microheridas y las infecciones incipientes, pueden erradicarse con fungicidas efectivos, aplicados lo antes posible después de la recolección, los frutos verdes, como ya comentamos, tienen además, sus propios sistemas de defensa.

En frutos de corteza gruesa, pomelos, limones y naranjas, heridas de una profundidad de 0,5 – 1 mm tienen, si se tratan, alta resistencia a la invasión por Penicillium; mientras que heridas de 3 mm de profundidad, sin solución, producen podrido en el 100% de los frutos afectados.

En mandarinas, heridas de profundidad de 1 mm suelen ser suficientes para que se produzca el podrido irreversible. Está demostrado que el aumento de podrido por Penicillium en Navels y Valencias, está directamente relacionado, con el nivel de daños producidos durante la recolección y manipulación en el almacén.

Se ha investigado y comprobado, que la aplicación en campo de 2,4 – D ó 2,4,5 – T, incrementan el tiempo de stock de los frutos en condiciones, retardan las senescencia del “botón” peduncular de los cítricos y tienen, aunque débil, actividad contra Alternaria.

Erickson et al. demostraron que el albedo (zona blanca e interna de la corteza de los frutos) en limones inmaduros, posee una considerable resistencia a la invasión de Alternaria, que disminuye con el tiempo de stock y que la aplicación de 2,4 – D retrasa la pérdida de esa resistencia.

En los casos de aplicación de 2,4 – D en campo, se recomienda su utilización, en forma de ester isopropílico y no de sus sales porque:

  • Los ésteres, tienen ligera volatilidad.
  • Tienen una mejor distribución sobre los frutos
  • Dejan residuos muy bajos

Por otra parte el 2,4 – D, controla Diplodia y Phomopsis en naranjas y Penicillium, Alternaria y Colletotrichum en mandarinas (Loest et al., Lodh et al.).

En poscosecha se utiliza habitualmente la sal amina del 2,4 – D.

Las temperaturas bajas y la humedad relativa alta, ayudan a mantener la resistencia de la piel y del “botón” peduncular a la infección del fruto.

Las temperaturas bajas mantienen la calidad del fruto, retrasando el desarrollo de las infecciones, pero el control y posible erradicación de las mismas, debe realizarse con tratamientos químicos adecuados.

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LA REDUCCIÓN DE PATÓGENOS, MEDIANTE TRATAMIENTOS EN CAMPO

El control de algunos podridos postcosecha, debe realizarse, antes de la recolección de los cítricos, sobre todo de aquellos patógenos, que son difíciles de controlar en los almacenes.

Uno de los que pueden producir daños elevados en postcosecha es Phytophthora. En este caso, deben realizarse tratamientos preventivos al suelo y a las «faldas» del árbol, que son las zonas más propensas a la infección.

La aplicación de cobre, normalmente en forma de sulfato, a las citadas «faldas» y a la zona de goteo del árbol, antes de las primeras lluvias protege a los frutos, de la infección de Phytophthora.

En la actualidad, se utilizan con más frecuencia, productos como el Fosetil-Al (Aliette), para la masa foliar del árbol y Metalaxil (Ridomil), para la aplicación al suelo, si bien pueden utilizarse solos para ambas partes.

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REDUCCIÓN DE PATÓGENOS EN POSTCOSECHA

La desinfección y los tratamientos postcosecha, reducen el podrido de los frutos cítricos, porque:

  • – Destruyen los inóculos de los patógenos, en la superficie del fruto y su entorno.
  • – Inhiben el desarrollo incipiente de infecciones de Diplodia, Alternaria y Phytophthora, que hay debajo de la superficie del fruto, cuando estos se recolectan.
  • – Previenen la infección por heridas de patógenos, como Penicillium digitatum, P. itálicum, Geotrichum cándidum y Trichoderma.
  • – Protegen la superficie de los frutos, contra infecciones, sobre nuevas heridas, por la manipulación de los mismos después de los tratamientos fungicidas.
  • – Inhiben la esporulación de Penicillium spp.

La desinfección, se ha convertido en los últimos años, en el mejor camino para controlar en los almacenes Geotrichum y esporas de Penicillium resistentes a los diversos fungicidas, tanto en los frutos como en el ambiente.

La desinfección a base de cloroforos (compuestos que aportan cloro) destruyen el 98% de las esporas de Penicillium digitatum que puedan haber en la superficie de los frutos, en pocos segundos (15), a bajas concentraciones 200 ppm y a un pH del agua de disolución de 7.

Recordamos que la actividad de los cloroforos se debe a HOCl (ácido hipocloroso) y que el Cl¯ no tiene actividad ni contra hongos ni bacterias (Eckert, J.)

El Imazalil, aplicado vía agua, penetra la cutícula del fruto y controla las infecciones de Penicillium, mejor, que aplicado con la cera y proporciona mayor protección, a dosis de 500 mg/L, controla todos los aislados ensayados. IMZ a 2000 ppm + 1% SOPP, aplicado con la cera, tiene mejor control sobre Geotrichum, que cualquiera de los dos solos. La mezcla de IMZ+2,4-D proporciona mejores resultados, que si se utilizan separadamente, contra Alternaria.

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RESISTENCIAS DE LOS PATÓGENOS

La frecuencia y repetición cada vez a dosis más altas, ha provocado una serie de resistencias, de diferentes patógenos, a los productos más utilizados en los almacenes. Este es el origen de cepas de Penicillium resistentes al TBZ y el Benomilo, en las distintas variedades de cítricos.

Las mayores resistencias de Penicillium en satsumas, están provocadas por la aplicación repetitiva del metiltiofanato.

Otra de las causas de las resistencias, a los productos químicos de los Penicillium, es la rapidez de su reproducción, en muchos casos y la multitud de nuevas esporas que dispersan las corrientes de aire procedentes de frutos podridos y esporulados.

Las esporas resistentes de los diversos patógenos, se multiplican rápidamente en los frutos tratados, con productos a los que se han hecho resistentes.

La aplicación en los almacenes, de desinfectantes FUMÍGENOS, es la forma más práctica de reducir las esporas en el ambiente, de los almacenes, ya que por sus características, es la única capaz, de realizar una buena desinfección, de forma sencilla y práctica.

Desafortunadamente, de todas las familias de productos mencionadas en el capítulo anterior, no todos los productos están autorizados, por diferentes razones.

Nuevas técnicas y nuevos productos, se irán desarrollando para mejorar el control de determinados patógenos como Alternaria, Botrytis, etc.

El éxito de los productos actuales y los que puedan llegar al mercado, debe ir acompañado de:

  • – Frutos fisiológicamente sanos, recolectados con cuidado y transportados a los almacenes, en las debidas condiciones.
  • – Minimización del incremento de inóculos en los almacenes, utilizando la limpieza y desinfección, ya que el número de esporas en los almacenes, resistentes a los tratamientos autorizados, crece en relación al número total de esporas en los mismos.
  • – El stock y el transporte deben ser óptimos, para mantener la vitalidad de los frutos.

Los tratamientos fungicidas, nunca debe intentarse, que sustituyan a los puntos anteriores, algo que sí ocurre, con más frecuencia de la deseada.

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