Bufado en citricos
Es una alteración fisiológica, que se caracteriza, porque la corteza del fruto se separa de la pulpa, suele aparecer con frecuencia, en mandarinas, especialmente satsumas.
Se produce en mandarinas cuando permanecen en árbol en avanzado estado de madurez con encogimiento del flavedo. Las aportaciones irregulares de agua, el vigor del árbol y las condiciones climáticas pueden favorecer que la piel se hinche y sé separe de los gajos. Los frutos afectados no pueden manipularse en las líneas usuales de confección debiendo extremarse las precauciones en el envasado. A veces se produce en el almacenamiento a alta humedad un aumento de volumen de las glándulas oleíferas que provoca tensiones suficientes para que el albedo se separe de los segmentos carpelares.
En nuestras condiciones, pueden verse gran cantidad de frutos afectados, sobre todo cuando se recolectan ya maduros, con los consiguientes problemas de tratamientos en drencher, de manipulación en los almacenes, de stocks y de podridos, ya que la corteza del fruto se rompe con facilidad.
Para reducir la incidencia de esta fisiopatía, deben realizarse aplicaciones de ácido giberélico antes del inicio del cambio de color, dosis de 10 ppm son suficientes para mantener el fruto en el árbol, dos meses, en perfectas condiciones. La época en la cual, el tratamiento es más efectivo es, 1 mes antes de que el fruto inicie el cambio de color.
La aplicación de la mezcla al 50% de fosfato mono y biamónico a una concentración del 1,5% y de giberélico a 10 ppm aplicada 1 mes antes de la maduración del fruto, reduce el bufado más del 80%. La utilización en la mezcla de nitrato amónico mejora estos resultados.
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