Estados fenologicos de la vid

Estados fenologicos de la vid

Fuente Consejería de agricultura Sección de Protección de Cultivos

La Sección de Protección de Cultivos presta un servicio de vigilancia, prevención y lucha contra los agentes nocivos que pueden afectar a los cultivos agrícolas más importantes de La Rioja.

Estados fenológicos de la vid

Estado fenológico A: yema de invierno    estado fenológico B1: Lloro    Estado fenológico B2: yema hinchada    Estado fenológico C: punta verde    Estado fenológico D: hojas incipientes

Estado fenológico E: hojas extendidas    Estado fenológico F: racimos visibles    Estado fenológico G: racimos separados    Estado fenológico H: botones florales separados    Estado fenológico I1: inicio floración

Estado fenológico I2: plena floración    Estado fenológico J: cuajado    Estado fenológico K: grano tamaño guisante    Estado fenológico L: cerramiento del racimo    Estado fenológico M1: inicio de envero

Estado fenológico M2: pleno envero    Estado fenológico N: maduración    Estado fenológico O1: inicio de caída de hojas    Estado fenológico O2: plena caída de hojas

estado fenológico A: yema de invierno

Estado fenológico A: yema de invierno.

Estado fenológico B1: Lloro

Estado fenológico B1: lloro.

Estado fenológico B2: Yema hinchada

Estado fenológico B2: yema hinchada.

Estado fenológico C: punta verde

Estado fenológico C: punta verde.

Estado fenológicos D: hojas incipientes

Estado fenológico D: hojas incipientes.

Estado fenológico E: hojas extendidas

Estado fenológico E: hojas extendidas.

Estado fenológico F: racimos visibles

Estado fenológico F: racimos visibles.

Estado fenológico G: racimos separados

Estado fenológico G: racimos separados.

Estado fenológico H: botones florales separados

Estado fenológico H: botones florales separados.

Estado fenológico I1: inicio de floración

Estado fenológico I1: inicio de floración (5% de las flores abiertas).

Estado fenológico I2: plena floración

Estado fenológico I2: plena floración.

Estado fenológico J: cuajado

Estado fenológico J: cuajado.

Estado fenológico K: grano tamaño guisante

Estado fenológico K: grano tamaño guisante.

Estado fenológico L: cerramiento del racimo

Estado fenológico L: cerramiento del racimo.

Estado fenológico M1: inicio envero

Estado fenológico M1: inicio del envero (5% de los granos enverados).

Estado fenológico M2: pleno envero

Estado fenológico M2: pleno envero.

Estado fenológico N: maduración

Estado fenológico N: maduración.

Estado fenológico O1: inicio de caída de hojas

Estado fenológico O1: inicio de caída de hojas (5% de las hojas caídas).

Estado fenológico O2: plena caída de hojas

Estado fenológico O2: plena caída de hojas.

EXCORIOSIS DE LA VID Phomopsis vitícola Sacc

EXCORIOSIS DE LA VID Phomopsis vitícola Sacc.

INTRODUCCIÓN

La excoriosis es una enfermedad que afecta al viñedo y está producida por el hongo Phomopsis vitícola Sacc.

Esta enfermedad está presente en la mayoría de los viñedos españoles, aunque los daños más importantes se registran en aquellas zonas donde son habituales las lluvias en el inicio de la brotación del cultivo.

Debido a las abundantes lluvias registradas en la primavera de los años 2007, 2008 y 2010, esta enfermedad se ha visto favorecida en los viñedos de Castilla y León.

SINTOMAS Y DAÑOS

La «excoriosis» puede afectar a todos los órganos verdes de la vid, siendo los síntomas y los daños que ocasiona en cada uno de ellos diferentes.

SOBRE PÁMPANOS

En brotes jóvenes y pámpanos los primeros síntomas se manifiestan por necrosis poco visibles que adquieren su aspecto característico un mes y medio después de producirse el desborre. Estas necrosis pueden ser de varios tipos: manchas oscuras, estiradas a lo largo del brote y ocasionando en la corteza unas grietas más o menos superficiales (Foto 1); lesiones de color marrón-oscuro que toman el aspecto típico de una «tableta de chocolate» (Foto 2).

Cuando las infecciones de un pámpano son numerosas, a menudo se juntan y forman manchas oscuras que pueden cubrir la mayor parte de la superficie de los entrenudos basales, también pueden encontrarse en varios entrenudos a lo largo de algunos pámpanos (Foto 3).

Durante el crecimiento rápido de los pámpanos, estas manchas oscuras necróticas se agrietan produciendo fisuras abiertas en el tejido cortical. Las grietas epidérmicas y corticales de los pámpanos tienden a cicatrizarse durante el periodo de crecimiento y cuando maduran se ponen ásperos (Foto 4).

SOBRE SARMIENTOS

En los sarmientos la evolución de la necrosis de detiene y aparece un blanqueamiento en la corteza que puede afectar a todo el sarmiento, pudiendo observarse entonces sobre la madera blanquecina numerosos puntos negros, (picnidios).

En invierno aparecen, en la su¬perficie de los sarmientos in¬fectados, puntos negros (picni¬dios) y manchas oscuras irregulares con centros claros. Los picnidios se hacen promi¬nentes en el tejido cortica’ de los sarmientos de un año. Si los picnidios son muy numerosos levantan la epidermis, dejando pasar el aire bajo ella, lo que proporciona a la superficie del sarmiento un brillo blanquecino o plateado (Foto 5).

Los daños pueden ser importantes, pues numerosas yemas de las cepas atacadas son infectadas por el micelio del hongo, y en la primavera siguiente no brotan (Foto 6); el estrangulamiento que se produce en los brotes los hace frágiles, pudiendo provocar su rotura por la acción del viento, el peso de los racimos o las labores de cultivo. Todo ello ocasiona una importante pérdida de cosecha.

SOBRE HOJAS Y RACIMOS

Las hojas afectadas tienen manchas pequeñas, irregulares o circulares, de color verde claro o cloróticas y con centros oscuros (Foto 7). Estas manchas pueden extenderse junto a los nervios o en el borde, doblándolo hacia abajo. También pueden aparecer manchas necróticas marrón oscuro a negras a lo largo de los nervios y el peciolo (Foto 8). Las manchas necróticas pueden desprenderse de la hoja produciendo agujeros en el limbo de ésta.

Los ataques en hojas no suelen tener gran importancia económica. No obstante, si éstos son fuertes puede producirse un marchitamiento y las hojas de la base se desecan, originando una pérdida parcial del follaje (Foto 9).

Los síntomas en racimos se localizan sobre el pedúnculo y el raquis, y son parecidos a los descritos en las hojas (Foto 10). Los ataques a los racimos son siempre graves, ya que ocasionan un mal cuajado e incluso su desecamiento.

CICLO BIOLÓGICO

El hongo se conserva durante el invierno por medio de los picnidios formados en la madera necrosada y blancuzca de los sarmientos, y también por el micelio presente en las yemas y la madera de los sarmientos. Los picnidios aparecen como unos puntos negros visibles a simple vista, los cuales contienen en su interior las esporas e inician su maduración durante el invierno para estar la mayor parte maduros antes de iniciarse el desborre de la vid, siendo ésta la principal vía de propagación del hongo (Figura 1).

Figura 1. Ciclo de desarrollo de la enfermedad (Elaboración propia a partir de Pérez Marín, J.L.)

En la primavera, y coincidiendo con el desborre de la vid, el hongo inicia su actividad. Los picnidios liberan las esporas aglutinadas en una masa gelatinosa amarillenta llamada «cirro». Bajo la acción del agua de lluvia se diseminan, y si la vid se encuentra en estado receptivo (estado D) y existe un periodo de humectación suficiente, se produce la contaminación de los brotes jóvenes.

Después de un periodo de incubación, que dura de una a tres semanas según la temperatura existente, aparecen los primeros síntomas sobre los entrenudos de la base de los pámpanos. El micelio se desarrolla en la superficie de los jóvenes brotes, avanzando con el crecimiento de los mismos cualesquiera que sean las condiciones climáticas.

Para que se produzca la contaminación es necesario que se registre un periodo de humectación que depende de las temperaturas registradas:

Fuente: Dubos, B. – Maladies cryptogamiques de la vigne.

En zonas donde la enfermedad es endémica, puede ser muy grave cuando la lluvia o chubascos son continuos durante varios días a principios de primavera. Cuando la temperatura media es de 5 a 7°C, el crecimiento del pámpano es lento, y los pámpanos que tienen una longitud de 3 a 10 cm son muy sensibles a la infección. Los periodos prolongados de lluvia y tiempo frío son los factores principales en el desarrollo de una epidemia, por lo que la enfermedad aumenta su severidad a medida que se suceden primaveras frías y húmedas.

La propagación dentro del viñedo suele estar localizada, permaneciendo cercana a las proximidades de la fuente de inoculo, y registrándose principalmente dentro de la cepa. La propagación a larga distancia se produce mediante el transporte de material de propagación infectado o contaminado, tales como yemas de madera, estaquillas o material de vivero.

En verano, con climas cálidos y secos, generalmente el hongo se queda inactivo, pero en otoño cuando la temperatura desciende, reanuda su actividad. En climas fríos el hongo puede permanecer activo durante todo el periodo de crecimiento.

En el otoño comienzan a formarse los picnidios y el micelio se hace más patente sobre los sarmientos por su típico blanqueamiento.

Conviene señalar que en un viñedo que ha estado atacado por el hongo, la ausencia de síntomas visibles sobre los sarmientos no significa la desaparición de la enfermedad, ya que el hongo puede mantenerse sobre la madera y las yemas dejadas en la poda.

INFLUENCIA DE FACTORES EXTERNOS

Los factores climáticos (lluvia, humectación y temperatura) tienen influencia sobre el desarrollo del hongo, siendo la lluvia el factor de mayor importancia.

Si durante el estado receptivo de la vid (estado D) no se producen lluvias las esporas procedentes de los picnidios no pueden germinar y no habrá contaminaciones importantes ese año. Sin embargo, el hongo puede progresar y hacerse patente durante el otoño e invierno, debido al desarrollo del micelio instalado el año anterior en las yemas.

El viento no tiene prácticamente ninguna acción sobre la diseminación de las esporas, ya que son las gotas de lluvia las causantes de la dispersión.

Dentro de las variedades cultivadas en España no se ha observado ninguna que sea resistente a la «excoriosis», existen diferencias varietales en cuanto a la mayor o menor sensibilidad a los ataques de este hongo, siendo la Garnacha una de las más sensibles.

ESTRATEGIA Y MEDIOS DE PROTECCIÓN

La incidencia de esta enfermedad puede reducirse combinando podas de saneamiento y aplicación de fungicidas. Para evitar la introducción de esta enfermedad en el viñedo, hay que utilizar material de propagación libre de patógenos cuando se haga una plantación.

Cuando la enfermedad ha aparecido, hay que eliminar la madera enferma o muerta durante la poda, siempre que sea posible. Los residuos de poda deberán destruirse quemándolos, o triturándolos y enterrándolos en el suelo.

Los tratamientos químicos tienen como finalidad la protección de los brotes jóvenes, que son muy sensibles a la contaminación. Algunos productos químicos son muy eficaces contra la excoriosis, siempre que se utilicen inmediatamente después del desborre y antes de las lluvias contaminadoras. Con tiempo húmedo persistente se aconseja efectuar un tratamiento en el estado C-D (30% de yemas en estado D — «Hojas incipientes») y otro en estado D-E (40% de las yemas en el estado E — «Hojas extendidas»). El folpet, el mancozeb y el metiram son las materias activas con buena eficacia, y recomendadas por el Grupo de Trabajo de la Vid. Estos productos impiden la germinación de las esporas si se aplican antes de las lluvias que favorecen la contaminación.

En la bibliografía se indica que el azufre mojable es eficaz, si los tratamientos se realizan según las indicaciones anteriores. Este producto puede ser interesante en el caso de que el viñedo se cultive bajo las directrices de la Producción Ecológica.

En las parcelas donde la enfermedad está presente es necesario repetir estos tratamientos durante 2 ó 3 años sucesivos, para reducir las posibles reinfecciones que pueden producirse a partir de pulgares afectados.

MOMENTOS ADECUADOS PARA EFECTUAR LOS TRATAMIENTOS

1er Tratamiento

Estado Fenológico D Hojas incipientes

Estado fenológicos D: hojas incipientes

2º Tratamiento

Estado Fenológico E Hojas extendidas

Estado fenológico E: hojas extendidas

NOTA:

Fotografías portada e introducción, fotografías 1, 2, 3, 4, 6, 7 ,8, 9 y 10, de Santiago Cepeda. Fotografía 5, figura 1 y fotografías de «estados fenológicos», del libro «Los Parásitos de la Vid».

Fuente Junta de Castilla y Leon

Estados fenológicos de la vid

Estado fenológico A: yema de invierno    estado fenológico B1: Lloro    Estado fenológico B2: yema hinchada    Estado fenológico C: punta verde    Estado fenológico D: hojas incipientes

Estado fenológico E: hojas extendidas    Estado fenológico F: racimos visibles    Estado fenológico G: racimos separados    Estado fenológico H: botones florales separados    Estado fenológico I1: inicio floración

Estado fenológico I2: plena floración    Estado fenológico J: cuajado    Estado fenológico K: grano tamaño guisante    Estado fenológico L: cerramiento del racimo    Estado fenológico M1: inicio de envero

Estado fenológico M2: pleno envero    Estado fenológico N: maduración    Estado fenológico O1: inicio de caída de hojas    Estado fenológico O2: plena caída de hojas

Zabrus tenebrioides

Zabrus tenebrioides

El Zabro es una plaga que, aunque conocida desde hace muchos años, sólo se tiene constancia de fuertes daños en nuestra Comunidad desde principios de 1980, siendo endémica su presencia en los páramos del Cerrato que confluyen en las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid.

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El Zabrus tenebrioides es un pequeño coleóptero que se alimenta de material vegetal de  trigo y cebada. En estado adulto adquiere coloración negra y forma alargada-convexa,  llegando a alcanzar los 20 mm de longitud. La larva en su estado final es blancuzca, con segmentos del tórax de color castaño, la cabeza y las patas castaño claro y un tamaño de unos 30 mm.

  • El adulto, de color negro mate o pardo oscuro, mide de 1 a 1,5 cm y tiene los élitros surcados por estrías longitudinales.
  • La larva alcanza 3 cm al final de su desarrollo; su color es blanquecino verdoso y tiene la cabeza y el tórax de color rojizo

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Causa daños principalmente en trigo y cebada y no suele hacerlo en superficies extensas, sino en rodales limitados. Pasa el invierno en estado de larva al nacer se dispersan y excavan galerías subterráneas, que abren al exterior por un agujero rodeado de tierra, por el cual salen por las noches para alimentarse de las hojas de cereales.

Zabrus tenebrioides 02

CICLO:

Presenta una sola generación al año, con tres estados larvarios que se desarrollan desde otoño a primavera, donde alcanza su máximo desarrollo y voracidad (15-20 de mayo).

La forma invernante es la larva, que pasa el invierno inactiva en el suelo. En primavera sale al exterior y se alimenta de las hojas del cereal durante la noche, mientras que de día se mantiene oculta en el suelo en una galería estrecha y profunda de 10 a 30 cm.

Hacia el mes de mayo se transforma en pupa y su metamorfosis se prolonga durante 18-20 días, según la temperatura, emergiendo los adultos en el mes de junio.

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Adulto y larva de Zabrus tenebrioides Los adultos permanecen ocultos bajo los terrones durante el día y activos durante la noche, trepando por las plantas y alimentándose de flores y granos.

Realizan la puesta agrupada desde el mes de junio hasta finales de otoño, en una pequeña galería, generalmente en el suelo o debajo de montones en parcelas sembradas, rebrotes de cereal y en las lindes de las parcelas. La fecundidad es de 80 a 100 huevos y el periodo de incubación de 2 a 3 semanas. La larva, al nacer, se dispersa y excava galerías subterráneas donde pasará el invierno.

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CONDICIONES PARA SU DESARROLLO:

La incidencia de esta plaga está íntimamente ligada a las condiciones de humedad y temperatura. Los otoños suaves y con una buena humedad favorecen eclosiones tempranas, lo que ocasiona graves daños ya que el cereal tiene entre 1 y 3 hojas. El frío y las heladas continuadas, o el tiempo muy seco impiden una proliferación excesiva de la plaga.

El tipo de suelo también tiene su importancia, ya que depende directamente la facilidad para hacer galerías y que se mantengan cierto tiempo. Por ello en suelos más arcillosos el daño suele ser más acusado que en tierras más flojas.

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SÍNTOMAS:

El Zabro ataca a los cultivos de trigo, cebada y centeno (raramente a la avena).

Los daños causados por las larvas son los que revisten mayor importancia económica.

La larva roe el parénquima foliar y deja las nervaduras, dando a la hoja un aspecto deshilachado muy característico.

Para tener alimento durante la inactividad diurna introduce el extremo de la hoja en la galería, asemejándose la hoja a un manojo de hilos.

Zabrus tenebrioides 01Los efectos de estos daños se manifiestan por los claros o calveros de las parcelas, que se extienden como mancha de aceite. Suelen comenzar desde parcelas colindantes, lindes o caminos próximos, ya que el agricultor ha eliminado gran parte de las larvas en las labores de preparación del terreno para la siembra y el ataque procede de larvas migradoras desde parcelas con otoñada y rebrotes tiernos de terrenos sin cultivar.

El período más crítico del cereal comprende desde la nascencia hasta el estado de tres hojas.

Muchas veces el agricultor no sabe a qué se deben estos fallos en sus parcelas, atribuyéndolos a heladas o a faltas en la nascencia. Sin embargo, si observa bien el suelo puede comprobar los síntomas externos antes descritos, encontrar hojas tiernas cortadas y larvas si cava el terreno.

Los ataques de este insecto dependen fundamentalmente de la humedad y la temperatura. Si se producen lluvias abundantes y temperaturas suaves en los meses de otoño (abundante otoñada) las jóvenes larvas encuentran alimento suficiente para poder iniciar con fuerza su actividad, realizar la galería y protegerse de las heladas (profundizan la galería a medida que la temperatura desciende).

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Si el invierno es de climatología benigna son de prever fuertes ataques que pueden llegar a destruir grandes superficies. Por el contrario, con otoños secos y fuertes heladas invernales los ataques son menos intensos.

Ante esta situación y en las zonas donde se hayan observado daños, el agricultor debe vigilar sus parcelas desde el principio del otoño.

El ataque de las hojas es muy característico, las hojas aparecen deshilachadas y aparecen como dobladas o acogolladas, por tener las puntas introducidas en las galerías.

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La presencia de unos pequeños montoncitos de tierra alrededor de unos orificios de salida, junto al tallo del cereal, por donde introducen la punta de la hoja. Se alimentan de las hojas pero sin tocar los nervios, por lo que después del ataque, tienen un aspecto deshilachado. En ocasiones roen el tallo a ras de suelo, sobre todo en plantas muy jóvenes.

En ataques muy severos se observan grandes rodales sin apenas plantas. Aunque a veces estos daños vienen enmascarados por la presencia de avena o ballueca , ya que esta mala hierba no es devorada por el Zabrus, por lo que después de tratar con avenicidas, aparece el rodal sin cereal.

Medios de lucha:

Lucha preventiva

  • No cultivar trigo o cebada dos años seguidos en las parcelas que hayan sido atacadas.
  • En las parcelas que han sufrido daños durante la campaña y en las colindantes donde se piense de nuevo cultivar trigo ó cebada, hay que eliminar durante el verano la paja y ricio.
  • Retrasar la fecha de siembra, a finales de noviembre y principios de diciembre.
  • Alzar el rastrojo inmediatamente después de la siega
  • Rotación de cultivos: no sembrar cereal dos años consecutivos en parcelas con ataque, así se reduce la población larvaria por falta de alimento.

Lucha directa:

En zonas afectadas esporádicamente, el tratamiento puede realizarse a plaga detectada, una vez emergido el cereal y constatada la presencia del insecto, para evitar daños al cultivo en los momentos de máxima sensibilidad.

Zabrus tenebrioides 07

Determinar si el ataque es generalizado en toda la parcela o bien se limita a determinados rodales, en cuyo caso el tratamiento se dirigirá exclusivamente a las zonas afectadas.

Umbrales de tratamiento orientativos:

  • A) Parcelas con daño disperso, hasta 3 hojas del cereal. Plantas afectadas por m2= 10-15 en cebadas y 8-10 en trigos
  • B) Parcelas con rodales o daños continuados en dos líneas: Tratamiento inmediato
  • C) Parcelas con daños dispersos. Cereal en inicio ó pleno ahijamiento. Plantas afectadas por m2: más de 30 plantas

La aplicación insecticida debe realizarse al amanecer o al atardecer, puesto que las larvas no son activas en las horas diurnas “a plena luz”.

Los productos autorizados son formulaciones autorizadas en el cultivo, con la materia activa denominada clorpirifos.

CONTROL:

Se pueden tomar unas medidas preventivas que en ocasiones pueden llegar a funcionar, como puede ser la eliminación de los ricios de verano e inicios de otoño o la aplicación de insecticidas granulados al suelo (clorpirifos). Una buena rotación de cultivos, por ejemplo con guisantes, permite reducir la incidencia de la plaga en años posteriores sobre todo en parcelas muy afectadas.

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Una vez nacido el cereal, si se detecta la plaga, lo más conveniente sería realizar tratamientos insecticidas localizados en los rodales afectados, y si el daño está extendido, tratar toda la parcela.

El momento de realizar los tratamientos sería al amanecer o atardecer, siempre que no haya heladas, ya que es el periodo de máxima actividad de la plaga.

La web de los insectos

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La Sociedad Española de Entomología Aplicada (SEEA) es una sociedad científica sin ánimo de lucro fundada en 1985 con el fin de fomentar, facilitar, aunar y difundir los trabajos de investigación y desarrollo en todas las ramas de la Entomología Aplicada.

La reunión fundacional de la Sociedad Española de Entomología Aplicada se realizó el 20 de febrero de 1.985, a la que asistieron:

    Antonio Garrido Vivas
Domingo Cadahía Cicuéndez
Elisa Viñuela Sandoval
Antonio Arias Giralda
José Mª Vives de Cuadras
Manuel Sampayo Fernández
Carlos Gómez de Aizpurúa
Cándido Santiago Álvarez
Pedro del Estal Padillo

La mayoría de sus socios, más de 220 en la actualidad, trabajan en la investigación, experimentación, extensión y docencia de la Entomología Agrícola y Entomología Forestal.

Divulgación

Sección en la que se presenta información extensa y detallada sobre un tema relacionado con la Entomología Aplicada.

 Un aniversario aciago: dos siglos de historia como plaga de la polilla del racimo de la vid, Lobesia botrana Den. y Schiff.
Luis Miguel Torres Vila
noviembre 2001

El piojo rojo de California
Gabriela Asplanato y Ferran Garcia Marí
enero 2001

El minador de las hojas de los cítricos
Alberto Urbaneja
diciembre 2000

Las moscas blancas de cítricos
Antonia Soto y Ferran Garcia Marí
enero 2000

Claves de identificación
Alfonso Hermoso
Ferran García Marí
Francisco Ferragut

Ejemplo del nivel de las publicaciones

CLAVE PARA LA IDENTIFICACIÓN

DE LOS PULGONES

DE LOS CÍTRICOS ESPAÑOLES

Alfonso Hermoso de Mendoza
IVIA

(Publicado en Levante Agrícola, 1996)

INTRODUCCIÓN

A continuación se desarrolla una clave de campo para identificar las ocho especies de pulgones encontrados en el País Valenciano, más la especie Toxoptera citricida por su especial problemática. Cabe recordar que los sifones son los dos órganos tubulares situados carca del extremo del abdomen y que la cuada es la prolongación final de éste. La clave se refiere siempre a hembras partenogenéticas adultas, indicándose en cada punto si se trata de las formas ápteras o de las aladas.

 

 

CLAVE

1a.-Ápteras de color oscuro.>>>2

1b.Ápteras de color claro (amarillo, verde o rosa).>>>5


2a.Ápteras negras con brillo metálico.  Aphis craccivora

2b.Ápteras negras mate con manchitas blancas de cera. Aphis fabae

2c.Ápteras oscuras, sin brillo metálico ni manchas blancas.>>>3

 


3a.Aladas con la mancha del ala anterior (pterostigma) negra y la vena media bifurcada sólo una vez. Ápteras marrón oscuro. Toxoptera aurantii

 

3b.Aladas con pterostigma claro y vena media bifurcada dos veces.>>>4


4a.Aladas con antenas presentando el 3er segmento totalmente negro y el 4º parcialmente claro. Ápteras marrón oscuro. Toxoptera citricida

4b.Aladas con antenas de coloración uniforme. Ápteras de diversos colores, desde amarillo a casi negro. Aphis gossypii

 


5a.Cauda y sifones muy largos. Ápteras verdes o rosas, grandes. Macrosiphum euphorbiae

5b.Cauda redondeada y sifones muy cortos. Ápteras amarillas o verdes. Brachycaudus helichrysi

5c.Cauda en forma de dedo o de triángulo.>>>6

 


6a.Sifones claros y largos. Ápteras verdosas o amarillas. Myzus persicae

6b.Sifones negros.>>>7

  


7a.Cauda negra, en forma de dedo algo alargado. Ápteras uniformemente verdes. Aphis spiraecola

7b.Cauda clara (si el pulgón es claro), en forma de dedo algo acortado. Ápteras de colores variados (de amarillo a casi negro); cuando son claras, el color es sucio o veteado. Aphis gossypii

 

Principios generales de la produccion de productos ecologicos

Principios generales de la produccion de productos ecologicos

La producción ecológica estará basada en los siguientes principios:

a) el diseño y la gestión adecuadas de los procesos biológicos basados en sistemas ecológicos que utilicen recursos naturales propios del sistema mediante métodos que:

  • i) utilicen organismos vivos y métodos de producción mecánicos,
  • ii) desarrollen cultivos y una producción ganadera vinculados al suelo o una acuicultura que respete el principio de la explotación sostenible de la pesca,
  • iii) excluyan el uso de OMG y productos producidos a partir de o mediante OMG, salvo en medicamentos veterinarios,
  • iv) estén basados en la evaluación de riesgos, y en la aplicación de medidas cautelares y  preventivas, si procede;

b) la restricción del recurso a medios externos. En caso necesario o si no se aplican los métodos y las prácticas adecuadas de gestión mencionadas en la letra a), se limitarán a:

  • i) medios procedentes de la producción ecológica,
  • ii) sustancias naturales o derivadas de sustancias naturales,
  • iii) fertilizantes minerales de baja solubilidad;

c) la estricta limitación del uso de medios de síntesis a casos excepcionales cuando:

  • i) no existan las prácticas adecuadas de gestión,
  • ii) los medios externos mencionados en la letra b) no estén disponibles en el mercado, o
  • iii) el uso de los medios externos mencionados en la letra b) contribuyan a efectos medioambientales inaceptables;

d) la adaptación, en caso de que sea necesario y en el marco del presente Reglamento, de las normas de la producción ecológica teniendo en cuenta la situación sanitaria, las diferencias regionales climáticas así como las condiciones, las fases de desarrollo y las prácticas ganaderas específicas locales.

El taladro de la Alcachofa Cortyna xanthenes

El taladro de la Alcachofa Cortyna xanthenes

Esta plaga es con diferencia la que con mayor intensidad afecta al cultivo de la alcachofa.

DESCRIPCIÓN

•    Adulto: Es una mariposa de 45-50 mm de envergadura. Las alas anteriores son de color amarillo pajizo con dos manchas del mismo color situadas en la parte anterior y media de éstas y banda sub-terminal pardo-grisácea. Las alas anteriores son uniformemente blanquecinas con ribete dorado.

taladro de la Alcachofa Cortyna xanthenes 2
•    Huevo: Es circular, estriado y de forma aplanada, de 0,8 a 1 mm de diámetro. La coloración varía según su estado de desarrollo, siendo de color amarillento recién puestos, evolucionando posteriormente a anaranjado hasta volverse negro cuando están próximos a eclosionar. Una vez eclosado el huevo, éste es de color blanco.

taladro de la Alcachofa Cortyna xanthenes

•    Larva: Al nacer tiene una longitud de 4 a 6 mm, alcanzando 40-50 mm en su máximo desarrollo. Es de color amarillo sucio, de piel lisa y brillante, con cuatro puntos negros dorsales y tres en cada lateral. La cabeza y la parte anal son de color marrón castaño.

taladro de la Alcachofa Cortyna xanthenes 3
•    Crisálida: Es de color marrón oscuro, de 25 a 30 mm de longitud.

taladro de la Alcachofa Cortyna xanthenes 1

BIOLOGÍA

La mariposa es de hábitos nocturnos, viviendo de 8 a 10 días, periodo en el que se acopla y realiza la puesta. La hembra pone hasta 500 huevos, principalmente en los tocones secos de la planta y grietas del tallo, en filas paralelas y adheridos entre sí y a la planta por una sustancia gelatinosa que segrega.

Los primeros adultos aparecen en los últimos días de septiembre, continuando escalonadamente hasta finales de noviembre.

La incubación de los huevos es de unos 60 días, por lo que las larvas aparecen normalmente desde finales de noviembre hasta primeros de marzo. Estas larvas se alimentan durante la primavera y el verano del interior del tallo de la alcachofa que van destruyendo, abriendo de tramo en tramo unos orificios de aireación hasta alcanzar su máximo desarrollo a finales de agosto.

En este momento se refugian en el interior del tocón de la alcachofa, a varios centímetros de profundidad por debajo del nivel del suelo, donde pasan al estado de precrisálida y crisálida posteriormente. Esta fase dura de 30 a 40 días, pasada la cual se vuelve a iniciar el ciclo con la aparición de las mariposas, por lo que el taladro de la alcachofa sólo tiene una generación al año.

DAÑOS

Los daños son causados por las larvas que al nacer penetran en las hojas a través del nervio central, haciendo galerías hasta encontrar el tallo, el cual vacían y secan. Una misma larva puede destruir varios tallos durante su desarrollo. En consecuencia, se producirá una merma de cosecha.

Asimismo, cuando los capítulos o alcachofas están suficientemente desarrollados, las larvas suben por el interior del tallo hasta ellos, depreciándolos comercialmente. Estos últimos daños normalmente no se aprecian hasta el momento de la recolección.

MEDIOS DE LUCHA

•    Lucha química:
Dada la biología del insecto, que desarrolla la mayor parte del ciclo protegido en el interior de la planta, su lucha se centra en el período de nacimiento de las larvas. En este momento, que se determina mediante un adecuado seguimiento del ciclo, las larvas son más sensibles a los insecticidas y están bien localizadas.

Se aplicarán 3 o 4 tratamientos, dándose el primero con un 25% de larvas nacidas, espaciados unos quince días, dependiendo la elección del producto de su plazo de seguridad y el tiempo que transcurra entre dos cortes consecutivos de alcachofa.

Los productos autorizados son: clorpirifos, diazinon, fenitrotion, piretroides autorizados en el cultivo y profenofos, debiendo añadir un mojante.

•    Prácticas culturales:

—Es fundamental realizar una buena selección de los esquejes al comienzo de una plantación, eliminando todos aquellos con síntomas de taladro.

—Quemar durante el período de reposo los restos de cultivo en las plantaciones que hayan presentado ataques fuertes de taladro.

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Abonado del olivo

Abonado del olivo

Casimiro García García
Doctor Ingeniero Agrónomo
Profesor Titular de Producción Vegetal. Fitotecnia
ETSIA. Universidad Politécnica de Madrid

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NECESIDADES NUTRICIONALES

Las necesidades responden a la cantidad de elementos nutritivos que el olivo consume a lo largo de su ciclo vegetativo. En estas necesidades están incluidos los requerimientos para:

  • • Producir la cosecha.
  • • Desarrollar nuevos órganos vegetativos: raíces, tallos, brotes y hojas.
  • • Crecimiento de órganos viejos permanentes: tronco y ramas.

El suelo, normalmente, no puede suministrar a una planta perenne los nutrientes necesarios para su crecimiento y producción en el tiempo adecuado. Es por ello, que el agricultor, si quiere atender las necesidades nutritivas del olivar, tendrá que establecer un programa de abonado racional basado en las extracciones de nutrientes por el olivo en relación a la producción esperada, la fertilidad del suelo, el estado de nutrición del árbol y los nutrientes aportados por las reservas contenidas en tallos y hojas viejas.

Las cantidades de nitrógeno, fósforo y potasio que el olivo extrae anualmente, por cada 1.000 kg de aceituna recogida, han sido estudiadas por varios investigadores, y pueden oscilar entre los siguientes valores:

Nutrientes (kg/1.000 kg de aceitunas)
N 15-20
P2O5 4-5
K2O 20-25

Tan importante como conocer las necesidades de nutrientes del olivo es conocer su ritmo de absorción a lo largo de las distintas fases vegetativas, que debe tenerse presente a la hora de aportarlos al cultivo.

Las mayores necesidades de nitrógeno se sitúan en la floración y el cuajado del fruto, en tanto que las de potasio son más importantes a partir del endurecimiento del hueso y el engorde de la aceituna.

Las necesidades de fósforo no presentan unas puntas tan acusadas y son más regulares a lo largo del ciclo.

El plan de abonado debe tener también presente la fertilidad del suelo y sus características
físico-químicas. La realización de análisis de suelos puede orientarnos sobre la capacidad de cada suelo para abastecer de nutrientes, de forma inmediata, a la plantación de olivar, sobre todo en lo que se refiere al suministro de fósforo y potasio.

Dado que el olivar se asienta en su mayor parte en suelos generalmente pobres en materia orgánica, el posible suministro de nitrógeno por su mineralización será escaso. La incorporación al suelo de las hojas viejas y otros residuos vegetales del árbol le aporta a medio y largo plazo materia orgánica.

En cuanto al fósforo, al ser los suelos donde vegeta el olivar, en una gran parte, ricos en carbonato cálcico, el fósforo está precipitado y por tanto no está disponible para el cultivo de forma inmediata. En lo que se refiere al potasio, son frecuentes las deficiencias en los suelos arcillosos en que se asienta el olivar, ya que el potasio está fuertemente fijado a las arcillas y las condiciones de sequía, normales en el cultivo, impiden su absorción.

Con relación al estado nutritivo del olivar, el análisis foliar proporciona una referencia muy válida que nos puede servir de guía para el cálculo del abonado. El análisis foliar es útil no sólo para conocer el nivel de nutrientes antes de que aparezcan deficiencias nutritivas, sino también para conocer la proporción entre ellos, ya que si está desequilibrada puede ocasionar trastornos nutricionales al cultivo.

Como en el olivo se pueden encontrar hojas de tres edades: del año en curso, de un año y de dos años, cuyos contenidos en nutrientes pueden variar, y como éstos también varían a lo largo del año, se debe realizar el muestreo de las hojas en la parada vegetativa del mes de julio y elegir las hojas con pecíolo procedentes de la parte central de la brotación del año. En la tabla 27.5 se muestran los niveles críticos en hojas de olivo.

Los órganos viejos permanentes, durante la brotación y floración, exportan nutrientes a otras partes del olivo. Como estos órganos, más adelante, recuperan del suelo los nutrientes exportados, esta aportación de nutrientes no debe considerarse en el plan de abonado.

En cambio, las hojas viejas sí deben considerarse como aportadoras de nutrientes, pues desde ellas se produce un trasvase de elementos nutritivos hacia los nuevos órganos y estos nutrientes no pueden reponerse a lo largo del ciclo vegetativo porque, poco tiempo después, estas hojas se desprenden del árbol.

Las inflorescencias, botones florales y frutos pequeños recién cuajados, caídos al suelo durante el proceso de floración y cuajado, y las hojas viejas que se desprenden, suponen una reincorporación al suelo de nutrientes que, a medio y largo plazo, pueden ser aprovechados por el olivo.

Papel de los nutrientes en el olivar.

El nitrógeno, es el elemento más importante en la fertilización del olivo. Acelera la actividad vegetativa y el desarrollo de la planta, aumenta la capacidad de asimilación de otros elementos e influye, más que los demás elementos, en la producción. Es poco estable en el suelo, razón por la que hay que tenerlo presente anualmente en los programas de fertilización.

Un abonado nitrogenado excesivo no mejora la calidad del aceite ni la producción, aumenta la sensibilidad a las heladas y a las enfermedades y retrasa la maduración de los frutos. En el olivar tradicional se recomienda aplicar entre 0,5 y 1 kg N/árbol, sin superar, en todo caso, 150 kg N/ha.

El fósforo forma parte de compuestos que intervienen en muchos procesos bioquímicos que tienen lugar en la planta. Acelera la maduración y mejora la floración y el cuajado. La respuesta del olivar a las aportaciones de fósforo es menos evidente que la de nitrógeno y sólo se produce al cabo de unos años de abonado. No suelen ser frecuentes, en las zonas olivareras españolas, los suelos pobres en fósforo, aunque al tener un alto contenido en caliza el fósforo está en forma insoluble. En caso de deficiencia se puede aplicar 0,5 kg P2O5/árbol.

El potasio desempeña una labor importante en el transporte de azúcares en la planta, en la transpiración y en numerosos procesos bioquímicos en los que tiene que estar presente. Aumenta la resistencia del árbol a las heladas y a las enfermedades criptogámicas. Mejora el tamaño y la calidad de los frutos.

El olivo precisa de grandes cantidades de potasio y si la cosecha es abundante y las extracciones han sido elevadas pueden presentarse deficiencias, necrosándose las hojas y defoliándose el árbol. También la deficiencia puede presentarse en años muy secos, en el secano. Las deficiencias de potasio son difíciles de corregir y por ello es importante mantener una adecuada concentración de este elemento en las hojas. El olivar responde bien a las aplicaciones de potasio que se sitúan entre 1 y 2 kg K2O/árbol.

El boro es un microelemento de gran importancia para el olivo, cuya deficiencia aparece más frecuentemente en suelos calizos y terrenos secos. Los olivos con deficiencias en boro presentan problemas en la floración y en el cuajado, con elevado número de frutos deformes. A veces la deficiencia se confunde con la de potasio.

El hierro es otro microelemento que debe ser tenido en cuenta en el olivo, que puede manifestar deficiencias en hierro aún estando este elemento presente en el suelo, debido a la inmovilización que produce el ión bicarbonato sobre este nutriente. Los árboles afectados por clorosis férrica presentan síntomas característicos de clorosis en las hojas.

En cuanto a los elementos secundarios, el calcio, es un elemento al que tradicionalmente se le ha prestado poca atención, porque la mayor parte del olivar está asentado en suelos muy
calizos y existe la errónea teoría, de que al haber mucho calcio en el suelo, el olivo ya absorberá el necesario; pero este calcio está en formas insolubles y por tanto puede ser necesario la aplicación de fertilizantes que aporten calcio soluble.

Deficiencias nutritivas

En la tabla siguiente se presentan los síntomas más frecuentes de deficiencias nutritivas en el olivar.

Elemento nutritivo Síntomas observados debido a deficiencias
Nitrógeno Raquitismo, entrenudos cortos, las hojas quedan pequeñas, deformadas y algunas veces con clorosis difusas, pudiendo aparecer más tarde algunos tintes rojizos sobre todo en las hojas viejas.
Ésta es una de las causas por la que, a veces, el ovario no alcanza su completo desarrollo.
Fósforo Algunos de los síntomas de carencia de fósforo son parecidos a los del nitrógeno, especialmente el poco desarrollo de las hojas y otras partes del árbol, pero sin presentar deformaciones como en aquel caso. Hojas de menor tamaño, en las que, en la parte apical, aparecen zonas de color verde más claro, mientras que se mantiene el color normal, o incluso más oscuro, en la zona próxima al pedúnculo.
Pueden aparecer pequeñas manchas cloróticas, sobre todo al final de verano y en invierno.Zonas necróticas, principalmente por la parte del ápice, y casi siempre marginales; corrientemente en invierno oprincipios de primavera. En ocasiones se ven olivos con este síntoma y no hay hojas con los anteriormente descritos.
Potasio Suelen manifestarse antes en los tejidos y partes más viejas, produciendo un debilitamiento de los mismos, porque al ser un elemento muy móvil, emigra fácilmente de un sitio a otro de la planta, y los tejidos más viejos se agotan en beneficio de los más jóvenes. Reducción del crecimiento vegetativo. Hojas más pequeñas que las normales y tienen en el ápice una zona de colormás o menos atabacado; en algún caso esa zona está en el borde pero casi siempre cerca del ápice; alguna vez losbordes se enrrollan. Normalmente no hay zona de transición entre la parte enferma y la que parece sana.
Calcio Intensa clorosis en las hojas en la parte apical, pudiendo variar el color de amarillo verdoso en las hojas jóvenes, al amarillo anaranjado en las más viejas; también en las hojas viejas pueden verse alguna vez zonas necrosadas e incluso bordes rasgados.El sistema radicular se desarrolla poco y cuando el proceso está avanzado, las partes terminales adquieren a veces una consistencia gelatinosa.
Magnesio Zonas cloróticas en las hojas que avanzan desde el ápice hasta la base, siendo gradual la transición de una zona a otra,por lo que no hay una línea clara de separación entre ambas. Si continúa la situación deficitaria, puede haberdefoliación en las ramitas jóvenes, acompañada de necrosis en las partes terminales, así como de una reduccióngeneral del crecimiento de la planta.
Azufre Este elemento interviene también en la formación de la clorofila y su falta produce una clorosis parecida a la de la carencia de nitrógeno.
Boro El síntoma más corriente en las hojas es la presencia en la parte apical de una mancha que parece como una quemadura, e incluso con alguna parte necrótica; en estas hojas es muy característica la existencia de una zona amarillenta, que suele haber entre la parte enferma y la de aspecto normal de la hoja.En ocasiones, además de algunas deformaciones, puede tener lugar una considerable caída de hojas, llegando aformarse lo que se conoce como “escobas de bruja”.Cuando la falta de boro no es muy acusada, la fructificación puede ser aparentemente normal, pero el fruto formado tiende a caer, especialmente en el verano. Otras pocas veces, algunos frutos llegan a madurar, pero suelen estar muydeformados, lo que da lugar a lo que se conoce como “cara de mono”.Cuando hay exceso de boro, se observan zonas necróticas en la parte apical de las hojas, no habiendo transición entre una parte y otra de la hoja. Los árboles fuertemente afectados por la toxicidad no producen flores.
Cobre Acortamiento de los entrenudos, pudiendo llegar a formar “rosetas”, acompañado a veces de una anómala ramificación
Hierro Síntomas muy claros de clorosis (clorosis férrica), más visible en las hojas jóvenes, que puede acentuarse y, en los casos extremos, producir necrosis en los bordes y ápices.
Manganeso Clorosis en las hojas con síntomas variables y a veces acompañada de necrosis.
Zinc La carencia de zinc produce la aparición de manchas amarillas en las hojas adultas y una detención del crecimiento delos brotes, con acortamiento de los entrenudos dando lugar a la formación de “rosetas”, parecidas a lo que ocurre con la falta de cobre.

Fuente: Faustino de Andrés Cantero (1997)

RECOMENDACIONES DE ABONADO

Dados los diversos escenarios en que se cultiva el olivar y los diferentes sistemas de  aplicación de los nutrientes, se van a indicar las recomendaciones en cada uno de ellos.

Olivar de secano. Aplicación al suelo

La variabilidad de las producciones en secano, es esencial a la hora de programar el abonado, que también depende de otras muchas variables ya comentadas. En base a todas ellas el agricultor puede optar por utilizar sólo abonos nitrogenados, (en zonas menos productivas, bien abastecidas de fósforo y potasio) o utilizar abonos complejos sólidos o líquidos.

El fósforo y el potasio pueden incorporarse en otoño, si se aplican por separado, o después de la recolección si se aportan junto al nitrógeno. Cuando se aplican los tres elementos juntos, mediante un abono complejo, o se aplican sólo abonos nitrogenados es preferible hacer la aplicación inmediatamente después de la recolección, para aprovechar todas las lluvias primaverales y posibilitar el paso de los nutrientes a la solución del suelo.

La forma tradicional de aplicar los fertilizantes al olivar de secano es aportarlos al suelo, cerca de las raíces absorbentes, que están distribuidas por medio de las calles del olivar en el horizonte superficial, que es el mejor aireado y el más rico en elementos nutritivos.

Si se aplican fertilizantes sólidos nitrogenados simples o complejos, lo normal es distribuirlos con abonadoras centrífugas, en superficie, por medio de las calles del olivar, y enterrarlos a continuación con una labor. Cuando se aplican fertilizantes líquidos neutros, éstos pueden distribuirse con maquinaria adaptada a las cubas que se usan para los tratamientos fitosanitarios. A modo de orientación, en la tabla siguiente se presenta una recomendación de abonado, para distintos niveles de producción esperada, con un NPK sólido con boro, que por su equilibrio nutritivo está adaptado al olivar.

Recomendación de abonado del olivo (kg/ha)
Producción aceituna (kg/ha) NPK 20-8-14-0,1 B
< de 1.500 150
1.500-3.000 300
3.000-4.500 400
4.500-6.000 500
> de 6.000 600

También se pueden aplicar otras fórmulas de NPK sólidos que igualmente se adaptan a las necesidades del olivo, como el 20-5-10 y otras con equilibrio similar.

Si se utilizan abonos complejos líquidos, más versátiles desde el punto de vista de su fabricación, las fórmulas que se pueden utilizar son muy variadas, adaptadas a cada explotación olivarera, siendo las mas usuales 9-3-11 y 6-2-10. En este caso, es frecuente utilizar dos fórmulas distintas a lo largo del ciclo del cultivo.

En el olivar de secano, también se utilizan fertilizantes sólidos compuestos de “mezcla”, que
permiten la aplicación de fórmulas específicas.

Olivar de riego. Fertirrigación en riego por goteo.

Lo primero es definir el plan de abonado anual y la cantidad de nutrientes a aportar al olivar, teniendo en cuenta la producción estimada y las extracciones, ya que las reservas del suelo en este caso no se consideran. Las aportaciones de nutrientes por el agua también deben tenerse en cuenta. El análisis foliar del año anterior nos servirá para afinar los cálculos.

Las cantidades de nutrientes N, P2O5 y K2O a aportar mensualmente por olivo a lo largo  de la campaña de riegos no debe ser homogénea, dependiendo del momento del ciclo vegetativo en que se encuentren los árboles. El nitrógeno se debe aportar en mayor proporción en el periodo primavera-verano (marzo -julio), época en la que se produce una mayor demanda de este nutriente como consecuencia del gran crecimiento vegetativo y del cuajado y crecimiento inicial del fruto, recomendándose reducir su dosis a partir del mes de agosto, tras el  endurecimiento del hueso.

El fósforo se podrá aportar en cantidades mensuales prácticamente iguales a lo largo de la campaña, teniendo en cuenta el escaso movimiento del fósforo en el bulbo, lo que hace pensar que se producirán mínimas pérdidas de este elemento por lixiviación, aunque sí bloqueos, lo que aconseja el fraccionamiento.

El potasio se aportará en mayor proporción a partir del endurecimiento del hueso hasta el
final de verano y especialmente durante el otoño, para así poder atender la gran demanda
que supone la extracción de este nutriente por los frutos en esta época del año (efecto sumidero), demanda que puede dejar desabastecido el árbol a final del ciclo (necrosis en hojas y defoliación), que afectará al desarrollo vegetativo y productivo en la campaña siguiente, haciendo al árbol más sensible a ciertas enfermedades (repilo y vivillo).

En la tabla siguiente se indican los porcentajes mensuales de reparto de la dosis anual de nutrientes.

Aportaciones mensuales de nutrientes en fertirrigación (%)
Mes N P2O5 K2O
Marzo 4,5 4 2
Abril 4,5 4 2
Mayo 22 17 10
Junio 22 17 10
Julio 21 17 21
Agosto 11 17 22
Septiembre 10 17 22
Octubre 5 7 11

Fuente: P. Ramos (2009)

En olivar de riego se aconseja lo siguiente:
• Abonar siempre que se riega (incluso si está lloviendo). No dejar intervalos de tiempo de riego sin fertirrigar. Sólo en casos de problemas de salinidad, habrá que tener en cuenta
una fracción de lavado al final del riego donde no se aportarán fertilizantes.
• No cambiar nunca los goteros de sitio.
• Abonar siempre que sea posible con soluciones ácidas. El pH a la salida del gotero debe estar en torno a 6,5. Es preferible siempre los riegos de alta frecuencia, es decir, mayor número de riegos para una misma cantidad de agua. En cuanto a los fertilizantes que se utilizan, por su facilidad de manejo, se están imponiendo los abonos líquidos: soluciones nitrogenadas y NPK cuyo equilibrio nutritivo se adapte a las necesidades del cultivo en cada momento y abonos que aporten elementos secundarios y microelementos si el cultivo los precisa.

Aportación de abonos vía foliar

El olivo responde bien a las aportaciones de nitrógeno, potasio y microelementos (excepto el hierro) por vía foliar, que pueden realizarse aprovechando tratamientos de productos fitosanitarios y que están especialmente indicadas en tiempo seco.

La absorción foliar de los nutrientes se favorece si la temperatura ambiental es suave, si la humedad ambiente es elevada y si el olivo tiene una proporción importante de hojas jóvenes, lo que sucede de abril a julio. La utilización de agentes mojantes favorece la adhesión del producto a las hojas y facilita su absorción.

Cuando se realicen aplicaciones foliares de nitrógeno y potasio, hay que considerar que son
complementarias del abonado practicado al suelo o por fertirrigación y tenerlas en cuenta para descontarlas.

El olivo tiene una hoja que admite muy bien el abonado foliar; por tanto, en secano y siempre que sea posible, se recomienda aportar los fertilizantes vía foliar.

Para la aportación de nitrógeno se puede utilizar urea cristalina, con un contenido en biuret inferior al 0,25%. Aunque se han hecho aplicaciones con concentraciones de hasta un 5% sin producirse fitotoxicidad, es preferible rebajar la concentración hasta la mitad y hacer dos aplicaciones al 2,5%. La aplicación debe hacerse en primavera. Respecto al potasio, cuando se aplica nitrato potásico las concentraciones oscilan entre 1,25% y 2,5% y preferiblemente debe utilizarse en el otoño.

Abonado en olivo para Producción Integrada (PI).

La PI en el cultivo del olivar ha ido creciendo hasta abarcar, en el año 2008, 194.000 ha (un 40% de la superficie total nacional). Las explotaciones que utilicen técnicas de PI en el
cultivo del olivar deberán cumplir distintas normas, de las que resumimos las más importantes en cuanto al abonado.

Es obligatorio realizar la fertilización mineral teniendo en cuenta extracciones, fertilidad del suelo y estado nutricional de la planta. Anualmente se realizarán análisis foliares y cada 4 años de suelos. Se debe cumplir la normativa vigente para la protección de las aguas a la contaminación de nitratos. Está prohibido superar en secano 70 kg N/ha en olivar tradicional y 100 kg N/ha en olivar intensivo. En riego superar 120 y 150 kg N/ha respectivamente. También aplicar los fertilizantes en diciembre y enero sobre suelo desnudo.

Producción integrada en Olivo

Ejemplo de abonado en olivo proporcionado por el siam

Abonado olivo 01 Abonado olivo 02

 

NOTAS ESPECIFICAS
Uso de Sulfato Potásico sólo a partir de Septiembre
En este cultivo y en las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos definidas por Orden de 20 de Diciembre de 2001 (B.O.R.M:.nº 301, de 31 de Diciembre de 2001) las dosis de nitrogeno empleadas deben limitarse a las indicadas en el anexo IV de la Orden de 3 de Diciembre de 2003 (B.O.R.M. nº 286, de 12 de Diciembre de 2003) por el que se aprueba el Código de Buenas Prácticas Agrarias de la Región de Murcia.
NOTAS GENERALES:
Estas recomendaciones orientativas de abonado se adaptan a las Normas Técnicas de Producción Integrada de la Región de Murcia.
Procurar no combinar en el mismo riego Nitrato Cálcico con ningún otro fertilizante.
Procurar no combinar en el mismo riego Nitrato Amónico + Acido Fosfórico.
Procurar no mezclar en el mismo riego Quelato de Hierro con Acido Fosfórico.

 

Abonado de la viña o viñedo

Abonado de la viña o viñedo

Necesidades nutricionales de la viña

Papel de los elementos nutritivos

Además del C, H y O que representan casi el 95% de la materia seca, se consideran elementos esenciales para la vid el N, P, K, Ca, Mg y S entre los macroelementos, y Mo, Cu, Mn, B, Zn, Fe y Cl dentro de los oligoelementos. Independientemente del papel general que juegan los diferentes elementos, citaremos algunos aspectos relacionados con la vid.

El nitrógeno mejora el crecimiento y la capacidad productiva de la cepa, favoreciendo el desborre, la tasa de cuajado y el proceso de inducción floral.

El fósforo participa en los sistemas de almacenamiento y transferencia de energía y azúcares. Es considerado como factor de crecimiento de brotes y raíces. Una buena alimentación de P puede frenar la absorción excesiva de N, mejorando la resistencia a las enfermedades y a la sequía.

El potasio, elemento de gran movilidad, desarrolla un papel destacado en la síntesis, traslocación y acumulación de azúcares en las bayas y partes vivaces. Interviene en la neutralización de los ácidos orgánicos, jugando un importante protagonismo en la acidez y el pH del mosto y del vino. Participa en la economía del agua, favoreciendo su absorción por las raíces y controlando los mecanismos de apertura y cierre de estomas.

El calcio participa en la activación de enzimas del metabolismo de glúcidos y proteínas, y
mantiene el equilibrio ácido-base.

El magnesio favorece el transporte y acumulación de azúcares. Junto a K y Ca, contribuye al mantenimiento del balance iónico celular y a la neutralización de los ácidos orgánicos de la uva y del mosto.

El manganeso influye positivamente en la fertilidad de las yemas, en la tasa de cuajado y en la síntesis de clorofila. En ciertas regiones vitícolas, se asocia al bouquet del vino.

El boro favorece los fenómenos de fecundación y de cuajado, e interviene en el transporte de azúcares.

El zinc muestra un efecto positivo en el cuajado, la maduración y el agostamiento.

Exportaciones y ritmo de absorción

Desde un punto de vista nutricional, la vid se caracteriza por un ritmo regular de absorción de elementos minerales a lo largo del ciclo, ausencia de períodos críticos y por unas necesidades relativamente moderadas de elementos. Para centrar las necesidades de la vid, la tabla 26.2

refleja las exportaciones medias de los principales macroelementos (kg/ha), expresadas como composición mineral de los órganos renovables de la planta, es decir, de hojas, racimos y sarmientos. Las exportaciones consideradas pueden verse incrementadas en un 10-15% en concepto del material vegetal exportado no presente en el momento de vendimia (despunte, desniete, deshojado, etc.) y de los elementos que participan de las reservas de troncos y raíces. La absorción mineral de la vid abarca fundamentalmente el período comprendido entre la brotación y el envero. Prácticamente el 100% de N y K, y más del 90% de P, han sido absorbidos en el envero. Las necesidades más importantes surgen de forma escalonada durante el período de crecimiento activo, coincidiendo con el desarrollo de la baya en su Fase I, y en el caso del K durante la maduración, cuando los racimos y bayas se convierten en los principales sumideros. La redistribución de las reservas acumuladas en las partes vivaces, aunque no llega a compensar las necesidades de la planta, juega un papel muy importante en el balance nutricional, sobre todo en dos fases del ciclo anual: el inicio de crecimiento, especialmente para N, y durante el desarrollo de la
baya, sobre todo a lo largo de la Fase III, maduración.

Desequilibrios nutricionales en viña

Entre los desequilibrios nutricionales más relevantes en el viñedo, destacaremos:

Exceso de nitrógeno

En el marco de una viticultura de calidad, el exceso de N se ha convertido en uno de sus mayores inconvenientes. La consecuencia principal del exceso de nitrógeno es el aumento del vigor. Tal circunstancia supone una mejora de la fertilidad de las yemas y un aumento del peso de la baya y del racimo, lo que unido a la tentación de aumentar la carga en la poda como consecuencia del incremento del vigor, elevan considerablemente los rendimientos. Por otro lado, conduce a un deterioro del microclima de hojas y racimos, y a la estimulación del crecimiento vegetativo, dificultando así los procesos de agostamiento y maduración de la uva, con consecuencias negativas en la calidad.

La asociación de un mal microclima y el aumento del peso y la compacidad de racimos, potencian el desarrollo de la podredumbre del racimo (Botritis) y dificulta su tratamiento. Asimismo, como efectos negativos que se derivan del exceso de nitrógeno, también podemos citar: el corrimiento en variedades sensibles a este accidente, la clorosis, el aumento del riesgo de carencia de potasio y de las necesidades de agua, la presencia en el vino de un mayor contenido de compuestos no deseables para la salud (carbamato de etilo, aminas biógenas, etc.), y la alteración de las cualidades organolépticas de los vinos.

Alimentación potásica elevada

En los últimos años, los enólogos han mostrado su preocupación por la disminución de la acidez y el aumento del pH en los vinos. Entre los argumentos que se esgrimen para justificar este problema, se cita la intensificación de la nutrición de potasio. La insuficiente acidez conduce a vinos “planos”, sensibles a oxidaciones y precipitaciones, con escasa valoración organoléptica, obligando a desarrollar una importante enología correctiva. Los aportes generosos de este elemento en el abonado de la viña han contribuido, sin duda, a agravar el problema.

Sin embargo, sería  insuficiente justificación si no se tuvieran en cuenta otros factores culturales que, relacionados con la mayor o menor absorción de potasio, tienen una clara incidencia en la acidez: fertilidad del suelo, utilización del riego, capacidad selectiva de absorción de potasio de los diferentes portainjertos, diferente aptitud de las variedades para acumular y traslocar potasio, altas densidades de plantación o técnicas de mantenimiento de suelo que facilitan la instalación superficial del sistema radicular (aplicación de herbicidas).

Deficiencia de magnesio.

Como circunstancias que favorecen una insuficiente alimentación de Mg se pueden con siderar su falta de restitución por la disminución del aporte de materia orgánica, la ausencia de este elemento en los planes de abonado, y todas aquellas situaciones que favorezcan la alimentación excesiva de potasio, con el que mantiene un evidente antagonismo: inadecuada elección de variedades y portainjertos, fertilización abundante de potasio, y buena disponibilidad de agua (riego y/o precipitaciones).

La carencia de magnesio entraña una disminución del rendimiento y de la síntesis de azúcares, así como riesgos de “desecamiento de raspón”. Este accidente, del cual no se conoce con exactitud las razones que lo provocan, mejora con la aplicación foliar de magnesio durante el envero.

Carencia de oligoelementos.

En nuestro viñedo no es raro detectar deficiencias de Fe, Mn, B e incluso Zn, dada la dependencia de disponibilidad de estos elementos respecto del pH más bien básico de los suelos dedicados al cultivo de la vid. Las toxicidades por microelementos son menos frecuentes y se dan más en suelos de reacción ácida.

RECOMENDACIONES DE ABONADO

En términos generales, la fertilización del viñedo resulta compleja, habida cuenta de la  amplia gama de factores de la producción vitícola (medio, planta y técnicas de cultivo) con incidencia en la nutrición mineral, y la consideración general del viñedo como un cultivo de secano, perenne y leñoso, características que limitan el desarrollo y la respuesta del abonado.

Abonado de plantación

Abonado orgánico

La aplicación de 25 t/ha de un estiércol tradicional, distribuido superficialmente y enterrado mediante labores superficiales, podría ser una referencia a tener en cuenta. Cuando concurren circunstancias tales como niveles elevados de MO, condiciones favorables para su mineralización y aplicación de MO poco estable y de relación C/N baja, que suponen una importante disponibilidad de nitrógeno, es aconsejable suprimir el aporte de MO, o reducir la dosis a niveles de 10 t/ha, con una MO de relación C/N elevada.

Abonado mineral

Una propuesta general para el abonado mineral de fondo puede responder a los siguientes intervalos: 100-400 kg P2O5/ha, 200-600 kg K2O/ha y 50-150 kg MgO/ha. Los niveles más elevados se corresponden con suelos poco fértiles y/o de textura arcillosa.

En el caso concreto del potasio, las cantidades deberán reducirse en suelos ricos en este elemento, sueltos, de reacción ácida y siempre que se prevea una situación favorable para la carencia de magnesio (antagonismo). El nitrógeno no se aconseja en el abonado de plantación, para evitar posibles pérdidas y los efectos negativos que se deducen del exceso de vigor en plantaciones jóvenes (mal agostamiento y desequilibrio entre parte aérea y sistema radicular).

Con respecto a la aplicación de los abonos minerales, si se realiza subsolado como labor preparatoria del terreno, se distribuyen en superficie y se entierran con una labor superficial; si por el contrario se practica una labor de desfonde, los abonos se reparten en superficie y se incorporan en profundidad.

En el caso de que el cultivo anterior fuera viña, y ésta no manifestara síntomas de desequilibrios nutricionales y hubiera sido objeto habitualmente de un aporte regular de abonos orgánicos y minerales, se podría prescindir de la fertilización de fondo.

Aunque la mayor parte de los suelos dedicados al cultivo de la vid presentan valores de pH más bien alcalinos, en ocasiones se requieren enmiendas de tipo mineral (“encalado”) para la corrección del bajo pH que caracteriza a los suelos ácidos (pH<6). Para ello, se pueden realizar aportes entre 2.000 kg CaO/ha en suelos arenosos y 6.000 kg CaO/ha en suelos muy arcillosos. En el caso de suelos “sódicos”, aportes de MO, azufre y yeso pueden ser aconsejables.

Abonado de mantenimiento

A la hora de estimar la dosis de abonado, es importante tener en cuenta el objetivo de la explotación vitícola (calidad versus cantidad), el balance nutricional, los factores con incidencia en la nutrición, así como los métodos que nos permiten valorar el nivel de nutrición. El análisis y el diagnóstico foliar han tomado protagonismo a la hora de detectar desequilibrios nutricionales y racionalizar la fertilización.

Nuestra propuesta metodológica pasa por la toma de muestras durante el envero, recogiendo hojas opuestas al segundo racimo y analizando limbos y/o pecíolos, según el fin que se persiga. Desde nuestras experiencias en la variedad Tempranillo, la tabla 26.3 nos acerca a los valores medios de macroelementos (% sms)  y oligoelementos (ppm) en limbo y pecíolo durante el envero.

Abonado orgánico

En términos generales, la aportación de 10 t/ha de un estiércol clásico, satisface las  necesidades y las pérdidas de MO anuales, que se estiman entre 300 y 1.200 kg/ha, según las condiciones naturales y de cultivo. La incorporación de sarmientos puede llegar a compensar cerca del 40% de la pérdida anual de materia orgánica, aportando en nuestras condiciones de cultivo un valor fertilizante medio por hectárea de: 7 kg N, 2 kg P2O5, 8 kg K2O, 9 kg CaO y 2 kg MgO.

No deja de ser frecuente diferir en el tiempo y en el espacio los aportes de MO, utilizando enmiendas orgánicas de estabilidad media-alta, aplicadas  preferentemente en superficie, con suficiente antelación y enterradas mediante labores superficiales. Aparte de la utilización de estiércoles tradicionales, se puede optar por una amplia gama de especialidades comerciales con base muy diversa, sin olvidar otras fuentes de materia orgánica como lo son las cortezas, la paja, los restos vegetales y los subproductos de la vid, utilizando sarmientos y orujos, bien sea incorporados directamente o compostados previamente.

El compost urbano y los lodos de depuradora, no encuentran suficiente acomodo en el cultivo de la vid. Correctores biológicos y ácidos húmicos y fúlvicos completan este apartado, contribuyendo a mejorar la actividad biológica del suelo y la absorción de nutrientes.

Abonado con nitrógeno

Es quizás el elemento más cuestionado en los planes de fertilización del viñedo. Por una parte, los efectos negativos que se derivan de una alimentación nitrogenada generosa han conducido en algunas ocasiones a su reducción e incluso eliminación en viñedos de calidad, a excepción hecha de la observación de un vigor insuficiente de las plantas o de problemas de fermentación por bajos contenidos de nitrógeno en mosto.

Por otro lado, cuando los niveles de MO y las condiciones para su mineralización son adecuados, se dan circunstancias favorables para compensar los requerimientos de la viña con aportes moderados de nitrógeno.

En términos generales, la estimación de la cantidad de nitrógenoa aportar se basaría en la consideración del vigor actual y del deseado, que resulta en la práctica el mejor método de valoración de la fertilización nitrogenada, del rendimiento, de la pluviometría y del tipo de suelo, circunstancias éstas últimas que condicionan en gran medida la mayor o menor cantidad de nitrógenoen forma NO-3 con la que se puede contar y/o lavar.

En condiciones medias, las aportaciones de nitrógeno se situarían entre 30- 40 kg/ha. En viñedos de elevados rendimientos  o en aquellos dedicados a la producción de uva de mesa, cabría multiplicar casi por dos el intervalo superior.

Con respecto a la aplicación de nitrógeno, elemento móvil y fácilmente lavado, resultaría una práctica adecuada realizar su aportación en solitario durante el periodo de primaveraverano (desborre-postcuajado), de forma fraccionada y superficialmente, utilizando en cada caso aquellos abonos nitrogenados más adecuados en función de sus características y fecha de aplicación.

Si el viticultor opta por la utilización conjunta de nitrógeno, fósforo y potasio, bien sea como mezcla de abonos simples o con abonos complejos, la aplicación debe retrasarse lo  más posible dentro del invierno.

Abonado con fósforo

Las moderadas necesidades que la vid tiene de fósforo, han hecho que su aporte se centre casi exclusivamente en sus exportaciones. En este sentido, podemos hablar de unos aportes
de 20-30 kg P2O5/ha, si bien será necesario considerar las frecuentes inmovilizaciones de este elemento en el suelo y los bajos coeficientes de utilización de abonos que aporta este  elemento, por lo que estas recomendaciones podrían ser incrementadas en porcentajes en torno al 25%, procurando adaptarse en la mejor medida posible a las formulaciones comerciales presentes en el mercado.

Además de la presencia de fósforo en diferentes abonos complejos y órgano-minerales, los abonos fosfatados simples más utilizados son los superfosfatos. Considerando la poca movilidad del fósforo y su baja solubilidad, conviene que la aplicación de abonos que incorporan fósforo se realice de forma temprana y localizada.

Abonado con potasio y magnesio

Teniendo en cuenta el marcado antagonismo entre potasio y magnesio, es aconsejable plantear simultáneamente el abonado de estos dos elementos. El diagnóstico peciolar a través de la relación K/Mg (2-8) y la consideración en el suelo de las relaciones K/CIC (2-4%) y K/Mg (0,3), se han convertido en herramientas útiles para dirigir su fertilización.

Como pauta general, podíamos hablar de un aporte de potasio equivalente a 60-100 kg  K2O/ha, según tipo de suelo (lavado; retrogradación), volumen de cosecha o riesgo de provocar deficiencias de magnesio.

En uva de mesa, estas cantidades pueden llegar a duplicarse. Por su parte, las referencias para el magnesio se situarían en los 15-30 kg MgO/ha, guardando aproximadamente una relación K:Mg de 3:1 para evitar desequilibrios entre ambos elementos.

La aplicación de potasio y magnesio responde criterios considerados para el fósforo. En el caso del potasio, los abonos simples más utilizados son cloruro potásico y sulfato potásico. Este último abono se recomienda en suelos salinos, poco profundos y sueltos, y en aportes masivos, tardíos y localizados.

El abono con magnesio más extendido es el sulfato magnésico. Tanto para un elemento como para otro, existen abonos complejos y una amplia gama de abonos que los contienen en su formulación y composición.

Microelementos

Los aportes al suelo de microelementos son escasos y se reducen casi exclusivamente a la aplicación de hierro en forma de quelatos. La aplicación foliar de sales solubles de dichos micronutrientes, es la opción más habitual para compensar su consumo o enmendar posibles desequilibrios. A modo de referencia, y teniendo en cuenta las consideraciones realizadas a lo largo de la exposición anterior, la tabla 26.4 recoge recomendaciones medias de abonado de mantenimiento en viñedo, en función al rendimiento.

Fertirrigación

Hasta fechas recientes, la condición de secano que ha caracterizado al viñedo español y las limitaciones legales sobre la utilización del riego, han limitado el uso de la fertirrigación. De cara al futuro, la fertirrigación alcanzará un importante protagonismo en el cultivo de la vid.
Basta con considerar las más de 300.000 ha de viñedo en regadío, actualmente existentes.

Enrique García-Escudero Domínguez
Doctor Ingeniero Agrónomo
Jefe del Servicio de Investigación y Desarrollo
Tecnológico Agroalimentario de la Rioja

Abonado en Girasol Colza y Soja

Abonado en Girasol Colza y Soja

ABONADO DEL GIRASOL

NECESIDADES NUTRICIONALES

Papel de los nutrientes y micronutrientes Conseguir un buen desarrollo del cultivo y una producción abundante de pipas con elevado contenido de aceite, a su vez de buena calidad, no es posible sin una buena alimentación mineral de la planta.

En el caso del girasol se puede destacar: El nitrógeno es necesario para un buen desarrollo vegetativo de la planta y es indispensable para la formación de las cabezuelas y el llenado de los aquenios. Sin embargo, el exceso de nitrógeno provoca un desarrollo excesivo de la vegetación (menor índice de cosecha) y retraso de la maduración.

El fósforo favorece el cuajado de los frutos y estimula su maduración.

El potasio, en equilibrio con el nitrógeno y el fósforo, favorece la actividad fotosintética influyendo notablemente en el rendimiento y en el contenido de grasa.

El azufre es un elemento esencial para la formación de la coenzima A, básica para la  formación de los triterpenos, ergosterol, lanosterol, cimosterol, etc. Por esta razón, las  plantas oleaginosas, medicinales, aromáticas, resinosas, laticíferas, etc., responden  particularmente bien a la presencia de azufre asimilable en el suelo (Urbano, 2002). Entre  los microelementos, el girasol es un cultivo exigente en boro, del que absorbe más de 400  g/ha (CETIOM, 2008a). Este elemento interviene en la biosíntesis de la lignina y de las sustancias pécticas. Necesidades y absorción de nutrientes a lo largo del ciclo del cultivo. Las cantidades absorbidas por el cultivo dependen de la presencia y dinámica de los nutrientes, en forma asimilable, en el suelo y del rendimiento de las cosechas. En el girasol, el producto comercial corresponde a pipas con el 9% de humedad (9º), 2% de impurezas y 44% de grasa. Las necesidades de nutrientes para formar las cosechas, incluidas los restantes órganos de la planta en suelos de fertilidad media (Urbano, 2006), son del siguiente orden expresadas en kg de nutriente por 1.000 kg de pipa comercial:

30-40 kg N; 15-20 kg P2O5; 30-40 kg K2O

Debido a la actuación de los restantes factores edafoclimáticos, no es posible establecer una relación unívoca entre absorción de los nutrientes y cosecha obtenida. Por esta razón, con las cifras anteriores se propone una horquilla para utilizar la cifra menor (mayor eficiencia de los nutrientes) en suelos fértiles y años de climatología favorable y la cifra mayor (peor eficiencia del nutriente), en suelos mediocres y difíciles condiciones climáticas. Entre ellas, se pueden interpolar condiciones intermedias.

Deficiencias nutritivas

Aparte de las generales comunes para todos los macronutrientes, quizás las deficiencias nutritivas más significativas para el girasol son las que se producen por falta de boro. La  carencia de este elemento produce deformaciones y presencia de manchas pardo rojizas en las hojas que llegan a necrosarse y aparición de grietas en los tallos que provocan, en casos severos, la caída de las cabezuelas. En casos menos severos, pueden producirse fallos en el  cuajado de los frutos que rellenan irregularmente las cabezuelas con descensos importantes de los rendimientos.

RECOMENDACIONES DE ABONADO

Aunque en España, el girasol se fertiliza muy poco e, incluso, en muchos secanos no recibe ninguna fertilización, confiando en que su profundo sistema radicular capture buena parte  del nitrógeno residual de los fertilizantes aportados a cultivos anteriores (generalmente  cereal), es una planta que agradece el aporte de fertilizantes, respondiendo con buenos incrementos de cosecha, siempre que la humedad del suelo no actúe como factor limitante del rendimiento.

Cálculo de la dosis

Para el cálculo de la dosis deberá tenerse en cuenta el balance de cada uno de los nutrientes (entradas y salidas).

La diferencia entre las salidas y las entradas de nutrientes debe compensarse con los fertilizantes. Si se utilizan fertilizantes orgánicos en la rotación, habrá que restar el contenido de nutrientes que estos lleven, teniendo en cuenta el tiempo necesario para la mineralización del nitrógeno del fertilizante orgánico. Es frecuente, en agricultura de conservación y en agricultura integrada, recomendar dosis de abonado mediante formulaciones simplificadas que tienen en cuenta las partidas más importantes del balance (generalmente las exportaciones netas de la cosecha) y los aportes con los fertilizantes (minerales y orgánicos). Se trata de formulaciones aproximadas que se recomienda ajustar durante el desarrollo del cultivo, de acuerdo con la marcha de la climatología y su repercusión sobre la actividad biológica del suelo.

Épocas y momentos de aplicación

Para mejorar su eficiencia y reducir riesgos medioambientales, no conviene aplicar todo el nitrógeno en una sola vez, por lo que es recomendable, con fertilizantes convencionales,  aportar en presiembra una cantidad que suele variar entre el 30% y el 50% del nitrógeno  necesario, e incorporar el resto en cobertera. En cambio, puede aportarse todo el fósforo y el potasio en presiembra, con lo que, si se actúa así, las coberteras se harían sólo con nitrógeno. La dosis de presiembra puede aplicarse en el momento de la siembra si se utiliza una máquina sembradora-abonadora o una sembradora para siembra directa que también aporte el abono. Las coberteras pueden reducirse a una sola aplicación en los casos de bajos rendimientos o hacer dos aplicaciones para rendimientos más elevados. En estas situaciones, no conviene hacer aportes tardíos en cobertera para no retrasar la maduración de los aquenios. La primera cobertera se realizará en el estado de cinco pares de hojas (estado B10) y la segunda, en el caso en que se haga este segundo aporte, al inicio de la floración (estado F1: el botón floral se inclina y las flores liguladas son perpendiculares a la masa central del capítulo (CETIOM, 2008)).

Forma en que se aportan los elementos nutritivos (mineral/orgánica)
Si se aportan fertilizantes orgánicos (estiércoles, purines, RSU, lodos de depuradora, etc.) en algún momento de la rotación de cultivos, se restarán de las necesidades señaladas en la tabla 21.3.

los nutrientes que presumiblemente vayan a liberarse en el suelo durante los meses de cultivo del girasol, para lo que será necesario conocer la composición del fertilizante orgánico y el tiempo previsto para su mineralización. Si no se utilizan fertilizantes orgánicos, se aportarán las necesidades establecidas en la tabla 21.3 mediante fertilizantes minerales, simples o compuestos. En el caso del girasol, puede ser una buena norma aplicar en presiembra un complejo NPK, de equilibrio acorde con las necesidades, y con boro en  caso de carencia de este elemento, y en cobertera un fertilizante nitrogenado simple. Para este último, puede recomendarse urea, para uso general, nitrosulfato amónico para suelos calizos, salitrosos o deficientes en azufre, y en el caso de suelos neutros o ácidos, nitrato amónico cálcico.

Programas de fertilización

De acuerdo con las consideraciones anteriores, se proponen en la tabla 21.3, a modo  orientativo, diferentes programas de abonado mineral:

ABONADO DE LA COLZA

Como se observa en la tabla 21.1, la superficie de este cultivo en España ha ido descendiendo drásticamente hasta ocupar poco más de 5.000 ha en el año 2006 y, aunque hubo un repunte importante en el año 2007 por su utilización para la producción de biodiesel, de nuevo en el año 2008 ha habido una notable disminución de la superficie cultivada. Refiriéndonos al año 2007, el 73,7% se cultivó en secano y el 26,3%, en regadío. En relación con la superficie nacional cultivada en secano, destaca el cultivo en Castilla y León (28,9%), Cataluña (24,9%), Andalucía (16,2%), Castilla-La Mancha (13,7%) y Aragón (10,6%). Los rendimientos del secano en el año 2007 fueron de 1.498 kg/ha (medio) y 2.480 kg/ha (máximo), mientras que los del regadío alcanzaron los 2.482 kg/ha (medio) y 4.600 kg/ha (máximo). Las necesidades de nutrientes para formar las cosechas, incluidos los restantes órganos de la planta en suelos de fertilidad media (Urbano, 2006) son del siguiente orden, expresadas en kg de nutriente por 1.000 kg de grano comercial:

40-50 kg N; 25-30 kg P2O5; 35-40 kg K2O

PROGRAMAS DE FERTILIZACIÓN

Se proponen en la tabla 21.4, a modo orientativo, diferentes programas de abonado mineral, teniendo en cuenta que por su siembra otoñal, se está recomendando hacer las presiembras con poco nitrógeno.

ABONADO DE LA SOJA

La superficie de este cultivo en España (tabla 21.1) ha sido siempre muy pequeña.  Refiriéndonos al año 2007, no llegó a 350 ha, cultivándose el 95,3% en regadío y solamente el 4,7%, en secano. El cultivo en regadío se desarrolló principalmente en Extremadura (60,8%), Andalucía (17,5%), y Castilla y León (15%). Los rendimientos del regadío en el año 2007 fueron 2.738 kg/ha (medio) y 3.500 kg/ha (máximo). Los del secano fueron 1.400 kg/ha (medio) y 1.500 kg/ha (máximo). Las necesidades de nutrientes para formar las cosechas, incluidos los restantes órganos de la planta en suelos de fertilidad media (Urbano,
2006), son del siguiente orden, expresadas en kg de nutriente por 1.000 kg de grano comercial:

60-70 kg N; 16-20 kg P2O5; 30-40 kg K2O

Es necesario tener cuidado con los aportes de nitrógeno para favorecer la nitrofijación simbiótica con Rhizobium japonicum. Para ello, se aportará una pequeña cantidad de nitrógeno en presiembra y solamente si se observa falta de nódulos en las raíces, se ayudará con nitrógeno en cobertera.

PROGRAMAS DE FERTILIZACIÓN

Se proponen en la tabla 21.5, a modo orientativo, diferentes programas de abonado mineral.

Pedro Urbano Terrón Doctor Ingeniero Agrónomo
Catedrático de Producción Vegetal
Fitotecnia
ETSIA. Universidad Politécnica de Madrid

Abonado en frutales de hueso y pepita

Abonado en frutales de hueso y pepita

José Luis Espada Carbó
Ingeniero Técnico Agrícola
Centro de Transferencia Agroalimentaria
Departamento de Agricultura y Alimentación
Gobierno de Aragón

ITINERARIO DE LA FERTILIZACIÓN

Para establecer un plan de fertilización, en primer lugar necesitamos conocer las  necesidades de los árboles, luego las de la plantación y finalmente, con los datos anteriores más los correspondientes al suelo y al agua de riego, estaremos en condiciones de calcular las necesidades totales de fertilizantes, que conforman el plan de fertilización.

• Necesidades de los árboles: las necesidades de los árboles son la suma de las exportaciones netas del cultivo (frutos), más las exportaciones de las hojas y madera de poda, y las cantidades inmovilizadas en los órganos de reserva de los árboles.
• Necesidades de la plantación: corresponden a la suma de las necesidades de los árboles, las de la hierba de cobertura de la parcela y las correspondientes a las pérdidas de algunos elementos por lixiviación, volatilización, reorganización, desnitrificación y fijación por el suelo.
• Necesidades totales de fertilizantes (Plan de fertilización): serán la suma de necesidades
de la plantación, menos las aportaciones del suelo y del agua de riego.

NECESIDADES DE FERTILIZANTES

Para facilitar el cálculo de las necesidades, realizamos en primer lugar las correspondientes al fósforo y potasio, efectuando en último lugar las del nitrógeno.

Fósforo y Potasio

• Fase de pre-plantación. En suelos con niveles de fósforo y potasio bajos, se deberán aportar como máximo, en la preparación del suelo y antes de plantar, las siguientes cantidades:
– 50 kg P2O5/ha.
– 350 kg K2O/ha.

• Fase de árboles en formación. Las aportaciones máximas que se deben aplicar en esta fase son:
– Año 1º: 10 kg P2O5/ha y 20 kg K2O/ha.
– Año 2º: 15 kg P2O5/ha y 40 kg K2O/ha.

En caso de que se prolongue la fase de formación de los árboles, las dosis del año segundo no deben ser superadas.

• Fase de árboles en producción. El abonado de los árboles en esta fase debe ser definido sobre la base de los valores indicados en la tabla 25.4.

En cualquier caso, las cantidades anuales aportadas al cultivo de estos nutrientes no deben sobrepasar los límites que se indican en la tabla 25.5.

Ejemplo:
Calcular las necesidades de fósforo y potasio para fertilizar una hectárea de melocotoneros adultos con 25.000 kg/ha de producción. El suelo del cultivo es franco y tiene un contenido medio en fósforo y potasio.
Solución:
• Exportaciones de los árboles adultos (tabla 25.4):
– 25 x 1,71 = 42,7 kg P2O5/ha
– 25 x 3,84 = 96,0 kg K2O/ha
• Como los resultados del análisis de suelo indican que los niveles de ambos elementos son medios (tabla 25.5), solo consideramos las exportaciones anteriormente reseñadas como necesidades de fósforo y potasio.

Nitrógeno

El cálculo de la cantidad de nitrógeno (N) que se debe aportar al suelo se obtiene de la realización de un balance entre las cantidades exportadas por el cultivo, más la hierba de cobertura del suelo y las aportadas por el suelo y el agua de riego.

Exportaciones o salidas de nitrógeno
• Necesidades de árboles jóvenes. En árboles en periodo de formación las exportaciones son las que figuran en la tabla 25.6.

Necesidades de árboles adultos.

Las exportaciones  netas, expresadas en kg N/t de fruto producido, engloban las necesidades para la producción de frutos y el crecimiento de hojas, ramas, tronco y raíces (tabla 25.7).

• Necesidades de la hierba de cobertura del suelo (pradera). Los dos primeros años de  establecimiento de la cubierta hay que incorporar anualmente al suelo las siguientes cantidades de nitrógeno:

– Pradera polífita (<10% leguminosas): 45 kg N/ha.
– Pradera polífita (10-20% leguminosas): 35 kg N/ha.
– Pradera polífita (>20% leguminosas): 25 kg N/ha.

A partir del 2º año, en la mayor parte de las coberturas con especies propias de la parcela, las exportaciones netas oscilan entre 30-35 kg N/ha y año.

Aportaciones o entradas de nitrógeno

• Aportaciones del suelo. La mineralización del nitrógeno orgánico del suelo (incluyendo residuos vegetales y abonos orgánicos) depende para una determinada plantación, principalmente, de los residuos del cultivo (madera de poda, hojas) y de la textura del suelo.

• Aportaciones de nitrógeno por el agua de riego.
Las aportaciones dependen del contenido de nitrógeno en el agua utilizada a lo largo del periodo de riego del cultivo.

 Actualmente hay medidores portátiles, relativamente económicos, que permiten  determinar fácilmente el contenido de nitratos en el agua de riego.

Ejemplo de cálculo de necesidades de nitrógeno del cultivo:
Calcular las necesidades de nitrógeno por hectárea, para una plantación de melocotoneros de 8 años de edad, cultivados en un suelo franco con un 1,5% de materia orgánica.
El suelo, desde hace 4 años, se mantiene desnudo en la zona sombreada por las copas y con hierba que se tritura en el centro de las calles. La producción prevista es de 25.000 kg/ha y los consumos de agua de riego, con un contenido medio de nitratos de 5 mg/l, se estiman en 6.000 m3/ha y año.

Solución:

A – Salidas de Nitrógeno  (kg N/ha)
– Extracciones de los árboles (tabla 25.7): 25 x 3,48  87,0
– Extracción de la hierba para cobertura del suelo 35,0
– Total salidas 122,0
B – Entradas de Nitrógeno  (kg N/ha):
– Aportación MO del suelo (tabla 3.1) 33,0
– Aportación agua de riego (tabla 2.1)  6,8
– Total entradas 39,8
C Balance (A – B):  82,2 kg N/ha.

Necesidades totales de fertilizantes por especies

En la tabla 25.8 se indica el abonado medio recomendado para las distintas especies de fruta dulce y el almendro, calculado en condiciones iguales a las del melocotonero de los ejemplos anteriores.

25_8

ÉPOCAS PARA APLICAR LOS FERTILIZANTES

En lo que concierne al nitrógeno, se ha establecido un consenso en los siguientes puntos:
• Las necesidades cruciales para la floración son cuantitativamente modestas, y pueden  mayoritariamente ser cubiertas por las reservas del árbol (ciclo interno del nitrógeno).
• A partir de la fase floración-cuajado, las necesidades crecen regularmente con y para el desarrollo de brotes y frutos.
• Después de la parada del crecimiento significativo de brotes (mediados de julio-final) las necesidades se estacionan y bajan después de la recolección.
• Al final de la estación vegetativa y notablemente después de la recolección, las necesidades de nitrógeno almacenadas bajo forma orgánica en los órganos de reserva del árbol (raíz, tronco, ramas), se deben satisfacer por las razones expresadas en el primer punto.

En la tabla 25.9 se especifica la distribución de las necesidades totales de nutrientes del cultivo en cada fase o período de desarrollo.

25_9

En riego localizado, la aplicación conjunta del agua de riego y los nutrientes (fertirrigación), permite fraccionar la cantidad total de nutrientes en 150-200 aportaciones durante la campaña.

PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN

Una vez que se conocen mejor las cantidades y el calendario de las aportaciones de nutrientes, hace falta saber en qué lugar conviene aplicarlos, bajo qué forma y con qué tipo de fertilizantes.
En plantaciones jóvenes, la hierba de cobertura tiene necesidades importantes, mientras que en los árboles son menores. La localización de distintas dosis de abonos en bandas específicas, es entonces muy eficaz. En el caso de riegos localizados, es posible aplicar periódicamente los abonos a través del agua de riego, lo que permite posicionarlos mejor a lo largo de toda la zona del suelo explorada por las raíces.

Los tipos de abonos con los que se aportan los nutrientes deben estar en función del equipo de distribución, tipo de riego y del clima. Especiales precauciones deben tenerse en cuenta en la utilización de los fertilizantes nitrogenados, para evitar al máximo las posibles pérdidas que pudieran ocasionarse.

VIGILANCIA DEL ESTADO NUTRICIONAL DE LOS ÁRBOLES

Durante la vida de la plantación es deseable evaluar periódicamente los niveles de elementos minerales en el suelo y en el árbol. La regularidad del control facilita la puesta al día de tendencias. Éstas, muestran al fruticultor el efecto en el tiempo de las prácticas  culturales, más allá de la simple acción de regar o fertilizar.

Análisis de suelo
Se realizará por un laboratorio especializado sobre una muestra representativa de la parcela.
La periodicidad y los componentes a determinar serán:
• Cada 3-5 años: textura, capacidad de intercambio catiónico (CIC), pH, materia orgánica,
carbonato cálcico.
• Cada año: conductividad, nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio.

Análisis de material vegetal (hojas)
Para las distintas especies de frutales, se utiliza el análisis mineral de hojas como elemento de diagnóstico y control. Para obtener referencias fiables de un año para otro, tanto el tipo de ramo, hoja y su situación, el número de árboles muestreados y la fecha de toma de muestras, deben ser escrupulosamente respetados (tabla 25.10).

Como este tipo de análisis hay que realizarlo en una fase avanzada del crecimiento de ramos y frutos, los resultados únicamente son aplicables para corrección de las aportaciones finales y del abonado global del año siguiente.
En función de los resultados de los análisis de muestras de hojas, y para aplicar las oportunas correcciones sobre las cantidades de cada elemento mineral aportado el año anterior, se pueden utilizar como referencia los niveles adecuados de elementos minerales en hoja que para las distintas especies figuran en la tabla 25.11.

No obstante, lo ideal sería disponer de tablas específicas para las distintas variedades de cada área de producción y utilizar algún método que permita calcular, de forma sencilla, las correcciones de nutrientes que debemos aportar en el siguiente plan de fertilización.

Para descargarse la guía completa

http://www.magrama.gob.es/es/agricultura/publicaciones/02_FERTILIZACI%C3%93N(BAJA)_tcm7-207770.pdf