Abonado en frutales de hueso y pepita
José Luis Espada CarbóIngeniero Técnico Agrícola
Centro de Transferencia Agroalimentaria
Departamento de Agricultura y Alimentación
Gobierno de Aragón
ITINERARIO DE LA FERTILIZACIÓN
Para establecer un plan de fertilización, en primer lugar necesitamos conocer las necesidades de los árboles, luego las de la plantación y finalmente, con los datos anteriores más los correspondientes al suelo y al agua de riego, estaremos en condiciones de calcular las necesidades totales de fertilizantes, que conforman el plan de fertilización.
• Necesidades de los árboles: las necesidades de los árboles son la suma de las exportaciones netas del cultivo (frutos), más las exportaciones de las hojas y madera de poda, y las cantidades inmovilizadas en los órganos de reserva de los árboles.
• Necesidades de la plantación: corresponden a la suma de las necesidades de los árboles, las de la hierba de cobertura de la parcela y las correspondientes a las pérdidas de algunos elementos por lixiviación, volatilización, reorganización, desnitrificación y fijación por el suelo.
• Necesidades totales de fertilizantes (Plan de fertilización): serán la suma de necesidades
de la plantación, menos las aportaciones del suelo y del agua de riego.
NECESIDADES DE FERTILIZANTES
Para facilitar el cálculo de las necesidades, realizamos en primer lugar las correspondientes al fósforo y potasio, efectuando en último lugar las del nitrógeno.
Fósforo y Potasio
• Fase de pre-plantación. En suelos con niveles de fósforo y potasio bajos, se deberán aportar como máximo, en la preparación del suelo y antes de plantar, las siguientes cantidades:
– 50 kg P2O5/ha.
– 350 kg K2O/ha.
• Fase de árboles en formación. Las aportaciones máximas que se deben aplicar en esta fase son:
– Año 1º: 10 kg P2O5/ha y 20 kg K2O/ha.
– Año 2º: 15 kg P2O5/ha y 40 kg K2O/ha.
En caso de que se prolongue la fase de formación de los árboles, las dosis del año segundo no deben ser superadas.
• Fase de árboles en producción. El abonado de los árboles en esta fase debe ser definido sobre la base de los valores indicados en la tabla 25.4.
En cualquier caso, las cantidades anuales aportadas al cultivo de estos nutrientes no deben sobrepasar los límites que se indican en la tabla 25.5.
Ejemplo:
Calcular las necesidades de fósforo y potasio para fertilizar una hectárea de melocotoneros adultos con 25.000 kg/ha de producción. El suelo del cultivo es franco y tiene un contenido medio en fósforo y potasio.
Solución:
• Exportaciones de los árboles adultos (tabla 25.4):
– 25 x 1,71 = 42,7 kg P2O5/ha
– 25 x 3,84 = 96,0 kg K2O/ha
• Como los resultados del análisis de suelo indican que los niveles de ambos elementos son medios (tabla 25.5), solo consideramos las exportaciones anteriormente reseñadas como necesidades de fósforo y potasio.
Nitrógeno
El cálculo de la cantidad de nitrógeno (N) que se debe aportar al suelo se obtiene de la realización de un balance entre las cantidades exportadas por el cultivo, más la hierba de cobertura del suelo y las aportadas por el suelo y el agua de riego.
Exportaciones o salidas de nitrógeno
• Necesidades de árboles jóvenes. En árboles en periodo de formación las exportaciones son las que figuran en la tabla 25.6.
Necesidades de árboles adultos.
Las exportaciones netas, expresadas en kg N/t de fruto producido, engloban las necesidades para la producción de frutos y el crecimiento de hojas, ramas, tronco y raíces (tabla 25.7).
• Necesidades de la hierba de cobertura del suelo (pradera). Los dos primeros años de establecimiento de la cubierta hay que incorporar anualmente al suelo las siguientes cantidades de nitrógeno:
– Pradera polífita (<10% leguminosas): 45 kg N/ha.
– Pradera polífita (10-20% leguminosas): 35 kg N/ha.
– Pradera polífita (>20% leguminosas): 25 kg N/ha.
A partir del 2º año, en la mayor parte de las coberturas con especies propias de la parcela, las exportaciones netas oscilan entre 30-35 kg N/ha y año.
Aportaciones o entradas de nitrógeno
• Aportaciones del suelo. La mineralización del nitrógeno orgánico del suelo (incluyendo residuos vegetales y abonos orgánicos) depende para una determinada plantación, principalmente, de los residuos del cultivo (madera de poda, hojas) y de la textura del suelo.
• Aportaciones de nitrógeno por el agua de riego.
Las aportaciones dependen del contenido de nitrógeno en el agua utilizada a lo largo del periodo de riego del cultivo.
Actualmente hay medidores portátiles, relativamente económicos, que permiten determinar fácilmente el contenido de nitratos en el agua de riego.
Ejemplo de cálculo de necesidades de nitrógeno del cultivo:
Calcular las necesidades de nitrógeno por hectárea, para una plantación de melocotoneros de 8 años de edad, cultivados en un suelo franco con un 1,5% de materia orgánica.
El suelo, desde hace 4 años, se mantiene desnudo en la zona sombreada por las copas y con hierba que se tritura en el centro de las calles. La producción prevista es de 25.000 kg/ha y los consumos de agua de riego, con un contenido medio de nitratos de 5 mg/l, se estiman en 6.000 m3/ha y año.
Solución:
A – Salidas de Nitrógeno | (kg N/ha) |
– Extracciones de los árboles (tabla 25.7): 25 x 3,48 | 87,0 |
– Extracción de la hierba para cobertura del suelo | 35,0 |
– Total salidas | 122,0 |
B – Entradas de Nitrógeno | (kg N/ha): |
– Aportación MO del suelo (tabla 3.1) | 33,0 |
– Aportación agua de riego (tabla 2.1) | 6,8 |
– Total entradas | 39,8 |
C Balance (A – B): | 82,2 kg N/ha. |
Necesidades totales de fertilizantes por especies
En la tabla 25.8 se indica el abonado medio recomendado para las distintas especies de fruta dulce y el almendro, calculado en condiciones iguales a las del melocotonero de los ejemplos anteriores.
ÉPOCAS PARA APLICAR LOS FERTILIZANTES
En lo que concierne al nitrógeno, se ha establecido un consenso en los siguientes puntos:
• Las necesidades cruciales para la floración son cuantitativamente modestas, y pueden mayoritariamente ser cubiertas por las reservas del árbol (ciclo interno del nitrógeno).
• A partir de la fase floración-cuajado, las necesidades crecen regularmente con y para el desarrollo de brotes y frutos.
• Después de la parada del crecimiento significativo de brotes (mediados de julio-final) las necesidades se estacionan y bajan después de la recolección.
• Al final de la estación vegetativa y notablemente después de la recolección, las necesidades de nitrógeno almacenadas bajo forma orgánica en los órganos de reserva del árbol (raíz, tronco, ramas), se deben satisfacer por las razones expresadas en el primer punto.
En la tabla 25.9 se especifica la distribución de las necesidades totales de nutrientes del cultivo en cada fase o período de desarrollo.
En riego localizado, la aplicación conjunta del agua de riego y los nutrientes (fertirrigación), permite fraccionar la cantidad total de nutrientes en 150-200 aportaciones durante la campaña.
PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN
Una vez que se conocen mejor las cantidades y el calendario de las aportaciones de nutrientes, hace falta saber en qué lugar conviene aplicarlos, bajo qué forma y con qué tipo de fertilizantes.
En plantaciones jóvenes, la hierba de cobertura tiene necesidades importantes, mientras que en los árboles son menores. La localización de distintas dosis de abonos en bandas específicas, es entonces muy eficaz. En el caso de riegos localizados, es posible aplicar periódicamente los abonos a través del agua de riego, lo que permite posicionarlos mejor a lo largo de toda la zona del suelo explorada por las raíces.
Los tipos de abonos con los que se aportan los nutrientes deben estar en función del equipo de distribución, tipo de riego y del clima. Especiales precauciones deben tenerse en cuenta en la utilización de los fertilizantes nitrogenados, para evitar al máximo las posibles pérdidas que pudieran ocasionarse.
VIGILANCIA DEL ESTADO NUTRICIONAL DE LOS ÁRBOLES
Durante la vida de la plantación es deseable evaluar periódicamente los niveles de elementos minerales en el suelo y en el árbol. La regularidad del control facilita la puesta al día de tendencias. Éstas, muestran al fruticultor el efecto en el tiempo de las prácticas culturales, más allá de la simple acción de regar o fertilizar.
Análisis de suelo
Se realizará por un laboratorio especializado sobre una muestra representativa de la parcela.
La periodicidad y los componentes a determinar serán:
• Cada 3-5 años: textura, capacidad de intercambio catiónico (CIC), pH, materia orgánica,
carbonato cálcico.
• Cada año: conductividad, nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio.
Análisis de material vegetal (hojas)
Para las distintas especies de frutales, se utiliza el análisis mineral de hojas como elemento de diagnóstico y control. Para obtener referencias fiables de un año para otro, tanto el tipo de ramo, hoja y su situación, el número de árboles muestreados y la fecha de toma de muestras, deben ser escrupulosamente respetados (tabla 25.10).
Como este tipo de análisis hay que realizarlo en una fase avanzada del crecimiento de ramos y frutos, los resultados únicamente son aplicables para corrección de las aportaciones finales y del abonado global del año siguiente.
En función de los resultados de los análisis de muestras de hojas, y para aplicar las oportunas correcciones sobre las cantidades de cada elemento mineral aportado el año anterior, se pueden utilizar como referencia los niveles adecuados de elementos minerales en hoja que para las distintas especies figuran en la tabla 25.11.
No obstante, lo ideal sería disponer de tablas específicas para las distintas variedades de cada área de producción y utilizar algún método que permita calcular, de forma sencilla, las correcciones de nutrientes que debemos aportar en el siguiente plan de fertilización.
Para descargarse la guía completa
http://www.magrama.gob.es/es/agricultura/publicaciones/02_FERTILIZACI%C3%93N(BAJA)_tcm7-207770.pdf