Zabrus tenebrioides
El Zabro es una plaga que, aunque conocida desde hace muchos años, sólo se tiene constancia de fuertes daños en nuestra Comunidad desde principios de 1980, siendo endémica su presencia en los páramos del Cerrato que confluyen en las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid.
El Zabrus tenebrioides es un pequeño coleóptero que se alimenta de material vegetal de trigo y cebada. En estado adulto adquiere coloración negra y forma alargada-convexa, llegando a alcanzar los 20 mm de longitud. La larva en su estado final es blancuzca, con segmentos del tórax de color castaño, la cabeza y las patas castaño claro y un tamaño de unos 30 mm.
- El adulto, de color negro mate o pardo oscuro, mide de 1 a 1,5 cm y tiene los élitros surcados por estrías longitudinales.
- La larva alcanza 3 cm al final de su desarrollo; su color es blanquecino verdoso y tiene la cabeza y el tórax de color rojizo
Causa daños principalmente en trigo y cebada y no suele hacerlo en superficies extensas, sino en rodales limitados. Pasa el invierno en estado de larva al nacer se dispersan y excavan galerías subterráneas, que abren al exterior por un agujero rodeado de tierra, por el cual salen por las noches para alimentarse de las hojas de cereales.
CICLO:
Presenta una sola generación al año, con tres estados larvarios que se desarrollan desde otoño a primavera, donde alcanza su máximo desarrollo y voracidad (15-20 de mayo).
La forma invernante es la larva, que pasa el invierno inactiva en el suelo. En primavera sale al exterior y se alimenta de las hojas del cereal durante la noche, mientras que de día se mantiene oculta en el suelo en una galería estrecha y profunda de 10 a 30 cm.
Hacia el mes de mayo se transforma en pupa y su metamorfosis se prolonga durante 18-20 días, según la temperatura, emergiendo los adultos en el mes de junio.
Adulto y larva de Zabrus tenebrioides Los adultos permanecen ocultos bajo los terrones durante el día y activos durante la noche, trepando por las plantas y alimentándose de flores y granos.
Realizan la puesta agrupada desde el mes de junio hasta finales de otoño, en una pequeña galería, generalmente en el suelo o debajo de montones en parcelas sembradas, rebrotes de cereal y en las lindes de las parcelas. La fecundidad es de 80 a 100 huevos y el periodo de incubación de 2 a 3 semanas. La larva, al nacer, se dispersa y excava galerías subterráneas donde pasará el invierno.
CONDICIONES PARA SU DESARROLLO:
La incidencia de esta plaga está íntimamente ligada a las condiciones de humedad y temperatura. Los otoños suaves y con una buena humedad favorecen eclosiones tempranas, lo que ocasiona graves daños ya que el cereal tiene entre 1 y 3 hojas. El frío y las heladas continuadas, o el tiempo muy seco impiden una proliferación excesiva de la plaga.
El tipo de suelo también tiene su importancia, ya que depende directamente la facilidad para hacer galerías y que se mantengan cierto tiempo. Por ello en suelos más arcillosos el daño suele ser más acusado que en tierras más flojas.
SÍNTOMAS:
El Zabro ataca a los cultivos de trigo, cebada y centeno (raramente a la avena).
Los daños causados por las larvas son los que revisten mayor importancia económica.
La larva roe el parénquima foliar y deja las nervaduras, dando a la hoja un aspecto deshilachado muy característico.
Para tener alimento durante la inactividad diurna introduce el extremo de la hoja en la galería, asemejándose la hoja a un manojo de hilos.
Los efectos de estos daños se manifiestan por los claros o calveros de las parcelas, que se extienden como mancha de aceite. Suelen comenzar desde parcelas colindantes, lindes o caminos próximos, ya que el agricultor ha eliminado gran parte de las larvas en las labores de preparación del terreno para la siembra y el ataque procede de larvas migradoras desde parcelas con otoñada y rebrotes tiernos de terrenos sin cultivar.
El período más crítico del cereal comprende desde la nascencia hasta el estado de tres hojas.
Muchas veces el agricultor no sabe a qué se deben estos fallos en sus parcelas, atribuyéndolos a heladas o a faltas en la nascencia. Sin embargo, si observa bien el suelo puede comprobar los síntomas externos antes descritos, encontrar hojas tiernas cortadas y larvas si cava el terreno.
Los ataques de este insecto dependen fundamentalmente de la humedad y la temperatura. Si se producen lluvias abundantes y temperaturas suaves en los meses de otoño (abundante otoñada) las jóvenes larvas encuentran alimento suficiente para poder iniciar con fuerza su actividad, realizar la galería y protegerse de las heladas (profundizan la galería a medida que la temperatura desciende).
Si el invierno es de climatología benigna son de prever fuertes ataques que pueden llegar a destruir grandes superficies. Por el contrario, con otoños secos y fuertes heladas invernales los ataques son menos intensos.
Ante esta situación y en las zonas donde se hayan observado daños, el agricultor debe vigilar sus parcelas desde el principio del otoño.
El ataque de las hojas es muy característico, las hojas aparecen deshilachadas y aparecen como dobladas o acogolladas, por tener las puntas introducidas en las galerías.
La presencia de unos pequeños montoncitos de tierra alrededor de unos orificios de salida, junto al tallo del cereal, por donde introducen la punta de la hoja. Se alimentan de las hojas pero sin tocar los nervios, por lo que después del ataque, tienen un aspecto deshilachado. En ocasiones roen el tallo a ras de suelo, sobre todo en plantas muy jóvenes.
En ataques muy severos se observan grandes rodales sin apenas plantas. Aunque a veces estos daños vienen enmascarados por la presencia de avena o ballueca , ya que esta mala hierba no es devorada por el Zabrus, por lo que después de tratar con avenicidas, aparece el rodal sin cereal.
Medios de lucha:
Lucha preventiva
- No cultivar trigo o cebada dos años seguidos en las parcelas que hayan sido atacadas.
- En las parcelas que han sufrido daños durante la campaña y en las colindantes donde se piense de nuevo cultivar trigo ó cebada, hay que eliminar durante el verano la paja y ricio.
- Retrasar la fecha de siembra, a finales de noviembre y principios de diciembre.
- Alzar el rastrojo inmediatamente después de la siega
- Rotación de cultivos: no sembrar cereal dos años consecutivos en parcelas con ataque, así se reduce la población larvaria por falta de alimento.
Lucha directa:
En zonas afectadas esporádicamente, el tratamiento puede realizarse a plaga detectada, una vez emergido el cereal y constatada la presencia del insecto, para evitar daños al cultivo en los momentos de máxima sensibilidad.
Determinar si el ataque es generalizado en toda la parcela o bien se limita a determinados rodales, en cuyo caso el tratamiento se dirigirá exclusivamente a las zonas afectadas.
Umbrales de tratamiento orientativos:
- A) Parcelas con daño disperso, hasta 3 hojas del cereal. Plantas afectadas por m2= 10-15 en cebadas y 8-10 en trigos
- B) Parcelas con rodales o daños continuados en dos líneas: Tratamiento inmediato
- C) Parcelas con daños dispersos. Cereal en inicio ó pleno ahijamiento. Plantas afectadas por m2: más de 30 plantas
La aplicación insecticida debe realizarse al amanecer o al atardecer, puesto que las larvas no son activas en las horas diurnas “a plena luz”.
Los productos autorizados son formulaciones autorizadas en el cultivo, con la materia activa denominada clorpirifos.
CONTROL:
Se pueden tomar unas medidas preventivas que en ocasiones pueden llegar a funcionar, como puede ser la eliminación de los ricios de verano e inicios de otoño o la aplicación de insecticidas granulados al suelo (clorpirifos). Una buena rotación de cultivos, por ejemplo con guisantes, permite reducir la incidencia de la plaga en años posteriores sobre todo en parcelas muy afectadas.
Una vez nacido el cereal, si se detecta la plaga, lo más conveniente sería realizar tratamientos insecticidas localizados en los rodales afectados, y si el daño está extendido, tratar toda la parcela.
El momento de realizar los tratamientos sería al amanecer o atardecer, siempre que no haya heladas, ya que es el periodo de máxima actividad de la plaga.