Ciclo de postasio en el suelo

Ciclo de postasio en el suelo

El potasio se encuentra en el suelo en distintos silicatos que forman parte de las rocas de origen magmático tales como micas, feldespatos, etc. También se combina con la materia orgánica, aunque por su escasa transformación en formas minerales es poco importante.

Además existen formas iónicas libres en la solución del suelo, adsorbidas en el complejo de cambio y fijadas en determinadas arcillas.

Agronómicamente, podemos clasificar las formas de potasio en los siguientes tipos:

  • en la solución del suelo, lo que significa que es directamente asimilable;
  • cambiable, es decir, fijado en la superficie de las arcillas y en el complejo arcillo-húmico, interviniendo en el intercambio catiónico con la solución del suelo;
  • interlaminar, situado entre las láminas de arcilla muy difícilmente disponible para las plantas y;
  • la fracción mineral, no utilizable por las plantas y liberado muy lentamente por meteorización y por la acción de determinadas bacterias (Figura 11.1).

TRANSFORMACIONES DEL POTASIO EN EL SUELO

Las formas iónicas del potasio, disueltas en la solución del suelo, se encuentran en equilibrio con el resto de fracciones en las que está presente.

La evolución del potasio en la solución del suelo está representada en la figura 11.2.

NECESIDADES DE POTASIO DE LOS CULTIVOS

Debido a su baja carga y pequeño radio iónico, el potasio es fácilmente absorbido por las raíces sobre todo por difusión, pudiendo incluso absorberse cantidades superiores a las necesarias sin que por ello se produzcan efectos negativos.

La cantidad de potasio y los momentos claves de necesidad en este elemento dependen, al igual que los del resto de nutrientes, del cultivo, de la producción esperada, de la climatología, de las características químicas y físicas del suelo, del sistema radicular, etc. Las necesidades de los cultivos se determinan de manera empírica y a través de análisis foliares. Las necesidades en potasio de los principales cultivos de España, se indicarán en los capítulos dedicados al abonado de cada uno de ellos.

FERTILIZACIÓN POTÁSICA

Una vez determinadas las características físicas y muy especialmente el tipo de arcillas del suelo, así como las propiedades químicas, en particular el contenido en potasio cambiable, el
calcio activo y el magnesio de cambio, y en función del potasio extraído por las cosechas y los restos de las mismas, se calculan las cantidades de potasio a añadir a través de la fertilización.

La movilidad de este elemento aconseja que, sobre todo en sistemas de regadío, se consideren las pérdidas por lavado. Además, los ritmos de absorción de potasio por los cultivos son muy diferentes según los distintos sistemas de laboreo, convencional o mínimo.
Además de cuantificar el contenido de potasio cambiable en el suelo, para calcular la fertilización potásica hay que considerar los factores que van a determinar la disponibilidad de este elemento para los cultivos:

Textura del suelo y tipo de arcillas: en suelos arenosos, con menor poder de retención de agua, a igual contenido en potasio asimilable, mayor concentración en la solución del suelo.
Cuanto mayor es el contenido en arcilla, mayor es su capacidad de fijación de iones potasio,
en la superficie e interlaminarmente.

Relación entre los cationes de cambio: además de los contenidos absolutos en potasio, debe de analizarse la relación y contenido del resto de cationes: Ca, Mg y Na.
Un exceso en Ca cambiable interfiere en la asimilación de Mg y K y, un exceso de Mg puede inducir carencias de K. La fertilización potásica debe seguir los siguientes principios básicos:
• En suelos con contenidos en potasio, normales o altos, la fertilización debe tener por objetivo mantener la fertilidad del suelo en  los niveles naturales. El abonado debe coincidir
con las extracciones de los cultivos considerando las posibles pérdidas por lixiviación, dada la movilidad de este elemento.
• En suelos pobres en potasio, el abonado debe cubrir las necesidades del cultivo, abonado de mantenimiento, y las necesidades para enriquecer el suelo. Se deben saturar los espacios interlaminares de las arcillas y las zonas superficiales. Los suelos arcillosos deben recibir cantidades adicionales de potasio y en suelos arenosos, se deben aplicar dosis suplementarias para compensar las pérdidas por lavado.
• En suelos ricos en potasio, el abonado deberá reducirse en función del contenido en arcillas del mismo.
• Los suelos con exceso de potasio pueden presentar problemas de salinidad y carencias de magnesio por el antagonismo K/Mg. En estos casos se suprimirá el abonado hasta que el análisis posterior indique un cambio de condiciones.

Igual que se indicó para el fósforo, el potasio se aplica en presiembra o en siembra junto con este elemento y el nitrógeno. Se aconsejan aportaciones más tempranas en el caso de aplicación de fertilizantes con cloruro potásico, por su influencia sobre la salinidad del suelo.
En determinados cultivos, el fraccionamiento del potasio es muy eficaz, tales como frutales,
praderas, alfalfares, etc.

CONTENIDO EN POTASIO DE LOS SUELOS ESPAÑOLES
En este apartado se presenta los resultados de un estudio realizado por el INIA sobre el contenido en potasio de los suelos agrícolas de España en una muestra de 3.751 suelos.
Se incluye asimismo la valoración que el INIA propone de los suelos de cultivo en función del contenido en potasio y en base a su textura (tabla 11.1).

Ciclo del fosforo en el suelo

Ciclo del fosforo en el suelo

FORMAS DEL FÓSFORO EN EL SUELO

El fósforo se encuentra en el suelo formando parte de diferentes minerales tales como fosforita, apatito, etc. También en compuestos orgánicos, asociado a la materia orgánica y como parte de los microorganismos. Además, existen formas iónicas libres en la solución del suelo y fijadas al complejo arcillo-húmico.

Desde el punto de vista agronómico el fósforo puede estar presente en el suelo en cuatro formas:

  1. en la solución del suelo, es decir, directamente asimilable;
  2. fijado en el complejo arcillo-húmico, por tanto cambiable o hábil;
  3. como componente de la materia orgánica, precipitado o adsorbido en los geles de hierro y aluminio, en suelos ácidos, y precipitado como fosfato cálcico en suelos básicos, muy lentamente asimilable y;
  4. formando parte de la roca madre, no asimilable. (Figura 10.1).

 

TRANSFORMACIONES DEL FÓSFORO EN EL SUELO

El fósforo de la solución del suelo está en equilibrio con las diversas fracciones y formas en las que está presente en el suelo. La reacción de equilibrio, en la que interviene la absorción de este elemento por las plantas, se rige por una serie de procesos complejos que se han representado en el figura 10.2.

 

NECESIDADES DE FÓSFORO DE LOS CULTIVOS

La cantidad de fósforo y los momentos puntuales de necesidad en este elemento dependen de la especie, de la variedad, del rendimiento potencial y por supuesto, de la calidad de la  cosecha.

Al igual que para el resto de nutrientes, las necesidades de cada cultivo se determinan cuantificando la respuesta de cada uno a la aplicación de diferentes dosis de fósforo, mediante ensayos de campo.

Por otra parte, es de gran interés la determinación de los contenidos en fósforo en plantas para determinar su correcta nutrición, definida a través del análisis de plantas bien desarrolladas.

La bibliografía facilita las extracciones que cada cultivo lleva a cabo a lo largo de todo su ciclo vegetativo.

 

FÓSFORO ASIMILABLE Y FERTILIZACIÓN FOSFATADA

La fertilidad de un suelo en lo que al fósforo se refiere, se definiría como la capacidad del  suelo de suministrar a los cultivos las cantidades que precisa, y en los momentos puntuales en los que es necesaria su absorción.

Las características físicas y químicas del suelo determinan la capacidad y ritmo al que el suelo es capaz de reponer el fósforo que las plantas van tomando de la solución. En este proceso influyen, fundamentalmente, la textura, el pH, la caliza activa y la materia orgánica.

En definitiva, la fertilidad del suelo en fósforo es la cantidad de fósforo asimilable presente y, entendemos por asimilable, la fracción extraíble con ácidos débiles a una concentración definida. En los laboratorios agronómicos se utilizan el método Olsen, que emplea como extractante el bicarbonato sódico, muy adecuado para suelos básicos, y el método Bray, válido para condiciones ácidas.

Además de la determinación analítica del fósforo en el laboratorio, para el cálculo de la fertilización fosfatada se deben de tener en cuenta los factores que van a influir en la asimilabilidad de este elemento. De este modo, una vez definidos los contenidos en fósforo en el suelo y las necesidades del cultivo, se considerarán los siguientes factores:

Textura del suelo: en suelos arenosos, con menor poder de retención de agua, a igual contenido en fósforo asimilable, mayor concentración en la solución del suelo.

pH: en suelos calizos se fomentan los procesos de retrogradación o insolubilización por formación de fosfatos insolubles.

Por el contrario, los suelos ácidos favorecen los procesos de mineralización y solubilización.

De esta manera, se pueden indicar los siguientes principios básicos a la hora de fertilizar con fósforo:

  • En suelos con contenidos en fósforo, normales o altos, la fertilización debe tener por  objetivo mantener la fertilidad del suelo, es decir, realizar un abonado de  mantenimiento.  El abonado debe coincidir con las extracciones de los cultivos siempre que el pH se aproxime a la neutralidad. Si el pH es muy básico se abonará con cantidades adicionales, mayores cuanto más arcillosa sea la estructura del suelo.
  • En suelos pobres en fósforo el abonado debe cubrir las necesidades del cultivo, abonado de mantenimiento, y las necesidades para enriquecer el suelo. Se aportarán cantidades mayores cuanto mayor sea el pH del suelo y mayor su contenido en arcilla.
  • En suelos ricos y muy ricos en fósforo se deberán reducir las dosis de mantenimiento e incluso suprimirlas, en mayor medida cuando se trate de suelos básicos, con gran contenido en arcilla.

Las aplicaciones de fósforo pueden ser en presiembra o coincidiendo con la siembra. El fósforo se aplica normalmente junto con la primera aportación de nitrógeno y potasio. El abonado fosfatado se hará con mayor anticipación cuanto menor sea la solubilidad del abono que se emplee.

Se recomiendan aportaciones en cobertera en el caso de suelos pobres en fósforo, con caliza activa y por tanto con riesgo de retrogradación, y tras periodos de heladas, inundaciones, etc.

 

CONTENIDO EN FÓSFORO DE LOS SUELOS ESPAÑOLES

En este apartado se presenta los resultados de un estudio realizado por el INIA sobre el contenido en fósforo asimilable, Olsen, de los suelos agrícolas de España en una muestra de 3.751 suelos. Se incluye asimismo la valoración que el INIA propone de los suelos de cultivo en función del contenido en fósforo y en base a su textura (tabla 10.1).

Ciclo del nitrogeno en el suelo

Ciclo del nitrogeno en el suelo

La fuente mayoritaria de nitrógeno es el aire ya que las rocas contienen cantidades insignificantes de este nutriente.

La fertilización, orgánica o inorgánica, constituye, en la práctica, la fuente más importante de nitrógeno en la agricultura, aunque también se incorpora al suelo por la lluvia o por la fijación a través de numerosos microorganismos y de los vegetales superiores.

Esta última vía es la que, de manera natural, proporciona más nitrógeno a los suelos cultivados.

El 90-95% del nitrógeno total del suelo se encuentra en forma orgánica, de modo que no es directamente asimilable por las plantas, sino que debe sufrir un proceso de transformación denominado mineralización.

A su vez, el nitrógeno mineral del suelo, se encuentra en forma de amonio, NH4 +, y de nitrato, NO3 – .

Ambas formas son asimilables por las plantas, pero la mayor parte del nitrógeno es absorbido en forma de nitrato. El amonio se encuentra en el suelo adsorbido en el complejo de cambio, fijado en las redes cristalinas de determinadas arcillas o en la solución del suelo.

El amonio fijado en las arcillas no es fácilmente cambiable, pero la acción de ciertos cationes provoca la expansión de las arcillas, pudiendo liberarse y pasar a la solución del suelo.

Por el contrario, el amonio adsorbido en el complejo de cambio, es desplazado por otros cationes y pasa fácilmente a la solución del suelo. El nitrato, se encuentra libre en la solución del suelo y es asimilado por las plantas y los microorganismos.

Por efecto de la pluviometría o por el exceso de riego puede ser arrastrado a horizontes profundos del suelo. La cantidad de nitrato que puede ser lixiviado depende de la intensidad de las lluvias, de la dosis de riego, de la capacidad de retención de humedad del suelo, del estado vegetativo del cultivo y de las características de su sistema radicular. A su vez, los movimientos ascendentes del agua a la superficie, durante las estaciones secas,  pueden provocar el ascenso de los nitratos a horizontes superficiales del suelo.

TRANSFORMACIONES DEL NITRÓGENO EN EL SUELO

En los ecosistemas naturales y agrícolas, el nitrógeno es transformado de unas formas a otras dependiendo de las condiciones medioambientales, tales como pH, temperatura, humedad, y mediante la acción de distintos microorganismos.

Las transformaciones y flujos del nitrógeno en la naturaleza conforman el Ciclo del Nitrógeno.

El balance de todos estos procesos, indica la cantidad de nitrógeno disponible y asimilable por las plantas y, por lo tanto, el que hay que aportar a través de la fertilización.

Desde el punto de vista del sistema atmósfera-suelo-planta, se producen ganancias de nitrógeno por deposición atmosférica, por el aportado en el agua de riego, por fijación microbiana, por mineralización de la materia orgánica o por la propia  fertilización, tanto orgánica como mineral.

A su vez y de manera simultánea se producen pérdidas por lavado, volatilización, desnitrificación e inmovilización.

 NECESIDADES DE NITRÓGENO DE LOS CULTIVOS

La determinación de las dosis de fertilizante y de los momentos de aplicación a los cultivos es un proceso complejo que depende del cultivo, del rendimiento esperado, de los nutrientes disponibles en el suelo y de sus transformaciones a lo largo del ciclo de cultivo, y de las condiciones climáticas.

Las necesidades de nitrógeno dependen de la especie, de la variedad, del rendimiento potencial y de la calidad de la cosecha.

A lo largo del ciclo de cultivo las necesidades son distintas: en los cereales de invierno son más importantes en el ahijado y el encañado, mientras que en cultivos arbóreos las necesidades son máximas durante la floración y cuajado de los frutos.

En la aplicación de elementos nutritivos debe tenerse en cuenta el destino final del cultivo: alimentario, industrial, etc. Así, la cantidad y momentos de aplicación de nitrógeno en un cultivo de cebada determinan el contenido en proteína del grano y, en función de este, podrá ser destinado o no, a la producción de cerveza. De la misma manera, se ha demostrado la influencia de la fertilización de la colza en la calidad de las semillas para la producción de biodiesel.

Las necesidades nutritivas se determinan a través de ensayos de campo y de los análisis  foliares en diferentes estadíos del desarrollo vegetativo.

Por otra parte, es fundamental la experiencia acumulada por el agricultor en cada zona, que conoce, de manera empírica, la fertilidad de sus suelos y su respuesta, y las necesidades de los cultivos.

La literatura científica aporta información muy valiosa sobre las necesidades en nutrientes de los cultivos y sus diferentes variedades. En este apartado no se indican las extracciones de cada cultivo.

NITRÓGENO MINERAL DISPONIBLE Y FERTILIZACIÓN NITROGENADA

La cantidad de nitrógeno que es necesario aportar a través de la fertilización orgánica y mineral se determina partiendo de las necesidades de los cultivos y teniendo en cuenta todas las fuentes de entrada y salida de nitrógeno, para asegurar que la disponibilidad en nitrógeno es la adecuada en cada momento del ciclo vegetativo.

El análisis de los componentes del balance del nitrógeno de cada explotación, permite considerar los factores que se deben tener en cuenta a la hora de efectuar una recomendación de fertilización. El balance debe ser considerado a medio plazo ya que, como se ha indicado, las transformaciones del nitrógeno en el suelo son constantes, y la correcta nutrición de las plantas depende del nitrógeno mineral presente en cada momento en el suelo.

La cantidad de nitrógeno que aportan al sistema la deposición atmosférica, en su caso la fijación biológica, así como las pérdidas por lixiviación, erosión, desnitrificación y volatilización pueden calcularse de manera teórica según las condiciones edafoclimáticas de la zona.

El contenido en nitrógeno total, determinado mediante análisis del suelo, no es suficiente para conocer la cantidad de nitrógeno disponible por los cultivos. El nitrógeno total nos indica todas las formas de nitrógeno, orgánico e inorgánico, cualquiera que sea su estado, asimilable o no, y es muy variable en el tiempo.

Los aportes de nitrógeno por mineralización de la materia orgánica del suelo procedente de los restos de cosecha, de la fertilización con estiércoles, purines, restos de cosechas y de otras posibles fuentes orgánicas, deben de ser interpretados a partir de algunas determinaciones analíticas efectuadas en el laboratorio.

Materia orgánica: la determinación analítica de la materia orgánica, MO, que puede referirse a la total o al humus estable, es esencial para conocer las aportaciones de nitrógeno mineral por su mineralización progresiva a lo largo del ciclo de cultivo.

La velocidad de mineralización depende de factores como el origen de la materia orgánica, el contenido en arcilla, el pH y el carbonato de calcio presente en el suelo.

Los suelos arcillosos suelen tener un nivel de materia orgánica más elevado que los suelos arenosos, ya que la mineralización es más lenta por la falta de aireación del suelo.

Por el contrario, los suelos arenosos, con menos del 10% de arcilla, suelen presentar una fuerte mineralización por la aireación excesiva y conviene que tengan un nivel algo más alto de MO.

En los suelos calizos se favorece la destrucción de la MO. Relación C/N: indica la potencialidad del suelo para transformar la materia orgánica en nitrógeno mineral.

De manera general se considera que una relación C/N entre 10 y 12 produce una correcta liberación de nitrógeno, mientras que valores por encima o por debajo de esta cifra, provocan liberaciones muy escasas o excesivas.

El nivel de MO y la relación C/N proporcionan información sobre el nitrógeno asimilable que el suelo va a producir a lo largo del ciclo de cultivo. El nitrógeno que se libere a partir de la materia orgánica del suelo tendrá importancia en el abonado sólo cuando suponga cantidades significativas.

Los suelos españoles presentan, mayoritariamente, contenidos en MO entre el 1 y 2%, y pueden aportan al suelo entre 15 y 30 kg de N/ha en el caso de tierras fuertes y climas fríos, y entre 30 y 60 kg de N/ha en el caso de suelos arenosos y climas cálidos.

Para el cálculo de la fertilización nitrogenada hay que considerar, no solo los balances netos
de mineralización e inmovilización, sino en qué momento se producen ya que, de este balance, depende que exista nitrógeno disponible en el suelo en los momentos de máxima necesidad de los cultivos.

De esta manera se determinan, no solo la cantidad de nitrógeno a aportar, sino en qué momentos, sementera y cobertera.

El nitrógeno mineral (Nmin) es un índice de la disponibilidad de nitrógeno a lo largo del período del crecimiento de un cultivo, tanto en la cantidad como en su distribución en el perfil del suelo. Es una forma práctica que obvia el cálculo de la mineralización del nitrógeno orgánico que es complejo.

La medida del nitrógeno mineral no suele presentar problemas. Algunos estudios han indicado que las medidas del nitrógeno mineral antes del cultivo o  en el comienzo de la primavera en los cereales de invierno y en estado V2-V4 en maíz, proporcionan una información válida para realizar una correcta fertilización nitrogenada en cobertera.

Ésta se calcula con la diferencia entre el nitrógeno mineral requerido por el cultivo y la cantidad que puede suministrarle el suelo.

Dependiendo del momento en el que se desee que el nitrógeno esté disponible para el cultivo se utilizarán unas u otras formas químicas, es decir unos u otros fertilizantes y, si se pretende un mayor aprovechamiento y unas menores pérdidas, deberán realizarse aplicaciones fraccionadas.

La primera aplicación de nitrógeno se efectuará en presiembra, aunque las necesidades sean pequeñas. Esta aplicación debe cubrir las necesidades de nitrógeno desde la siembra hasta la primera cobertera, cuando empiezan las mayores necesidades del cultivo.

Abonos de liberacion lenta de liberacion controlada o fertilizantes estabilizados

Abonos de liberacion lenta de liberacion controlada o fertilizantes estabilizados

Este tipo de fertilizantes tienen la característica de que contienen un nutriente, ni total ni directamente disponible para la planta en el momento de su aplicación y cuya  transformación en nutriente asimilable se produce en un periodo de tiempo superior a la del resto de los fertilizantes.

A efectos prácticos, se trata de fertilizantes que, por distintos mecanismos, pueden poner los nutrientes que contienen, comúnmente el nitrógeno, progresiva y paulatinamente a disposición de los cultivos.

Los tipos de abonos de liberación lenta, liberación controlada o fertilizantes estabilizados, son los siguientes:

Moléculas de urea de baja solubilidad

Se trata de compuestos monómeros o polímeros obtenidos por reacción de urea con isobutilaldehído, obteniéndose isobutilidendiurea; con acetaldehído protónico, obteniéndose crotonilidendiurea; o con formaldehído fórmico, obteniéndose urea formaldehído.

La velocidad de liberación del nitrógeno depende del pH del suelo, humedad y temperatura, así como de las características físicas del gránulo.

La legislación comunitaria y española admite la comercialización de estas moléculas con urea y con fertilizantes conteniendo urea.

Inhibidores de la nitrificación

Son compuestos que retrasan el paso de amonio a nitrito en el suelo, mediante la inhibición de las bacterias nitrosomonas por un periodo determinado de tiempo. En general no actúan sobre el paso de nitrito a nitrato.

El proceso de inhibición está muy influido por el pH del suelo, la temperatura y la humedad.

Los dos inhibidores de la nitrificación cuya comercialización está permitida, tanto por la legislación comunitaria como por la española, son la diciandiamida (DCD) y el dimetilpirazolfosfato (DMPP), ambos combinados con diferentes fertilizantes y añadidos en cantidades determinadas en cada caso.

Inhibidores de la ureasa

Son sustancias que impiden o inhiben durante un cierto tiempo la transformación del nitrógeno uréico en amoniacal. Disminuyen la velocidad con la que la urea se hidroliza enzimáticamente en el suelo.
De los aproximadamente 15 inhibidores de la ureasa que se han desarrollado, solo el N-(n-butil) tiofosfórico triamida, NBPTP o NBPT ha conseguido una importancia comercial y práctica.

La comercialización en Europa de ureas y fertilizantes con urea con NBPT está permitida desde noviembre de 2008.

Fertilizantes recubiertos

Son productos con recubrimientos de material poco soluble a través del cual el agua penetra poco a poco por los poros que tiene o por los poros que se producen cuando está en contacto con el suelo.

Existen muy diferentes tipos de recubrimientos, por ejemplo de azufre o con distintos polímeros plásticos o resinas. En Estados Unidos está muy extendida la utilización de urea con azufre.

Ni la legislación comunitaria ni la española contemplan, actualmente, la utilización de este tipo de productos en agricultura.

Abonos complejos líquidos para fertirrigacion

Abonos complejos líquidos para fertirrigacion

En este apartado se hace un breve análisis de los abonos complejos líquidos que, por sus características, pueden ser aplicados a los cultivos de manera tradicional. Algunos de ellos son susceptibles de aplicarse también en fertirrigación y se tratarán en el capítulo dedicado a este tema.

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Estos fertilizantes compuestos líquidos son:

  • Suspensiones de abonos NPK
  • Soluciones de abonos NPK

Suspensiones de abonos NPK

Son soluciones sobresaturadas, en las que parte de los nutrientes no están disueltos y se mantienen en suspensión por la acción de arcillas especiales, tipo atapulgita, que evitan la precipitación de las partículas en suspensión, fundamentalmente el potasio.

En su fabricación entran a formar parte materias primas muy diversas. Su aspecto es de líquido espeso pero fluido, bastando una ligera agitación para recuperar sus propiedades físicas iniciales.

Comprenden formulaciones NPK, NP y NK muy variadas, generalmente de alta graduación.

Las características que las definen son:

  • la densidad, 1,4 a 1,5 kg/l;
  • el tamaño de sus partículas,inferior a 2 mm;
  • su viscosidad y;
  • el pH, entre 6 y 6,5.

Las suspensiones se almacenan en tanques de polietileno o poliéster provistos de sistemas de agitación, para evitar la decantación.

Se aplican por pulverización sobre la superficie del terreno, en las mismas dosis y momentos que otros complejos sólidos o líquidos.

Pueden ser aplicados conjuntamente con herbicidas y otros productos.

Soluciones de abonos NPK

Son soluciones saturadas de sales fertilizantes que contienen N, P2O5 y K2O, que se aplican generalmente en fertirrigación. Según su pH se clasifican en neutras, de pH próximo a 7, y ácidas, cercano a 2.

El pH condiciona su aplicación: las neutras se aplican con aguas de buena calidad en las que no hay riesgo de precipitaciones y las ácidas, con aguas salinas, ricas en bicarbonatos de calcio y magnesio, en las que existe riesgo de precipitación.

En su fabricación entran a formar parte materias primas muy diversas, generalmente: urea, fosfato monoamónico y ortofosfato amónico (en las neutras), ácido fosfórico (en las ácidas) y cloruro potásico.

Se almacenan en tanques de polietileno, poliéster, fibra de vidrio, acero inoxidable, butilo y PVC.

No deben mezclarse con otros fertilizantes para evitar precipitados y cristalizaciones.

Las fórmulas que se fabrican son de baja graduación para evitar cristalizaciones cuando la
temperatura desciende. Las fórmulas más frecuentes en el mercado español son:

  • • NPK 4-8-12 neutra y ácida
  • • NPK 6-8-8 ácida
  • • NPK 8-4-10 neutra y ácida
  • • NPK 10-6-10 neutra
  • • NPK 10-4-6 neutra
  • • NPK 12-4-6 ácida

Las características que las definen son:

  • la densidad, que está en torno a 1,2 kg/l,
  • y la temperatura de cristalización, que debe de ser igual o inferior a 0ºC.

Abonos compuestos NPK

Abonos compuestos NPK

Los abonos complejos son productos que contienen dos o tres de los nutrientes básicos: nitrógeno, fósforo y potasio, y además pueden contener nutrientes secundarios y micronutrientes, siempre de acuerdo con los contenidos mínimos definidos en las legislaciones comunitaria y española.

El proceso de fabricación de abonos complejos consiste en hacer reaccionar químicamente las distintas materias primas que los componen y posteriormente, la papilla resultante se granula, seca, clasifica y acondiciona. Con ello se garantiza que cada gránulo del complejo tiene exactamente el mismo contenido de N, P y K, siendo ésta la principal diferencia con los abonos de mezcla o blending, en los que cada gránulo contiene sólo uno, o como máximo, dos nutrientes.

El nitrógeno contenido en estos abonos se puede presentar en forma nítrica, amoniacal o ureica, dependiendo de las materias primas utilizadas en su fabricación.

El fósforo se obtiene atacando totalmente la roca fosfórica pulverizada con ácidos fuertes o bien, utilizando directamente fosfato monoamónico.

De esta manera se consigue que todo el fósforo que se incorpora al suelo sea soluble en agua y en citrato amónico neutro, es decir, completamente asimilable por los cultivos.

Existen productos que incorporan fosfato parcialmente solubilizado, es decir, contienen una proporción de roca fosfórica sin atacar. La calidad de estos productos, en cuanto al aprovechamiento agronómico del fósforo que contienen, es muy inferior al de los obtenidos por las vías indicadas anteriormente.

En ellos, el fósforo de la roca fosfórica sin atacar se encuentra presente en forma soluble únicamente en ácidos minerales, en mayor o menor medida según la fracción de roca fosfórica sin atacar que incorporan. Este fósforo tiene un escaso valor agronómico tanto a corto como a medio plazo, ya que no es asimilable por las plantas, sobre todo en suelos calizos. Sólo en terrenos muy ácidos, la planta podría absorberlo despues de algunos años.

El potasio, que es siempre soluble en agua, puede proceder del cloruro o del sulfato potásico. Se emplea sulfato en suelos con problemas de salinidad o con cultivos sensibles al cloruro. La aplicación de potasa en forma de cloruro es apropiada para todos los suelos, con la única excepción de los suelos con salinidad elevada. En los suelos calizos, es altamente recomendable el uso de cloruro potásico. Los abonos complejos se aplican en sementera o fondo, distribuyéndolos homogéneamente. Se aconseja su enterramiento a cierta profundidad para localizar los nutrientes cerca de las raíces y facilitar así la absorción, en especial del fósforo y del potasio.

Las dosis de abonado recomendadas dependerán del contenido en nutrientes de cada fórmula, es decir, de las concentraciones de nitrógeno, fósforo y potasio y del equilibrio, que es la proporción en la que se encuentran los tres elementos nutritivos. Así, en el 10-20-10, la concentración en nutrientes totales es 40 y el equilibrio entre nutrientes es 1.2.1.
En el mercado existen numerosas fórmulas de abonos complejos NPK que por la variedad de su composición y las diferentes formas químicas de los nutrientes que contienen, no reproducimos en este texto. Los NPK, producidos en España, utilizados mayoritariamente en la agricultura española, son los que se indican en la tabla 7.7.

En cuanto a los fertilizantes binarios, los que más se consumen en España para su utilización en el abonado convencional, son el Fosfato Diamónico (DAP) y el Fosfato Monoamónico (MAP). Ambos, por sus especiales características químicas, son muy adecuados para su aplicación en fondo, y pueden ser base para la fabricación de abonos ternarios de mezcla. También, son muy utilizados, como materia prima, para la fabricación de abonos complejos NPK.

Sus características químicas se indican en la tabla 7.8.

Dentro de los fertilizantes binarios, es muy utilizado el nitrato potásico 13-0-46, que se emplea básicamente en fertirrigación y que también se aplica por vía foliar. Los abonos de mezcla o blending son mezclas físicas de distintas materias primas, sin reacción química, pero que contienen, al igual que los abonos complejos, dos o tres nutrientes principales en su composición. Se trata de una mezcla de sustancias heterogéneas en cuanto a sus características físicas y químicas.

Los abonos complejos presentan, frente a las mezclas, las siguientes ventajas:

  • • Cada gránulo contiene los tres nutrientes, lo que facilita un mayor aprovechamiento por la planta.
  • • Son químicamente estables y presentan menor higroscopicidad.
  • • Son más resistentes a la abrasión y a la formación de polvo.
  • • La granulometría es uniforme, lo que mejora la distribución.
  • • Evitan la segregación de los componentes durante el transporte, almacenamiento, etc. Por el contrario, los abonos de mezcla suelen tener un menor coste por unidad de nutriente, y facilitan la elaboración de fórmulas específicas.

En la tabla 7.9 se indican los fertilizantes que pueden mezclarse para la fabricación de abonos compuestos de mezcla.

Abonos fosfatados simples

Abonos fosfatados simples

Se trata de fertilizantes para aplicación en fondo o sementera que son generalmente constituyentes de abonos compuestos (complejos o de mezcla).

Abonos potásicos simples

Al igual que los fertilizantes fosfatados simples se aplican principalmente en sementera y pueden ser utilizados para la fabricación de abonos complejos, o como constituyentes de abonos de mezcla, incorporando nitrógeno y fósforo.

Abonos nitrogenados simples

Abonos nitrogenados simples

Los fertilizantes nítrico amoniacales son uno de los tipos de fertilizantes más utilizados en agricultura debido a que reúnen las ventajas de contener nitrógeno nítrico, de disponibilidad inmediata, y nitrógeno amoniacal, de acción más prolongada ya que debe sufrir el proceso de nitrificación.

Esta composición aporta la ventaja de poder efectuar una sola cobertera en muchos cultivos.

Se trata de productos muy versátiles para el agricultor, que se aplican fundamentalmente
en el abonado de cobertera de los diferentes cultivos.

No es necesario proceder al enterramiento de estos abonos porque son muy solubles, y una
precipitación moderada o un riego es suficiente para situarlos al alcance de las raíces.

Se recomienda que el almacenamiento tenga lugar en recintos cerrados, bien ventilados y con ambiente seco, donde la temperatura no sea elevada. El producto debe mantenerse siempre aislado, fuera de la luz solar, lejos de fuentes de calor y materiales combustibles.

En el campo no debe almacenarse cerca de heno, paja, gasóleo, etc.

Los productos con contenidos en nitrógeno por encima del 28% deben entregarse al agricultor envasados según el Reglamento (CE) nº 2003/2003, y deben someterse a la legislación correspondiente en materia de almacenamiento, transporte por carretera, barco, etc.

La urea, es por orden de importancia, el segundo fertilizante más utilizado en nuestro país.

Se presenta en dos formas con características físicas y químicas diferenciadas: la urea granulada o prilada, para aplicación al suelo y la urea cristalina, completamente soluble y no corrosiva, especialmente indicada para su aplicación foliar y uso en fertirrigación.

La urea granulada o prilada se aplica siempre sobre el suelo. Al tratarse de un fertilizante de acción prolongada en el tiempo puede aplicarse en sementera, pero fundamentalmente se utiliza en cobertera, en una o dos aplicaciones.

La aplicación debe realizarse con suficiente antelación, para que el nitrógeno esté disponible
en el momento de mayor requerimiento de la planta.

Para evitar las pérdidas por volatilización de amonio, sobre todo en suelos calizos, ambiente
seco y temperaturas elevadas, se recomienda enterrarlo con una labor. Cuando se aplica en
regadío es conveniente que el suelo esté húmedo o se efectúe un pequeño riego tras su incorporación.

Además de su empleo directo en el campo, se utiliza como materia prima para los blendings
o mezclas junto al DAP y cloruro de potasa.

Por su interés y practicidad, se reproduce a continuación el Código de Buenas Prácticas Agrarias para la urea elaborado por la European Fertilizer Manufacturers Association, EFMA.

La urea cristalina se utiliza, sobre todo, en aplicaciones foliares y también en fertirrigación.
Su bajo contenido en biuret, inferior al 0,25%, permite su aplicación sobre las hojas. Se recomienda su uso en los momentos en los que las plantas necesitan un suministro rápido de nitrógeno o tienen dificultades de absorción por la raíz debido a la excesiva humedad del suelo, frío, poda excesiva o sequía.

Con bajas temperaturas, la absorción por vía foliar es más intensa que por vía radicular, pero no conviene realizar aplicaciones con temperaturas inferiores a los 10ºC. En el caso de cultivos leñosos, la mayor eficacia de la aplicación se obtiene si se realiza durante el desarrollo de las yemas florales y la caída de los pétalos. Las pulverizaciones deben orientarse hacia el envés de las hojas que es donde la absorción se realiza de forma más intensa.

El sulfato amónico, fertilizante nitrogenado sólido amoniacal, tiene las características que se indican en la tabla 7.3.

El sulfato amónico se presenta en forma de cristales uniformes de muy alta solubilidad y es poco higroscópico. Se utiliza en la elaboración de abonos de mezcla presentándose entonces en forma de cristales de mayor tamaño.

Entre los fertilizantes nitrogenados líquidos que más se comercializan hay unos susceptibles de ser empleados pulverizados sobre el suelo y otros cuya principal utilización es en fertirrigación. En este punto se describen las características de los primeros.

La solución de nitrato amónico y urea, con un contenido del 32% en nitrógeno, es el único fertilizante nitrogenado que contiene este nutriente en sus tres formas: ureico (50%), amoniacal (25%) y nítrico (25%), lo que hace de él un producto muy versátil.

La solución nitrogenada 32% se utiliza en la cobertera de cereales de invierno. En una sola aplicación, al inicio del ahijado, suministra todo el nitrógeno requerido por el cultivo. La aplicación se realiza con pulverizadores, autopropulsados o remolcados, provistos de boquillas de tres chorrillos que distribuyen el producto en gotas gruesas. La rapidez, precisión y homogeneidad del reparto de este sistema de distribución supone una gran ventaja.

La utilización de la solución nitrogenada 32% está también muy extendida en el cultivo del maíz. Se aplica en fertirrigación, distribuyéndose en varios momentos a lo largo del ciclo de cultivo por medio de pivots o por aspersión.

Las dosis que se recomiendan son ligeramente menores que las de los sólidos, ya que las características del producto y su forma de aplicación permiten el máximo aprovechamiento por los cultivos.

La solución de abono nitrogenado 20% está muy indicada para su utilización en sistemas de riego, aunque también es empleada pulverizada en la cobertera de los cereales, con gota gruesa antes del ahijado, utilizando pulverizadores fabricados con materiales adecuados.