Nombres de las malas hierbas en aragon
Impresionante trabajo que podeis descargaros desde aquí: NOMBRES COMUNES DE PLANTAS ARVENSES EN ARAGÓN
En este trabajo se relacionan 920 nombres comunes de plantas arvenses; ruderales, silvestres o malas hierbas de los cultivos en diferentes localidades de las tres provincias de Aragón, así como sus correspondientes 354 nombres científicos de género y especie, con el objetivo de facilitar la transferencia de tecnología agraria o la conservación de los conocimientos etnobotánicos.
C. ZARAGOZA LARIOS
Gobierno de Aragón
Departamento de Industria e Innovación
Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria.
Unidad de Sanidad Vegetal
Avda. de Montañana, 930. 50059 Zaragoza. Tlf. 976 716322
La identificación de las especies arvenses tiene gran importancia, a la hora de conocer su utilidad; alimentaria, ornamental, farmacéutica, textil, condimentaria o aromática, o cuando se convierten en malas hierbas y se desea controlarlas para que no interfieran con los intereses humanos, en un lugar y momento determinado.
Como viejos conocidos de los campesinos, las plantas arvenses reciben un nombre en cada lugar que han colonizado desde antaño. Otras veces se adoptan denominaciones foráneas coincidiendo con infestaciones rápidas y recientes. Muchas plantas arvenses han mantenido su nombre original, deformándose más o menos por la tradición oral, a lo largo del tiempo. Algunas transformaciones son lógicas (espliego, espígol, espícol) y, cuando menos, sorprendentes (malvavisco, malbobisco, malobispo)…
Existen algunos términos procedentes del latín con pocos cambios a través de los siglos (p. ej. malrubio de Marrubium vulgare L., jusquiamo de Hyosciamus niger L.). Otros términos son conocidos universalmente con el mismo significado (p. ej.: Capsella bursa-pastoris como bolsa o zurrón de pastor). Algunos casos son verdaderamente curiosos (¿por qué la Anchusa azurea Miller, que se denomina en inglés “bugloss”, se conoce en Zuera como bulosa?)
En una región como Aragón, donde se habla castellano desde hace siglos pero existen notables influencias catalanas al este y dialectales en los valles del Pirineo, la nomenclatura ofrece una diversidad, una riqueza, considerables, pero ello también favorece la confusión.
El problema se complica cuando una misma especie recibe varios nombres muy diferentes, lo que es frecuente con malas hierbas presentes en muchos cultivos y zonas (Sorghum halepense Pers. se puede llamar jaraz, cañota, panicillo o sarrachón según los lugares). Otras veces la identificación se complica cuando una misma denominación puede indicar especies o, incluso, géneros distintos, por tener aspecto o características parecidas (p. ej.: las viñaruelas, las mermasangres, etc.). Las ventajas de la nomenclatura universal, debida principalmente a Carl Von Linné, son evidentes y sólo cabe resaltar aquí la importancia que tiene el poder relacionar una especie con cualquier referencia nacional o extranjera.
En 1986 apareció el libro más completo sobre nombres vernáculos de las plantas en España (Ceballos Jiménez, 1986), obra que por su calidad, minuciosidad y magnitud, es de obligada referencia. Nuestro trabajo es mucho más modesto y está restringido al ámbito aragonés. Se ha pretendido completar el realizado sobre malas hierbas hace algunos años (Zaragoza Larios, 1979, 1981 y 1997) añadiendo nuevos términos recogidos en diferentes localidades de Aragón y los aportados en distintos trabajos sobre flora local aparecidos últimamente (Andrés et al., 1992; Lastanao, 1996). Hay que destacar el extraordinario trabajo de etnobotánica de Villar Perez et al., (1992) sobre plantas medicinales del Pirineo, del que se han obtenido numerosísimos nombres comunes, que indican la riqueza idiomática, el conocimiento botánico y la imaginación de las gentes de los valles pirenaicos.
Es imposible ignorar las denominaciones locales y muy importante establecer la consiguiente traducción a términos científicos cuando se pretende transferir tecnología en ambientes agrícolas y ganaderos o, recíprocamente, recuperar y conservar conocimientos etnobotánicos de forma científica. Con este trabajo, siempre incompleto, se trata de ayudar a la clarificación.
Hay que tener en cuenta que, en la relación de términos que se presenta, se han eliminado algunos nombres muy parecidos, que difieren en una vocal o consonante, los árboles y arbustos, y las plantas alpinas, rupestres o típicamente forestales. En general, se reseña la localidad y las siglas de la provincia donde se ha tomado el nombre. Cuando éstas no aparecen, quiere decir que es un nombre muy difundido o se ignora la procedencia concreta. Los indicados con (1) han sido tomados de Calvo y Villar (1992) y (2) de Villar et al., 1992.