Estados fenologicos de las plantas BBCH

Estados fenologicos de las plantas BBCH

Introducción:
La escala extendida BBCH es un sistema para una codificación uniforme de identificación fenológica de estadios de crecimiento para todas las especies de plantas mono – y dicotiledóneas. Es el resultado de un grupo de trabajo conformado por el Centro Federal de Investigaciones Biológicas para Agricultura y Silvicultura (BBA) de la República Federal Alemana, el Instituto Federal de Variedades (BSA) de la República Federal de Alemania, la
Asociación Alemana de Agroquímicos (IVA) y el Instituto para Horticultura y Floricultura en Grossbeeren/ Erfurt, Alemania (IGZ). El código decimal, se divide principalmente entre los estadios de crecimiento principales y secundarios y está basado en el bien conocido código desarrollado por ZADOKS et al. (1974) con la intención de darle un mayor uso a las claves fenológicas.

Los principios básicos de la escala

  • – La escala general es la base para todas las especies, elaborándose las escalas individuales a partir de ella. La escala general puede ser aplicada en aquellas especies para las cuales no existe una escala individual.
  • – El mismo estadio fenológico de las diversas especies deberá tener el mismo código
  • – Para cada código, la descripción es conocida, y para algunos importantes estadios, se incluyen dibujos.
  • – Para la descripción de los estadios fenológicos de desarrollo, se utilizaron características externas claramente reconocibles.
  • – Como regla, solamente se tomará en consideración el desarrollo del tallo principal.
  • – La evaluación se hace individualmente con base en algunas plantas representativas del conjunto de la especie.
  • – Para indicar los tamaños específicos de las especies y/o variedades durante su desarrollo, se usan los tamaños relativos en relación con los tamaños finales a esperar.
  • – Los estadios secundarios 0 a 9 corresponden al respectivo número ordinal o valor porcentual. Por ejemplo el estadio 3 puede representar: 3a hoja verdadera, tercer brote, tercer nudo, 30% de la longitud final típica de la especie o 30% de las flores abiertas.
  • – Tratamientos de post-cosecha o almacenamiento se incluyen bajo el código 99
  • – Tratamientos de la semilla anteriores a la siembra se ubican bajo el código 00

Organización de la escala
El ciclo completo de desarrollo de las plantas se subdivide en diez fases principales de desarrollo claramente distinguibles. Estos estadios principales de crecimiento, son descritos usando números del 0 al 9 en orden ascendente. Los estadios principales de crecimiento son descritos mas abajo.
Según la especie de la planta pueden producirse cambios en el proceso de desarrollo, o también puede suceder que determinados estadios no tengan lugar. Los estadios principales de crecimiento no necesariamente ocurren siempre en la estricta secuencia explicada por el orden ascendente de los números, y pueden, ocasionalmente, también desarrollarse en forma paralela.

Si dos o más estadios principales de crecimiento se desarrollan en paralelo, ambos pueden ser señalados usando una raya diagonal (por ejemplo 16/22). Si sólo uno de los estadios fue indicado, alguno de los estadios avanzados de crecimiento tuvo que haber sido escogido o el estadio principal de desarrollo es de particular interés, dependiendo de la especie de la planta.

Los estadios principales de crecimiento , no son adecuados para describir una aplicación exacta, ó definir fechas de evaluación, porque ellos describen tiempos amplios en el curso del desarrollo de la planta.

Los estadios secundarios son usados para describir con precisión fases cortas del desarrollo de plantas. En contraste a los estadios principales de crecimiento, ellos son definidos en pasos cortos de desarrollo de las respectivas especies de plantas, ocurriendo durante un determinado estadio principal de desarrollo. Ellos también son codificados usando números de 0 a 9. La combinación de los números de un estadio principal de crecimiento y el número de un estadio secundario de crecimiento conducen al código digital de 2 cifras.

El código de 2 dígitos es una escala que ofrece la posibilidad de precisar y definir todos los estadios fenológicos para la mayoría de las especies de plantas. Sólo en algunos casos (ej. pepino, cebolla, papa, tomate) se necesita una subdivisión más detallada junto a un estadio principal de crecimiento que vaya más allá de las posibilidades de uso de los estadios secundarios del 0 al 9.

Para estos casos se presenta una escala de 3 dígitos al lado de la escala de 2 dígitos.

Esto implica la inclusión de los también llamados mesoestadios entre los estadios principales y secundarios, que da origen a una subdivisión ampliada. Los mesoestadios 0 y 1 describen el tallo principal y los mesoestadios 2 al 9 describen los brotes laterales de 2o a 9o orden (ver figuras 1a y b). En este caso se pueden contar hasta 19 hojas del tallo principal y además existe la posibilidad de describir las ramificaciones de las plantas.

La escala BBCH permite la comparación de códigos individuales solamente dentro de un estadio principal de crecimiento: un código aritmético mayor describe en relación a un código aritmético menor un estadio fenológico más avanzado de la planta o bién un código mayor indica una planta más madura fisiológicamente que un código menor. Distribuyendo los códigos en orden numérico ascendente, permite por consiguiente establecer una lista en función de la madurez fisiológica de una planta.

El amplio periodo de tiempo de ciertas fases de desarrollo de una planta puede ser exactamente definido y codificado por dos estadios. Para este propósito dos códigos son conectados con un guión. Así los códigos 51-69 describen las fases de desarrollo desde la aparición de la primera inflorescencia o el primer botón floral hasta el final de la floración. Es posible un monitoreo de cultivos soportado por el computador.

Para poder cubrir el mayor número de especies de plantas posible con una codificación uniforme, fue necesario usar criterios fenológicos y no siempre estadios de desarrollo  análogos. Así por ejemplo para el caso de la germinación de una planta a partir de la semilla y la brotación a partir de una yema, fueron unificados en el estadio principal 0, aunque fisiológicamente son procesos biológicos totalmente diferentes.

En el caso de la escala BBCH, la descripción de un estadio de crecimiento esta basada en las características principales de una planta individual. Si la escala es usada para describir un estadio de desarrollo de una población de plantas, la descripción debe por lo menos describir el 50% de la población de plantas.

Los diferentes grupos de plantas muestran mayores diferencias en el desarrollo. Estas diferencias se tuvieron que tomar en cuenta al describir los estadios de la Escala General.

Para solucionar este problema, la escala general ofrece diversas definiciones para un estadio específico, cuando un texto uniforme es imposible. Para ver la corespondencia entre la definición den un estadio fenológico y el grupo grupo de plantas al cual se refiere, se distingue según la abreviación usada. Si la descripción de un estadio de desarrollo es uniforme para todos los grupos de plantas, se omite la abreviación adicional.
Figura 1a y b.
El ciclo de desarrollo de plantas mono- y dicotiledóneas dividido en estadios de desarrollo principales y secundarios (fig. 1a) y en estadios de desarrollo principales, mesoestadios y  secundarios (fig. 1b). Los mesoestadios están insertados entre los estadios principales y secundarios. Esquemas modificados de un esquema de Witzenberger (HACK et al., 1992).

 

Analisis de hojas, suelos y aguas para el diagnostico nutricional de plantaciones de citricos

Analisis de hojas, suelos y aguas para el diagnostico nutricional de plantaciones de citricos. Procedimiento de toma de muestras. F. Legaz, M. D. Serna, P. Ferrer V. Cebolla, E. Primo-Millo.

Magnifica publicación de grandes investigadores que puedes bajarte desde la página del IVIA o directamente desde aquí.

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Un programa racional de abonado en cítricos debe basarse tanto en las características de la plantación como en los datos aportados por los análisis de hojas, suelo y agua de riego. El análisis foliar es el método más adecuado para diagnosticar el estado nutritivo de la plantación y evaluar la disponibilidad de reservas de la planta. El análisis de suelo proporciona información complementaria sobre las características físico-químicas del mismo que inciden en el comportamiento de los abonos y de la disponibilidad de nutrientes asimilables por la planta. Los datos analíticos del agua de riego permiten evaluar su calidad y contenido en sales minerales que, incorporadas a las del suelo, pueden actuar como fuente de nutrientes para la planta. La interpretación de los tres tipos de análisis nos aporta una visión suficientemente clara de: a) los elementos nutrientes que se encuentran en el agua de riego o en el suelo, b) las fracciones que están en formas químicas asimilables por la planta, e) los elementos que la planta está absorbiendo correctamente y d) la existencia de antagonismos entre iones o de otras interferencias que dificultan o impiden la absorción de algunos nutrientes. Toda esta información es necesaria para planificar correctamente el abonado.

1. Introducción

Un programa racional de abonado en cítricos debe basarse tanto en las características de la plantación como en los datos aportados por los análisis de hojas, suelo y agua de riego. El análisis foliar es el método más adecuado para diagnosticar el estado nutritivo de la plantación y evaluar la disponibilidad de reservas de la planta. El análisis de suelo proporciona información complementaria sobre las características físico-químicas del mismo que inciden en el comportamiento de los abonos y de la disponibilidad de nutrientes asimilables por la planta. Los datos analíticos del agua de riego permiten evaluar su calidad y contenido en sales minerales que, incorporadas a las del suelo, pueden actuar como fuente de nutrientes para la planta. La interpretación de los tres tipos de análisis nos aporta una visión suficientemente clara de: a) los elementos nutrientes que se encuentran en el agua de riego o en el suelo, b) las fracciones que están en formas químicas asimilables por la planta, e) los elementos que la planta está absorbiendo correctamente y d) la existencia de antagonismos entre iones o de otras interferencias que dificultan o impiden la absorción de algunos nutrientes. Toda esta información es necesaria para planificar correctamente el abonado.

2. Análisis foliar

El análisis foliar se considera actualmente como una referencia indispensable para determinar tanto las necesidades de abonado de las plantaciones de cítricos como los estados carenciales de microelementos. Esto se debe a que los análisis foliares dan una indicación precisa de la absorción de los diferentes elementos por la planta, ya que las hojas son muy sensibles a los cambios de composición del medio nutritivo. La correcta utilización de esta práctica requiere efectuar adecuadamente la toma de muestras de hojas, de modo que sea representativa del estado nutricional de la plantación, e interpretar correctamente los análisis. El contenido en nutrientes de las hojas depende de diversos factores tales como la edad, tipo y posición de la hoja que se muestrea, la combinación injerto-patrón, la disponibilidad de nutrientes del suelo, la producción, el estado fitosanitario, etc. La interpretación del análisis foliar se realiza comparando los resultados obtenidos con los valores foliares estándar previamente establecidos para cada elemento (tablas 1, 2 y 3). Sin embargo, en el diagnóstico nutricional definitivo deben tenerse en cuenta las posibles interferencias ocasionadas por el estado productivo de la planta.

Los niveles considerados como deficientes indican que el elemento en cuestión no alcanza en el tejido la concentración suficiente para el normal desarrollo de las funciones fisiológicas o procesos metabólicos en el que éste está implicado. Estas disfunciones producen sintomatologías características en diversos órganos (hojas, frutos, raíces, etc…), que, con limitaciones, permiten diagnosticar visualmente el estado carencial. La consecuencia final de todas estas alteraciones suele ser una disminución significativa del vigor de la planta, o bien, de la productividad, tamaño y calidad del fruto. Los niveles denominados bajos, indican que la planta no está absorbiendo el elemento nutriente de forma plenamente satisfactoria y, aunque no obligatoriamente deben producirse alteraciones importantes en el desarrollo vegetativo y la productividad, es conveniente prestar atención a la nutrición con este elemento para no caer en el estado deficitario. En los niveles bajos puede observarse la sintomatología de la deficiencia en algunas brotaciones, aunque de forma aislada y escasa­mente intensa. Los niveles foliares considerados óptimos indican que la nutrición es equilibrada y no es limitante para un correcto funcionamiento de la plantación. Sin embargo, hay que destacar que las concentraciones de elementos en las hojas que inducen un máximo desarrollo vegetativo no son los mismos que los que producen el mayor rendimiento en cosecha u optimizan la calidad del fruto. Por ello, los valores que se exponen en las tablas 1, 2 y 3 son los que se han considerado adecuados para un correcto equilibrio entre producción y calidad. Las concentraciones foliares altas o excesivas de un determinado elemento indican que éste está siendo absorbido en cantidades superiores a las estrictamente necesarias, ya sea por su abundante disponibilidad en el suelo en estado asimilable o por un exceso de fertilización. En estas circunstancias puede producirse una disminución de la calidad del fruto y también la aparición de carencias por antagonismos en la absorción de otros nutrientes. Adicionalmente, la acumulación excesiva de algunos elementos en los tejidos puede producir efectos tóxicos, con graves repercusiones en el desarrollo y la producción. Cuando la situación de exceso de absorción de algún nutriente se debe a un elevado aporte del abono correspondiente, debe corregirse reduciendo la dosis del mismo, ya que, además del despilfarro económico y los posibles efectos nocivos sobre la cosecha, se puede estar contaminando el medio ambiente.

2. 1. PROCEDIMIENTO DE MUESTREO

2. 1. 1. Selección de las unidades de muestreo

Para determinar el número de muestras que deben tomarse en una plantación se tendrá en cuenta tanto la diversidad del suelo como la del arbolado.

La plantación deberá dividirse en parcelas con condiciones edáficas homogéneas en lo que se refiere a textura, fertilidad, color, profundidad del suelo, etc. Dentro de éstas se tomarán subpareclas cuyo arbolado sea también uniforme, especialmente en cuanto a combinación injerto/patrón, edad, porte, color del follaje, producción, etc. Normal- mente, se tomará una muestra de hojas de cada una de estas subparcelas.

2.1.2. Selección de los árboles para tomar una muestra

Una vez dividida la plantación en subparcelas homogéneas, se procederá a la selección de los árboles en los que se va a efectuar el muestreo de las hojas. En la tabla 4 se muestra la relación aproximada entre el número de plantas que deben muestrearse en cada subparcela homogénea y el número de plantas totales de la misma. Esta relación evidentemente disminuye al aumentar el tamaño de la subparcela. Puede observarse que en subparcelas muy pequeñas, con menos de 150 árboles, se debe muestrear un árbol de cada tres. En parcelas mayores, con 150-250 árboles, se muestreará uno de cada cinco árboles, en las de 250-450 árboles uno de cada nueve y así sucesivamente hasta parcelas superiores a los 1500 árboles en las que puede muestrearse un árbol de cada cincuenta. Cuando la parcela supere los 2500 árboles es conveniente dividirla para efectuar más de un muestreo. En todos los casos el número de árboles a muestrear oscila entre 25 y 50. Este criterio ha demostrado ser suficientemente preciso en estudios previos sobre el diagnóstico del estado nutritivo en plantaciones uniformes de distintos tamaños.

Otro aspecto al que debe prestarse atención es a la situación de los árboles en que se va a efectuar el muestreo dentro de cada subparcela. Estos pueden tomarse al azar entre el conjunto del arbolado, procurando que estén suficientemente distribuidos y no se concentren en una determinada zona. Otra posibilidad, que en muchos casos puede resultar más cómoda y sistemática, es seleccionar los árboles según un diseño determinado. En las figuras se ofrecen algunas distribuciones de árboles para el muestreo en parcelas de distintos tamaños. Como puede observarse,

IA- Disposición de los árboles a muestrear (• uno de cada tres) en una subparcela con un número de árboles inferior a 150.

IB-Disposición de los árboles a muestrear (• uno de cada cinco) en una subparcela con un número de árboles comprendido entre 150 y 250.

IC-Disposición de los árboles a muestrear (• uno de cada nueve) en una subparcela con un número de árboles comprendido entre 250 y 450.

ID-Disposición de los árboles a rnuestrear (• uno de cada quince) en una subparcela con un número de árboles comprendido entre 450 y 750.

IE-Disposición de los árboles a muestrear ( • uno de cada treinta) en una subparcela con un número de árboles superior a 750.

uno de los sistemas se basa en seguir las filas de los árboles en sentido oblicuo (figs 1-A, 1-B y 1-D), con una separación igual a la relación de plantas a muestrear. En otro caso, se puede tomar el árbol central de un bloque de nueve árboles (fig 1-C). En subparcelas grandes (mayores de 750 árboles) se pueden seguir las dos diagonales de la plantación, tomando árboles alternos (fig 1-E).

Los árboles seleccionados deberán ser representativos de la plantación, por lo que deberán rechazarse aquellos que presenten:

– Anomalías vegetativas.

– Ataques de gomosis o podredumbre del cuello de la raíz

(Phytopthora sp.).

– Afección intensa de virosis (tristeza, psoriasis, etc.)

– Incidencia fuerte de plagas.

Cada árbol eliminado se sustituirá por otro contiguo cuya apariencia sea normal.

2.1.3. Tipo de hojas

Generalmente está aceptado que deben muestrearse las hojas de la brotación de primavera de una edad determina­da. Sin embargo, existen diferentes criterios sobre el tipo de brote que debe elegirse para el muestreo, considerando que pueden tomarse hojas procedentes de brotes vegetativos (sin frutos) o bien de brotes que presenten un fruto en posición terminal. Nuestro criterio se inclina a tomar hojas de brotes vegetativos, porque consideramos que ofrece más ventajas que el otro método. Dichas ventajas pueden resumiese en los siguientes puntos:

– Estos están menos sometidos a la depleción de nutrientes ocasionada por el fruto terminal próximo.

– En árboles muy jóvenes o en aquellos con escasa cosecha apenas existen brotes con fruto.

– Los brotes vegetativos son los que soportarán la floración y fructificación del año siguiente y por tanto, la determinación del contenido de nutrientes de sus hojas nos da una mejor estimación del nivel de reservas de la planta.

El principal inconveniente de este criterio estriba en la posibilidad de confundir estas hojas con las de otras brotaciones. Generalmente, en el momento de efectuar la toma de muestras aparecen en el árbol cuatro tipos de hojas: las procedentes del cielo vegetativo anterior que se denominan hojas viejas,, y las desarrolladas en las brotaciones de primavera, verano y otoño (fig. 2-A). El contenido de nutrientes, en la época de muestreo, varía notablemente entre éstas. Normalmente, la concentración de marro y micronutrientes en las hojas de la brotación de primavera es significativamente diferente a la que presentan las hojas viejas y las de las brotaciones de verano y otoño. Esto pone claramente de manifiesto la necesidad de que la persona que realice el muestreo sea capaz de distinguir las hojas de la brotación de primavera en el conjunto del árbol. Este aspecto, sin embargo, no suele plantear problemas cuando se tiene una cierta experiencia en los muestreos. Para cualquier variedad, las hojas de la brotación de primavera se pueden distinguir fácilmente de los otros tipos (fig. 2-B). Estas son mucho más estrechas, puntiagudas y lanceoladas que las hojas de verano u otoño. Algunas hojas viejas pueden presentar esta morfología, ya que parte de ellas proceden de la brotación de primavera del ciclo anterior. En este caso, son mucho más coriáceas y no suelen aparecer como brote vegetativo terminal. Se muestrearán hojas con un tamaño próximo al considerado normal dentro de la primera brotación, sin ser ni excesivamente grandes ni pequeñas. Deberán representar el estado nutritivo del árbol, por lo que no se tomarán hojas que presenten sintomatología de carencias más acusadas que las que se encuentran, por término medio, en el conjunto del árbol. Se rechazarán aquellas hojas con alteraciones, amarilleamentos excesivos y daños por ataques de plagas.

2.1.4. Epoca de muestreo

El período óptimo de muestreo es el comprendido entre septiembre y noviembre, cuando las hojas de la brotación de primavera han alcanzado una edad de 7 a 9 meses. En esta época, dichas hojas mantienen estable la concentración de elementos minerales a diferencia de lo que ocurre durante su desarrollo. No es conveniente efectuar el muestreo, al menos hasta que hayan transcurrido de 15 a 20 días desde el último abonado.

2.1.5. Situación de las hojas

Las hojas objeto de muestreo procederán de brotes vegetativos y terminales, es decir, que no tendrán fruto, ni tampoco se habrá desarrollado otra brotación sobre ellos. Dichos brotes estarán situados, aproximadamente, a la mitad de la altura del árbol y orientados en la dirección de los cuatro puntos cardinales. De cada uno de ellos se tomará la hoja situada en segunda o tercera posición comenzando por el extremo.

2.1.6. Tamaño de la muestra

Teniendo en cuenta que el número total de árboles seleccionados para el muestreo de una parcela homogénea oscila entre 25 y 50 y que se toman 4 hojas por árbol, el número normal de hojas que constituye la muestra debe estar comprendido entre 100 y 200, aunque puede oscilar moderadamente fuera de estos límites en función de las características del muestreo.

2.1.7. Transporte de las muestras

El transporte de las hojas conviene efectuarlo en bolsas de papel poroso, tela permeable o plástico perforado. No deben guardarse en recipientes herméticos o impermeables, que al impedir la evaporación de la humedad, provocan la podredumbre de las hojas. En la bolsa se marcará de forma clara la referencia de la parcela a la que corresponde la muestra.

Si las hojas están mojadas en el momento de su recogida, es conveniente secarlas con un papel absorbente antes de introducirlas en las bolsas.

Cuando sea necesario guardar las muestras durante un cierto tiempo, antes de su envío al laboratorio, se pueden mantener en un frigorífico a la temperatura de 1-4ºC. De cualquier forma, se recomienda que el tiempo transcurrido entre la toma de muestras y la recepción de éstas en el laboratorio, sea lo más corto posible.

3. Análisis de suelos

El análisis del suelo es un elemento indispensable para conocer las características, tanto físicas como químicas de éste, que afectan a la nutrición de la plantación. Las condiciones físicas del suelo, y especialmente la textura, nos informan de aspectos importantes relacionados con la movilidad del agua y la dinámica de los elementos fertilizantes. El análisis químico nos indica la riqueza en nutrientes del suelo y nos da una aproximación sobre aquellos elementos que se encuentran en forma asimilable por la planta. En su conjunto, el análisis del suelo también nos informa de aquellas características del mismo que son desfavorables o limitantes para el desarrollo del cultivo. Las tablas 5, 6, 7, 8, 9 y 10 muestran los niveles de los principales componentes del suelo, relacionados con la nutrición de los cítricos.

3. 1. PROCEDIMIENTO DE MUESTREO

Para la toma de muestras del suelo, la plantación deberá dividirse en parcelas con características edáficas homogéneas, en lo que se refiere a textura, fertilidad, color, profundidad de suelo, cte. También deberán diferenciarse aquellas parcelas que, aun teniendo un suelo semejante, estén sometidas a diferentes prácticas de cultivo, especial­mente en lo que se refiere al riego (localizado o inundación), manejo del suelo (laboreo o no cultivo) y fertilización.

En las parcelas que presentan características homogéneas, se tomarán, aproximadamente, de 10 a 15 submuestras de la capa superficial comprendida entre 0 y 30 cm de profundidad. Estas deberán localizarse en puntos, más o menos equidistantes, distribuidos por toda la superficie de la parcela. Una forma cómoda de efectuar el muestreo es siguiendo las diagonales de la parcela, tal como se muestra en la figura 3. Hay que hacer notar, que cuando el riego se realiza por inundación, es conveniente tomar las submuestras en las caes por donde se efectúa el riego (fig. 3). En los sistemas de riego localizado, se mantendrá la misma distribución, aunque la toma de submuestras se efectuará en el bulbo, en puntos intermedios entre el emisor y el límite de la zona húmeda del mismo.

Antes de efectuar la toma de tierra, se deberá eliminar de la superficie de cada punto de muestreo las piedras, hierbas u otros materiales ajenos al suelo que puedan dificultar dicha operación.

La extracción de la tierra puede efectuarse con diversos instrumentos. El más adecuado es una barrena terminada en punta de taladro (fig 4-A). Esta herramienta al penetrar en el terreno, extrae mediante un dispositivo adecuado, cilindros de suelo que conservan el perfil de la zona muestreada. En caso de no disponer de barrena, se puede excavar un hoyo de 30 cm de profundidad con ayuda de una azada, tal como se muestra en la figura 4-B. De éste, se extraerá una sección de suelo de la pared vertical, hasta la profundidad deseada. La extracción de muestras a una profundidad por debajo de los 30 cm, sólo es conveniente cuando exista algún problema que pueda limitar el desarrollo o funcionamiento del sistema radicular (estratos de arcilla compactada, costra caliza, etc.). Las muestras de este subsuelo nunca deberán mezclarse con las de la capa superficial.

3. 1. 1. Epoca de muestreo

El muestreo del suelo puede efectuarse en cualquier época del año. Unicamente se deberá tener la precaución de no tomar las muestras hasta que haya transcurrido un mes desde la última aplicación superficial de fertilizantes. En riego por goteo no es necesario contemplar esta observación, cuando los fertilizantes se aplican disueltos en el agua con un alto grado de fraccionamiento.

3.1.2. Manejo y transporte de las muestras

Las submuestras se desmenuzarán hasta dejar la tierra suelta y se eliminarán las piedras que contengan. Dichas submuestras se mezclarán íntimamente, separándose del conjunto una fracción representativa de aproximadamente 0. 5 a 1 kg de peso, que se utilizará como muestra definitiva para su análisis en el laboratorio.

Si la tierra está excesivamente húmeda, es conveniente dejarla secar al sol. Posteriormente, si queda apelmazada, se triturará lo más finamente posible y se desecharán las piedras antes de efectuar la mezcla de las submuestras, previamente a su envío al laboratorio de análisis.

Las muestras de suelo se introducirán en bolsas limpias de papel impermeabilizado o plástico, indicando en cada una de ellas, con la mayor claridad posible, la referencia de la parcela y la profundidad a la que se ha tomado dicha muestra.

4. Análisis de aguas

La calidad del agua de riego afecta a la nutrición de los cítricos tanto por su contenido de elementos nutritivos en solución como por la presencia de iones tóxicos para la planta. Entre los primeros, caben destacar por su importancia, los nitratos que pueden encontrarse en concentraciones elevadas en algunas aguas subterráneas y constituir una importante fuente de nitrógeno. Algunos cationes como el Ca2+ y Mg2+ pueden suponer un aporte significativo de estos elementos al suelo, cuando se encuentran en proporciones altas en el agua. Entre los elementos tóxicos para la planta que puede contener el agua de riego, destacan los iones cloruro y sodio, que generalmente son los causantes de su salinidad. La presencia de boro en el agua de riego puede provocar también una importante toxicidad en los cítricos. La tabla 11 muestra los niveles de los principales elementos que se determinan en los análisis de agua, en función de su repercusión sobre los cítricos. Cuando los contenidos en sales o elementos tóxicos en el agua de riego se consideran bajos, ésta puede utilizarse sin ninguna restricción. Las concentraciones que se encuentran en los intervalos definidos como moderados, indican que el agua de riego debe utilizarse con precaución en patrones o variedades sensibles, donde puede causar daños leves. Los niveles altos advierten que existe un claro riesgo de toxicidad para el cultivo de los cítricos si se utiliza este agua para el riego.

En el caso del nitrato, las concentraciones consideradas altas, indican una elevada contaminación del agua por este ión y deben tomarse medidas para reducir el aporte de abonos nitrogenados.

*RAS o relación de absorción de sodio indica el efecto desfavorable de este ión sobre la estructura del suelo y la conductividad hidráulica. Este índice se calcula a partir de las concentraciones de Na+, Ca2l+ y Mg 2+ en meq/l.

4. 1. PROCEDIMIENTO PARA LA TOMA DE MUESTRAS DE AGUA DE RIEGO

Para transportar las muestras de agua de riego se utilizarán recipientes limpios de cristal o plástico, con cierre hermético, de aproximadamente 1 litro de capacidad. Si el agua procede de un canal, debe tomarse cuando está en circulación por el mismo, y nunca cuando se encuentra estancada. Es importante recoger la muestra cuidadosamente para evitar, en lo posible, la presencia de elementos sólidos en suspensión. Cuando el agua proviene de un pozo, es conveniente que, antes de proceder a la toma de la muestra, la impulsión se mantenga en marcha durante unos minutos, hasta que el agua emerja clara.

Capacidad de intercambio cationico de un suelo

Capacidad de intercambio cationico de un suelo

Todos los cationes adsorbidos en el complejo arcillo-húmico (complejo de cambio) pueden ser intercambiados por otros contenidos en la solución del suelo, de forma que entre ambos medios existe un permanente equilibrio de cationes.
Una reacción típica de intercambio catiónico, entre el potasio y el calcio, podría ser la de la figura 5.2.

CAPACIDAD DE INTERCAMBIO CATIÓNICO (CIC)

Refleja la cantidad de cationes que pueden ser retenidos por los suelos, expresada en miliequivalentes (meq)/100 g de suelo, aunque en la actualidad se utiliza la unidad cmolc/kg. A medida que la CIC es más elevada la fertilidad del suelo aumenta. Sus valores pueden oscilar entre:

• Suelos arenosos……………………5 meq/100
• Suelos francos ………………..5-15 meq/100
• Suelos arcillosos …………….15-25 meq/100

Los cationes que integran la CIC deben es-tar comprendidos entre unos límites porcentuales establecidos, si se quiere que el suelo funcione adecuadamente. Estos límites son:

• Ca …………………………..60-80% de la CIC
• Mg …………………………..10-20% de la CIC
• K ………………………………..2-6% de la CIC
• Na ………………………………0-3% de la CIC

Un exceso de calcio cambiable puede interferir la asimilación de magnesio y de potasio.
La relación óptima Ca/Mg debe estar alrededor de 5. También, un exceso de potasio puede interferir la absorción de magnesio. La relación óptima K/Mg debe estar entre 0,2 y 0,3.
Un elementoes asimilable cuando seencuentra en estado soluble en la solución del suelo o cuando está incorporado al enjambre de iones fijados por el complejo de cambio; y no es asimilable cuando es inmóvil y está precipitado formando parte de una molécula sólida mineral u orgánica.

INTERCAMBIO CATIÓNICO DE UN SUELO

En la dinámica de intercambio catiónico de un suelo influyen distintos factores:
• La cantidad de cationes retenidos. En suelos muy pobres es preciso realizar inicialmente una elevada aportación de abonos, cuyos iones son retenidos fuertemente por el complejo, para permitir que abonados de mantenimiento, más modestos, puedan actuar.
• La fuerza de retención de los cationes de cambio. No todos los cationes son adsorbidos con la misma intensidad. La energía de fijación sigue el siguiente orden:
H+ >Ca2+> Mg2+ >K+ > NH4+> Na+
• Los componentes coloidales del suelo. La capacidad de adsorción de las arcillas y el humus condiciona la intensidad del intercambio.

El complejo arcillo-humico

El complejo arcillo-humico

Está formado por partículas coloidales de arcilla y humus. Los coloides son sustancias que al entrar en contacto con el agua quedan en suspensión. Si a esta suspensión se le añade una sal de calcio, la arcilla y el humus floculan, formando copos. Esto es lo que sucede en el suelo, que ambos han floculado formando el complejo arcillo-húmico.
La actividad química de un suelo depende de la importancia que tenga el complejo arcillo-húmico, es decir, de su contenido en arcilla, materia orgánica y calcio. Pero, también depende del tipo de arcillas, que tienen una estructura en forma de láminas. Si estas láminas están separadas presentan más superficie activa y los suelos tienen una mayor fertilidad.

SOLUCIÓN DEL SUELO

La solución contiene sales que se hallan disociadas en aniones: nitratos, fosfatos, carbonatos, etc. y cationes: calcio, potasio, zinc, etc. Los abonos son sales que cuando se incorporan al suelo, en contacto con el agua, se disocian en aniones y cationes. Por ejemplo,
el cloruro potásico, KCl, se disocia en dos iones K+ y Cl-y el nitrato magnésico, Mg (NO3)2, se disocia en un catión Mg2+ y dos aniones NO3-.
El complejo arcillo-húmico presenta cargas eléctricas negativas en su superficie, por lo que es capaz de atraer y retener iones con carga positiva (cationes), fenómeno que es conocido
como adsorción. Los aniones no quedan retenidos por lo que pueden ser arrastrados
disueltos en el agua, hasta capas profundas.
Los abonos tienen por objeto aportar al suelo los dos cationes: NH4+ y K+ y los dos aniones: PO4- y NO3-, más necesarios para las plantas.
De ellos, son fijados por el complejo los dos cationes y el fosfato, pese a ser un anión, mediante puentes de calcio y también, por los óxidos de Fe, Al y Mn. En cambio, el nitrato no es retenido.

Fuente:

GUÍA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DE LOS CULTIVOS EN ESPAÑA. NIPO: 770-10-151-X

La Guía Práctica de la Fertilización Racional de los Cultivos en España facilita formación e información para el uso correcto y adecuado de los abonos, tanto minerales como orgánicos, y tiene como objetivo último la fertilización racional de los cultivos en España, como vía para conseguir una agricultura económicamente rentable, cuidadosa con el medio ambiente y, en resumen, sostenible.

Esta publicación responde al desarrollo de uno de los ejes fundamentales del Plan de reducción de uso de fertilizantes nitrogenados, «la divulgación de los principios de una buena fertilización». Este plan se cuenta entre las medidas urgentes de la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia, aprobadas en Consejo de Ministros el día 20 de julio de 2007.

El primer paso para alcanzar este objetivo es la publicación de esta guía que recoge, de forma clara y concisa, tanto conceptos básicos y generales sobre nutrición vegetal como aspectos concretos de la fertilización de los cultivos más representativos de la agricultura española.

La información que presenta esta guía, gracias a la colaboración de expertos procedentes de la universidad o de reputados centros de investigación de todas las regiones de España, la convierte en un manual práctico y sencillo de manejar para que los agricultores y técnicos puedan buscar, valorar y elegir los abonos disponibles que sean adecuados a sus necesidades concretas.

 

La capacidad de campo de un suelo

LA CAPACIDAD DE CAMPO DE UN SUELO

Humedad sueloDespués de una lluvia abundante el agua llega a ocupar todos los poros del suelo. Se dice entonces que el suelo está saturado. A continuación, el agua tiende a moverse por gravedad hacia el subsuelo, hasta llegar a un punto en que el drenaje es tan pequeño que el contenido de agua del suelo se estabiliza.
Cuando se alcanza este punto se dice que el suelo está a la Capacidad de Campo (C.C.). Buena parte del agua retenida a la C.C. puede ser utilizada por las plantas, pero a medida que el agua disminuye se llega a un punto en que la planta no puede absorberla. En este estado se dice que el suelo está en el punto de marchitez. La diferencia entre la C.C. y el punto de marchitez representa la fracción de agua útil (disponible) para el cultivo.
Los valores de la C.C. y del punto de marchitez pueden expresarse en porcentajes de peso de suelo seco. Así, una capacidad de campo del 27% significa que 100 g de tierra seca retienen 27 g de agua, y una marchitez del 12% significa que, cuando se alcanza la marchitez de la planta, el suelo tiene 12 g de agua por 100 g de tierra seca. El agua útil (disponible) por la planta sería, pues, 15 g de agua por 100 g de tierra seca.
Cuanto más fina es la textura mayores son los porcentajes de agua en el suelo, tanto a la C.C. como en el punto de marchitez. Una buena estructura del suelo también aumenta la fracción de agua útil.

AGUA DEL SUELO

Es indispensable para las plantas no sólo como alimento, ya que es su componente esencial, sino también para reponer las pérdidas que por evapotranspiración se producen durante el ciclo vegetativo. En el suelo, el agua disuelve los elementos nutritivos que absorben las plantas a través de la solución del suelo.
Con un buen manejo del agua en los riegos, se puede conseguir un importante ahorro de agua y de nutrientes, sobre todo nitrógeno, disminuyendo sus pérdidas por lixiviación. Entre las prácticas aconsejables se citan:

  •   En suelos arenosos se deben efectuar riegos frecuentes y con dosis menores que en suelos arcillosos.
  •   Se debe ajustar el intervalo de riego y las dosis a las necesidades hídricas del cultivo a lo largo de su ciclo.
  •   No se deben aplicar dosis altas de riego en los días posteriores a la aplicación de abonos nitrogenados.

El agua de riego puede contener nitrógeno y otros nutrientes y contaminantes. Es absolutamente necesario conocer el contenido de estos nutrientes en el agua de riego para reducir su cuantía en la fertilización y poner en práctica medidas que minimicen o anulen los posibles efectos contaminantes.
En la tabla 3.1 se indica la cantidad de nitrógeno que puede aportarse al suelo por el agua de riego en función de su contenido en nitratos y del volumen de agua utilizado a lo largo del cultivo.

El agua puede contener también potasio y magnesio. Los contenidos de estos dos elementos aportados por el agua de riego también deben considerarse en el momento de calcular la fertilización.
La aplicación de los fertilizantes mejora el aprovechamiento del agua por los cultivos pues aumenta su resistencia a la sequía, regula su transpiración y permite que las plantas necesiten un menor volumen de agua para formar su materia seca.

Fuente:

GUÍA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DE LOS CULTIVOS EN ESPAÑA

Principios generales de la fertilizacion

PRINCIPIOS GENERALES DE LA FERTILIZACION

La fertilidad del suelo se entiende como su capacidad para suministrar todos y cada uno de los nutrientes que necesitan las plantas en ca­da momento, en la cantidad necesaria y en for­ma asimilable.

La asimilabilidad de los elementos nutritivos presentes en el suelo no depende sólo de la   forma química en que se encuentren, sino que es también función del clima, de la genética de la planta, de su estado de desarrollo, de las pro­piedades físicas y químicas del suelo y de las prác­ticas culturales.

• El suelo está inevitablemente sometido a una serie de fenómenos naturales como la erosión y el lavado que, entre otros efectos ne­gativos para la fertilidad del suelo, originan pérdidas de nutrientes que se suman a las ex­tracciones de las cose­chas.

• La planta tiene nece­sidades nutritivas en momentos determi­nados de su ciclo ve­getativo, necesida­des instantáneas e intensas, durante los cuales las reservas movilizadas del suelo pueden ser insufi­cientes.

Ley de la restitución

Al finalizar el ciclo de cultivo el suelo debería conservarse en las mismas condiciones en las que se encontraba al iniciarse. En lo que a nutrientes se refiere, esto significa que deben reponerse los extraídos por las cosechas, con objeto de que no se pierda fertilidad tras las sucesivas campañas.

La restitución al suelo de lo exportado por la cosecha, debe de considerarse desde un punto de vista económico y en cuanto a garanti­zar la correcta nutrición de la próxima cosecha.

La fertilización debe tener como objetivo primordial mantener la fertilidad del suelo, no debiendo limitarse a la restitución de los elementos extraídos por la cosecha. Esta práctica es necesaria, pero no suficiente, por tres razones fundamentales:

Un número importante de suelos tienen una pobreza natural que exige la incorporación de uno o varios elementos nutritivos para ser considerados cultivables y permitir la implantación y desarrollo de los cultivos.

Ley del mínimo

Von Liebig, en el año 1840, enunció el siguiente principio: “el rendimiento de la cosecha está determinado por el elemento nutritivo que se encuentra en menor cantidad”. Además, un exceso en cualquier otro nutriente, no puede compensar la deficiencia del elemento nutritivo limitante.

Esta Ley pone en evidencia la relación entre los elementos nutritivos y la necesidad de alcanzar una riqueza suficiente en cada uno de ellos, para que pueda obtenerse el rendimiento óptimo.

La interacción entre elementos nutritivos es positiva cuando el efecto producido por un conjunto de dos factores, en este caso nutrien­tes, es superior a la suma del efecto de los dos factores considerados aisladamente. De esta ma­nera, si se satisfacen las necesidades de un cul­tivo en potasio se asegura la eficacia de la ferti­lización con nitrógeno.

En el suelo, la sinergia entre los elementos nutritivos se manifiesta de manera evidente. La movilización de determinadas formas químicas El rendimiento máximo, según el potencial de un elemento facilita la movilización de otros.

De este modo, la presencia de sulfato y nitrato favorecen la solubilidad del fósforo.

 

Ley de los rendimientos decrecientes

La Ley de los rendimientos decrecientes o Ley de Mistcherlich concluye que: “a medida que se aumentan las dosis de un elemento fertilizante

Curva de  rendimiento de Mistcherlich concluye que: “a medida que se aumentan las dosis de un elemento fertilizante ab disminuye el incremento de cosecha que se con­sigue por cada unidad fertilizante suministrada, hasta llegar un momento en que los rendimientos no solo no aumentan sino que disminuyen”.

El rendimiento máximo, según el potencial de cada cultivo y suelo, se alcanza con aporta-ciones de fertilizantes, sin considerar el gasto que se realiza en fertilizantes. El rendimiento óptimo o económico es el punto que se alcanza cuando el rendimiento que se obtiene de la cosecha compensa el gasto en fertilizante.

Evidentemente, en la determinación del rendimiento óptimo o económico intervienen una serie de factores ajenos a la naturaleza y rendimiento del cultivo, tales como el precio de los fertilizantes utilizados y el precio de los productos agrícolas.

Fuente:

GUÍA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DE LOS CULTIVOS EN ESPAÑA

 

Como se alimentan las plantas

COMO SE ALIMENTAN LAS PLANTAS

Las plantas son consideradas los únicos productores netos de energía de nuestro sistema biológico, con la excepción de algunos microorganismos. Son capaces de elaborar compuestos orgánicos complejos a partir del agua, del dióxido de carbono del aire, de la energía solar y de los elementos nutritivos del suelo.

Para llevar a cabo los procesos fisiológicos y metabólicos que les permiten desarrollarse, las plantas necesitan tomar del medio una serie de elementos indispensables. Es, a partir del análi­sis de la materia seca de los vegetales, como se describen sus constituyentes esenciales:

Nutrientes plásticos. Suponen el 99% de la masa y son: carbono (C), oxígeno (O), hidróge-no (H), nitrógeno (N), fósforo (P), azufre (S), potasio (K), calcio (Ca) y magnesio (Mg).

  • El C y O son tomados del aire a través de la fotosíntesis y el O por la respiración.
  • El agua proporciona H y O, además de tener   múltiples papeles en la fisiología vegetal.
  • El resto de elementos minerales son absorbidos principalmente por las raíces de la solución del suelo. Sólo las leguminosas utilizan N del aire.

Micronutrientes. Necesarios en muy peque­ñas cantidades. Son: hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), boro (B), molibde­no (Mo), níquel (Ni) y cloro (Cl). Los micronu­trientes son asímismo absorbidos de la solución del suelo. Algunas especies vegetales precisan también sodio (Na), silicio (Si), cobalto (Co) y aluminio (Al).

NUTRIENTES ESENCIALES

Al menos catorce elementos químicos son imprescindibles para el desarrollo vegetal: germinar, crecer, llevar a cabo la fotosíntesis y la reproducción. Su clasificación como nutrientes principales, nutrientes secundarios y micronu­trientes, obedece tan sólo a su mayor o menor contenido en la composición de las plan­tas.

Los criterios de esencialidad de un nutrien­te, en relación a la fisiología vegetal, son:

• Aparece en todos los vegetales.

• No puede ser sustituido por otro nutriente.

• Su deficiencia o carencia provoca alteracio­nes en el metabolismo, fisiopatías o la muer­te de la planta.

PAPEL DE LOS ELEMENTOS NUTRITIVOS

Todos y cada uno de los elementos nutriti­vos juegan un papel específico en la nutrición vegetal. El oxígeno, el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre son los cons­tituyentes básicos de los tejidos vegetales y par­ticipan en las reacciones bioquímicas básicas del metabolismo.

El fósforo es un constituyente esencial del ATP (Adenosín Trifosfato), y está ligado a los pro­cesos de intercambio de energía.

Los cationes, calcio, potasio y magnesio, re­gulan los potenciales osmóticos, la permeabili­dad de las membranas celulares y la conducti­vidad eléctrica de los jugos vegetales.

Por su parte, los micronutrientes son catali­zadores de numerosas reacciones del metabolis­mo vegetal.

Macronutrientes

El nitrógeno, factor de crecimiento y desarrollo.

El nitrógeno es uno de los constituyentes de los compuestos orgánicos de los vegetales.

Interviene en la multiplicación celular y se considera factor de crecimiento; es necesario para la formación de los aminoácidos, proteínas, enzimas, etc. De modo que, el aporte del nitrógeno en cantidades óptimas conduce a la obtención de forrajes y granos con mayor contenido proteico. Además, muy recientemente se ha demostrado la relación directa del nitrógeno con el contenido en vitaminas.

La deficiencia en nitrógeno afecta de manera notable al desarrollo de la planta. Se manifiesta, en primer lugar, en las hojas viejas, que se vuelven cloróticas desde la punta hasta extenderse a la totalidad a través del nervio central. Las hojas adquieren un color verde amarillento y en los casos más graves la planta se marchita y muere (fisiopatía provocada en las plantas por falta de clorofila, que precisa cuatro átomos de nitrógeno para cada molécula).

El fósforo, factor de precocidad.

Estimula el desarrollo de las raíces y favorece la floración y cuajado de los frutos, interviniendo en el transporte, almacenamiento y transferencia de energía, además de formar parte de fosfolípidos, enzimas, etc.

Es considerado factor de precocidad, ya que activa el desarrollo inicial de los cultivos y favorece la maduración.

La carencia de fósforo conduce a un desarrollo débil del vegetal, tanto de su parte aérea como del sistema radicular. Las hojas se hacen más delgadas, erectas, con nerviaciones menos pronunciadas y presentan un color azul verdoso oscuro, pudiendo incluso llegar a caer de forma prematura.

El potasio, factor de calidad.

En la planta el potasio es muy móvil y juega un papel múltiple. Mejora la actividad fotosintética; aumenta la resistencia de la planta a la sequía, heladas y enfermedades; promueve la síntesis de lignina, favoreciendo la rigidez y estructura de las plantas; favorece la formación de glúcidos en las hojas a la vez que participa en la formación de proteínas; aumenta el tamaño y peso en los granos de cereales y en los tubérculos.

La carencia de potasio provoca un retraso general en el crecimiento y un aumento de la vulnerabilidad de la planta a los posibles ataques de parásitos.

Se hace notar en los órganos de reserva: semillas, frutos, tubérculos. Si la deficiencia es acusada aparecen manchas cloróticas en las hojas que, además, se curvan hacia arriba.

Un correcto abonado potásico mejora la eficiencia y el aprovechamiento del abonado nitrogenado.

El azufre

Es componente de aminoácidos azufrados como la cisteína y la metionina. Forma parte de vitaminas, proteínas, coenzimas y glicósidos. Par­ticipa en las reacciones de óxido-reducción for­mando parte de la ferredoxina.

El calcio

Es necesario en la división y crecimiento de la célula. Es el elemento estructural de pa­redes y membranas celulares, y es básico pa­ra la absorción de elementos nutritivos. Par­ticipa junto con el magnesio en la activación de las enzimas del metabolismo de glúcidos y proteínas.

El magnesio

Forma parte de la molécula de clorofila, sien­do por tanto esencial para la fotosíntesis y para la formación de otros pigmentos. Activa nume­rosas enzimas del metabolismo de las proteínas y glúcidos. Favorece el transporte y acumulación de azúcares en los órganos de reserva y el del fósforo hacia el grano. Al igual que el calcio, es constituyente de las paredes celulares. Influye en los procesos de óxido-reducción.

Micronutrientes

El hierro, interviene en la síntesis de la clorofi­la y en la captación y transferencia de energía en la fotosíntesis y en la respiración. Actúa en reac­ciones de óxido-reducción, como la reducción de nitratos.

El manganeso, está ligado al hierro en la for­mación de clorofila. Además participa en el metabolismo de los hidratos de carbono.

El zinc, es fundamental en la formación de au­xinas, que son las hormonas del crecimiento. In­terviene en la síntesis de ácidos nucleicos, pro­teínas y vitamina C. Tiene un efecto positivo en el cuajado, maduración y agostamiento. El cobre, participa en la fotosíntesis y en el me­tabolismo de las proteínas.

El molibdeno, interviene en la fijación del ni­trógeno del aire en las leguminosas, al igual que en la transformación de nitratos en el interior de la planta.

El níquel, actúa en la ureasa y sólo reciente­mente ha sido considerado elemento esen­cial.

El boro, interviene en el transporte de azúcares. Participa en la regulación interna del crecimien­to por las hormonas vegetales, en la fecunda­ción, en la absorción de agua, en la síntesis de ácidos nucléicos y en el mantenimiento de la integridad de la membrana celular.

El cloro, tiene una actividad ligada a la foto­síntesis y participa en el mantenimiento de la tur­gencia celular.

 

Plantas medicinales en ingles agricola

Plantas medicinales en ingles agricola

Español Ingles
Acacia Acacia
Acelerar Accelerate
Acumular Accumulate
Acupuntura Zacupuncture
Adelfa Oleander
Administrar Administer
Adormidera Poppy
Agitar, remover Stir
Agregar, añadir Add
Aguacate Avocado
Ajo Garlic
Álamo Aspen
Albahaca Basil
Albaricoque Apricot
Alcanfor Camphor tree
Alcaravea Caraway
Alfalta Alfalta
Alga Alga
Algodón Cotton
Aliviar Alleviate
Almendra Almond
Áloe, sábila Aloe
Alternar Alternate
Amarilis Amaryllis
Amasar, acumular Amass
Anamú Guinea hen weed
Angélica Angelical
Anís Anise
Anón Sugar apple
Anón Sweet sop
Apasote West Indian goose foot
Aplicar Apply
Arándano Blueberry
Árbol Tree
Arbusto Bush
Arbusto Shrub
Arrayán Myrtle
Arrayán brabántico Bayberry
Arrayán brabántico Wax myrtle
Artemisa Sage brush
Avellana Hazelnut
Ayúa White prickly
Azafrán Crocus
Azafrán Saffron
Bálsamo Balm
Batir Beat
Bejuco Cane
Berenjena Eggplant
Berro Watercress
Bija Annatto
Higo chumbo Prickly pear
Higuerilla Castor oil plant
Hinojo Fennel
Hipérico Saint John herb
Hisopo Hyssop
Hoja Leaf
Infusión Infusion
Ítamo real Slipper plant
Jarabe Syrup
Jenjibre Ginger
Laurel Bayleaf
Laurel Laurel
Laxante Laxative
Lima Lime
Limón Lemon
Líquido Liquid
Llantén Greater plantain
Llantén, plátano Plantain
Loción Lotion
Lúpulo Hops plant
Macerar Mash
Mandarina Mandarin orange
Mandarina Tangerine
Mango Mango
Maní Peanut
Manojo Bunch
Manzana Apple
Manzanilla Boston catnip
Manzanilla Chamomile
Mar pacífico Chinese rose
Marañón Cashewnut
Maravilla Flour ó clock
Marilope Yellow alder
Mastuerzo Licorice weed
Mastuerzo Wild pepper grass
Mejorana Marjoram
Melocotón Peach
Menta Mint
Menta japonesa Japanese mint
Miel Honey
Mirra Myrrh
Moler Grind
Mortero Mortar
Muérdago Mistletoe
Naranja agria Forbidden fruit
Naranja agria Sour orange
Nuez Nut
Nuez moscada Nut meg
Olla Pot
Olmo Elm
Orégano Oregano
Ortiga Nettle
Papayo Papaya
Partir Crack
Pasiflora Passion flower
Pera Pear
Perejil Parsley
Pimienta de Jamaica Allspice
Pimiento Pepper
Piña Pineapple
Pitahaya Queen of the night
Planta de la espinaca Spinach plant
Prendejera Prickly berry
Primavera Primrose
Raíz Root
Remolacha Beet
Resedá Egyptian privet
Resedá Henna plant
Resedá Mignonnet tree
Resina Resin
Romero Rosemary
Rompe saragüey Bitter bush
Rosa Rose
Ruibarbo Rhubarb
Sagú Arrowroot
Sal Salt
Salvia Sage plant
Salvia Sweet scent
Sauce Willow
Saúco Elder tree
Semilla Seed
Siempreviva Semper vive
Tamarindo Tamarind
Tea
Tilo Linden
Tomate Tomato
Tomillo Thyme
Tomillo Thymo
Toronja Grapefruit
Toronjil Lemon balm
Tostar Toast
Tronco Trunk
Tuya Asiatic arbor-vitae
Uva Grape
Vaina Pod
Verbena Bastard vervain
Vicaria Old maid
Vicaria Periwinkle
Vicaria Vinca
Vicaria blanca Church flower
Yagruma Trumpet tree
Yerba Herb
Yerba buena Spearmint
Yerba mora Black night shade
Yerba mora Pot bush
Zanahoria Carrot
Zarza Blackberry
Zarzaparrilla Sarsaparrilla