Normas para la produccion Integrada de productos agricolas

Normas para la produccion Integrada de productos agricolas

En el ámbito nacional, la »Producción Integrada de productos agrícolas» está regulada por el Real Decreto 1201/2002, de 20 de noviembre (BOE núm. 287 de sábado 30 noviembre 2002), que tiene por objeto:

  • El establecimiento de las normas de producción y requisitos generales que deben cumplir los operadores que se acojan a los sistemas de producción integrada. En ellas se establecen, dentro de cada fase del ciclo productivo, las prácticas consideradas obligatorias y aquellas que se prohíben expresamente.
  • La regulación del uso de la identificación de garantía que diferencie estos productos ante el consumidor.
  • El reconocimiento de las Agrupaciones de Producción Integrada en Agricultura, para el fomento de dicha producción.
  • La creación de la Comisión Nacional de Producción Integrada encargada del asesoramiento y coordinación en materia de producción integrada.

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Desarrollo normativo del Real Decreto 1201/2002, de 20 de noviembre. Normas técnicas específicas de cultivos

Normas técnicas específicas de cultivos

Normas horizontales

ORDEN APA/1/2004, de 9 de enero, por la que se establece el logotipo de la identificación de garantía nacional de producción integrada

Bioestimulantes de ultima generacion

Bioestimulantes de ultima generacion

Hoy os presentamos un producto novedoso y de calidad

Sipcam Iberia ha desarrollado BLACKJAK® es un innovador Bioestimulante de última generación 100% natural con materia orgánica altamente descompuesta y de rápida asimilación (ácidos húmicos, fúlvicos, úlmicos, humina y nutrientes naturales) con la excepcional característica de tener pH ácido (4,2).

Por todos es sabido desde hace muchos años, que el humus es muy beneficioso para los suelos y las plantas, pero la gran pregunta siempre ha sido cómo extraer las materias activas de mayor asimilación y utilidad para las plantas de las diversas fuentes conocidas, teniendo en cuenta que:

Ante la dificultad de la extracción de todas estas materias húmicas activas, debido a sus diferencias de solubilidad, la mayoría de los productos del mercado se basan en la extracción química de tan sólo los ácidos húmicos y fúlvicos mediante hidróxidos de sodio/potasio, obteniendo además un pH altamente básico (>9).

“¿Como obtener un producto que tenga un pH ácido (4-5) y que contenga todas las materias húmicas activas posibles; ácidos húmicos, fúlvicos, úlmicos y humina además de otros nutrientes beneficiosos (N, Cu, Zn) que se encuentran de forma natural en la materia prima original, leonardita de reconocida calidad?”.

Mientras que los ácidos húmicos y fúlvicos actúan principalmente mediante lo que llamamos “efectos indirectos” como activadores del suelo promoviendo el metabolismo de los microorganismos y la dinámica de los nutrientes.

Los ácidos úlmicos y la humina por el contrario actúan más como activadores de las plantas mediante “efectos directos” a nivel metabólico, hormonal y enzimático:
Ciertos componentes de la Humina son directamente absorbidos y transportados por el sistema vascular de las plantas y actúan como catalizadores de numerosos procesos metabólicos. También han sido identificadas hormonas de crecimiento que fomentan el crecimiento radicular, vegetativo y el desarrollo general de la planta.
Por otra parte los Ácidos Úlmicos tienen la capacidad de ionizar los metales, actuando como
agentes quelantes naturales. A su vez al igual que la humina también poseen la capacidad de estimular y aumentar el desarrollo radicular.

Efectos de las materias humicas activas

a. SUMINISTRAN NUTRIENTES A LAS PLANTAS:

Las materias húmicas activas sirven como fuente de N, P y azufre que liberan a través de los procesos de mineralización que la materia orgánica sufre en el suelo. Otra mecanismo de suministro de elementos nutritivos a la planta se basa en la posibilidad de complejar metales y cationes que tienen las sustancias húmicas.

b. MEJORA LA ESTRUCTURA DE LOS SUELOS:
Promueve la formación de agregados estables entre las partículas del suelo evitando la compactación de los mismos, con el consiguiente aumento de la aireación y una mejor circulación del agua causada por el incremento de la capilaridad del suelo.

c. INCREMENTO DE LA POBLACIÓN MICROBIANA:
Como fuentes de P y C que son contribuyen a la estimulación y desarrollo de las poblaciones microbianas y por tanto a la actividad enzimática asociada.

d. INCREMENTO DE LA CAPACIDAD DE INTERCAMBIO CATIÓNICO (CIC):
Las materias húmicas atraen a los iones positivos (K+, Ca+2, Mg+2, Fe+3, Cu+2, Mn+2, Zn+2) evitando la lixiviación y facilitando la absorción de los mismos, actuando como agentes quelantes naturales.

e. AUMENTO DE LA CAPACIDAD DE RETENCIÓN DE AGUA (CRA):
Las materias húmicas activas disminuyen las pérdidas por evaporación al capturar los cationes mediante la interacción de moléculas de agua (dipolo) provenientes de la capa de hidratación del suelo.

f. EFECTOS SOBRE EL METABOLISMO ENERGÉTICO, SINTESÍS DE PROTEÍNAS, ÁCIDOS NUCLEICOS Y ACTIVIDAD ENZIMÁTICA.
Diversos trabajos demuestran que la presencia de sustancias húmicas mejora la fotosíntesis, la respiración así como la síntesis del ARN-m y de proteínas, especialmente enzimas (fosforilasas, catalasas, invertasas, etc.). Numerosos autores denominan esta acción hormonal de las sustancias húmicas como comportamiento “auxin-like”.

Ensayo cualitativo y cuantitativo de aplicación foliar en olivar de la variedad “Manzanilla” (dos aplicaciones una a tamaño de fruto del 50% y otra en el endurecimiento de hueso).

BlackjakVentajas del producto

  1. BLACKJAK® es la fertilización orgánica de mayor eficacia porque debido a sus bajas dosis conseguimos un coste por hectárea muy reducido.
  2. BLACKJAK® es un líquido de fácil y rápida solubilidad que le confiere una total comodidad de manejo, almacenamiento y transporte.
  3. BLACKJAK® debido a su pH ácido estimula el desarrollo radicular, ayudando a las raíces a absorber más fácil, rápida y abundantemente mayor cantidad de micronutrientes  importantes.
  4. BLACKJAK® disminuye el pH de los caldos de pulverización potenciando el efecto de los fitosanitarios y contribuyendo a una mayor y más rápida absorción de los nutrientes foliares (cambios más rápidos de color en la planta y frutos).
  5. BLACKJAK® es un producto 100% natural (en proceso de certificación para agricultura ecológica).
  6. BLACKJAK® es innovador y diferente del resto al contener HUMINA y ÁCIDOS  ÚLMICOS, compuestos que estimulan y aumentan el crecimiento radicular, vegetativo y desarrollo general de la planta y que no están presentes en los fertilizantes orgánicos tradicionales del mercado.
  7. BLACKJAK® además contiene nutrientes naturales N, Cu, Zn no exógenos propios de la leonardita original.
  8. BLACKJAK® aplicado al suelo contribuye a mejorar la estructura del suelo, reducir la salinidad, desbloquea la absorción de nutrientes, favorece la actividad microbiana y aumenta la capacidad de intercambio catiónico de los macro y micro nutrientes.
  9. BLACKJAK® también actúa como agente quelatante natural para los elementos macro y micro con lo que promueve la absorción de nutrientes y posterior traslocación de los mismos en la planta.
  10. BLACKJAK® se puede aplicar tanto foliar como en sistemas de riego por goteo ya sea solo o en combinación con otros nutrientes y fitosanitarios.

Puede encontrar más información en www. Sipcam Iberia.es

Momento adecuado u optimo para aplicar un fitosanitario

Momento adecuado u optimo para aplicar un fitosanitario

La eficacia de un fitosanitario depende entre otros factores de los siguientes factores:

  1. Realizar correctamente la mezcla de productos + aditivos.
  2. Que el estado de la plaga o hierba sea el adecuado para la aplicación.
  3. Que las condiciones ambientales sean la optimas

Dando los dos primeros puntos como controlados ya que entiendo que el lector de este articulo sabe de lo que hablamos, vamos a centrarnos en el tercero, para ello SYNGENTA dispone de una aplicación en su web que es perfecta para resolver este tercer punto.

No olvidar de tener muy en cuenta los siguientes factores:

La Inversión térmica normalmente se da cuando calma el viento y comienza a ascender unacapa de aire caliente e ingresar por debajo una capa de aire frío, al invertirse estas capas de aire si se realizan aplicaciones, las gotas asperjadas quedaran suspendida en el aire por diferencia de densidades y no caerá como debe, produciéndose desplazamientos laterales de las mismas a distancia que pueden producir graves daños si terminan cayendo en un cultivo sensible al producto aplicado. Ante estas condiciones no se recomienda aplicar.

La elevada temperatura y baja humedad relativa, son condiciones que incrementan la evaporación de las gotas, siendo esta última más importante que la primera, ya que existen casos en que la temperatura no es tan elevada, pensando que no habrá evaporación, sin tener en cuenta que la humedad relativa termina definiendo esta variable, afectando demasiado la aplicación por pérdida de gotas si no se está usando un antievaporante de calidad en esas condiciones.

El viento es un aliado de las aplicaciones ya que si las realizamos sin él, nos será muy difícil ingresar con las gotas asperjada en un cultivo cerrado. Se cree que la mejor aplicación es sin viento, sin embargo es cuando mayor probabilidad tenemos de que se produzca una inversión térmica, con las consecuencias que esta ocasiona. Debemos manejarnos con vientos a partir de 8 km/h cuando aplicamos en cultivos cerrados, dejando ingresar de esta manera a las gotas en el cultivo.

El tamaño y uniformidad de las gotas es otro de los factores de gran importancia que debe tenerse en cuenta antes de la aplicación, esto dependerá de algunas variables, tales como objetivo a tratar y condiciones ambientales. Debemos tener en cuenta una relación que existe entre tamaño de gota y cantidad de impactos, ya que al dividir en dos el diámetro de una gota obtendremos ocho gotas de la mitad de ese diámetro que llevaran en su conjunto el mismo volumen que la primera, permitiendo aumentar la probabilidad de impactar en el objetivo, más aún cuando este sea de un tamaño pequeño como puede ser un insecto, o tratarse de una maleza de hojas finas y verticales como una ciperácea, etc. Ya que si aplicáramos con gotas de un tamaño mayor a los 200 micrones, es muy factible que no lleguemos al objetivo. Los 200 micrones se consideran un tamaño óptimo para la mayoría de los tratamientos. En el caso de las aplicaciones aéreas el tamaño de gota es menor con muy buenos resultados siempre y cuando las mismas vayan protegidas por antievaporantes de calidad.
Tanto en las aplicaciones aéreas como terrestres las gotas deben estar protegidas pudiendo lograr excelentes resultados si se tienen en cuenta todas las variables que intervienen y se toman las precauciones necesarias. Las gotas grandes quedan retenidas en la parte superior del arbol o impactan en este y caen al suelo por su propio peso (efecto paraguas), lo mismo sucede en caso de encontrarse con un espacio abierto entre la cubierta vegetal, ya que al caer en forma vertical terminan impactando en el suelo y no en las hojas, por eso es que hablamos de producir gotas pequeñas que al caer con cierto movimiento y horizontalidad van impactando en los diferentes tercios de un cultivo.

La calidad del agua debe ser tenida en cuenta ya que la cantidad de cationes presentes y el pH de la misma determinarán inactivación y la vida media de los activos que estemos aplicando, convirtiéndose el agua de aplicación muchas veces en un contaminante de los fitosanitarios. Es por eso que ante aguas duras y de elevado pH se deben utilizar secuestrantes de cationes y reductores de pH.
Los altos volúmenes de agua utilizados para las aplicaciones, solo hacen que se diluyan más
los activos, que se incremente la evaporación (a más agua en las gotas, más evaporación), que se superpongan las gotas aumentando la dilución de los activos una vez que impactaron en el objetivo.

Las malas hierbas en los cultivos de hortalizas

Las malas hierbas en los cultivos de hortalizas

 Reproducción del magnifico articulo de Carlos Zaragoza para la FAO

INTRODUCCIÓN

El cultivo de hortalizas requiere un enfoque particular del manejo de las malezas. Las áreas de cultivo de hortalizas por lo general son reducidas pero producen cultivos de alto valor comercial y gastronómicamente apreciados. Los frutos y los cultivos de hoja proporcionan ingresos importantes para los agricultores y los trabajadores a nivel local o regional. En el caso de España, en el año 1999 existían 395 300 hectáreas de hortalizas cultivadas en pequeñas áreas con una producción estimada en cerca de 12 millones de toneladas.

El riego es una característica de estos cultivos en el Mediterráneo o en zonas áridas. El tipo de riego usado también influye sobre el manejo de las malezas según los distintos sistemas en uso: el riego tradicional por inundación o el riego por surcos o los sistemas más modernos por regadores, goteo o infiltración. Sin embargo, los herbicidas tienen un comportamiento diferente: su incorporación es afectada por el agua y por ello la selectividad de los cultivos es, por lo tanto, substancialmente limitada.

Las áreas tradicionales de cultivos de hortalizas están por lo general situadas vecinas a corrientes de agua, lugares inundables, deltas de los ríos o zonas pantanosas, por lo que si se usan herbicidas, su impacto ambiental y condiciones de uso deben ser debidamente considerados.

Un cierto número de hortalizas son producidas bajo cubiertas de plástico lo cual puede afectar el comportamiento del herbicida reduciendo su volatilidad y los fenómenos de condensación, condiciones bajo las cuales la selectividad de los cultivos podría ser modificada.

Como resultado de todos estos problemas y en razón de las pequeñas áreas cultivadas con hortalizas, las compañías químicas no muestran gran interés en desarrollar herbicidas específicos para el manejo de las malezas en estos cultivos. Esta falta de interés puede traer también como consecuencia el retiro del mercado de algunos herbicidas selectivos como ha ocurrido con naptalm, bensulide y otros en el mercado europeo. En los Estados Unidos de América también existe preocupación por los herbicidas que se aplican en los cultivos menores; en este país, el proyecto IR-4 tiene por objetivo buscar soluciones a los problemas del manejo de herbicidas por los horticultores (Arsenovic y Kunkel, 2001).

Otro aspecto relacionado con la complejidad del uso de los herbicidas es su persistencia en el suelo la cual puede afectar los cultivos siguientes en la rotación como resultado de los herbicidas sobrantes que permanecen en el suelo. En muchos lugares las rotaciones de los cultivos de hortalizas son muy rápidas e intensivas y la toxicidad de los herbicidas puede afectar el cultivo siguiente si el ciclo del cultivo anterior fue muy breve.

Es necesario considerar todos esos aspectos así como las preocupaciones de los consumidores sobre la probable presencia de residuos de plaguicidas en los frutos, hojas y raíces de estos cultivos y las estrictas limitaciones para la comercialización y la exportación que pueden invalidar muchas jornadas de trabajo y la resistencia de los trabajadores. Por lo tanto, es imperioso hacer un uso cuidadoso de los herbicidas para lo que se deben seguir atentas prácticas de cultivo, especialmente cuando hay interés en obtener un producto de calidad reconocida.

Existe gran interés en la integración de las prácticas de labranza con el control químico en razón de la reducción del impacto de los herbicidas y el costo de la mano de obra. Mientras que los herbicidas tienen una función importante en la horticultura extensiva, mecanizada y al aire libre, el control manual de las malezas es una práctica común en el cultivo de hortalizas, incluso después del tratamiento con herbicidas (p. ej., los frijoles verdes pueden necesitar 5-15 h/ha y los tomates trasplantados 50-90 h/ha).

FLORA DE LAS MALEZAS

La composición de la flora de malezas presentes en los cultivos de hortalizas debe ser claramente determinada. En base a estos datos se podrán planificar los mejores métodos de control a ser aplicados. Es un hecho bien conocido que las malezas están bien adaptadas al cultivo que infestan en razón de sus características morfológicas y fenológicas. Un ejemplo de esta situación es el caso de las zanahorias donde otras umbelíferas como Ammi majus, Torilis spp., Scandix pecten-veneris y Daucus spp. son las especies dominantes. Un cultivo de primavera puede ser infestado por dos generaciones de especies: primeramente aquellas adaptadas a las temperaturas frías tales como Capsella bursa-pastoris, Chenopodium album y Polygonum aviculare seguidas más adelante por malezas adaptadas a temperaturas estivales más altas como Portulaca oleracea, Solanum nigrum, Cyperus rotundus y Amaranthus retroflexus.

Algunas especies anuales con un ciclo corto tales como Sonchus oleraceus, Poa annua, Senecio vulgaris y Stellaria media también pueden crear problemas en algunos cultivos de hortalizas en ciertas etapas de la rotación de cultivos.

Las comunidades de malezas pueden estar formadas por varias especies pero muchas de ellas están más adaptadas a un cultivo específico. Por ejemplo: Echinochloa crus-galli, Amaranthus spp., Chenopodium album, Polygonum aviculare, Portulaca oleracea y Solanum nigrum son especies dominantes en los tomates trasplantados. Sin embargo, cuando los tomates son sembrados directamente son más frecuentes varias malezas gramíneas tempranas tales como Alopecurus myosuroides, Avena spp., Lolium spp. y varias especies de Brasicáceas y Asteráceas.

Del mismo modo, las malezas frecuentes en las cebollas de siembra temprana son Capsella bursa-pastoris, Sinapis arvensis, Poa annua, Sonchus spp., Polygonum aviculare. En las cebollas trasplantadas o en los cultivos de siembra tardía también son frecuentes Echinochloa spp., Portulaca oleracea, Solanum spp., Setaria spp. Las malezas parásitas también pueden ser un problema en los cultivos hortícolas: Orobanche crenata en leguminosas, apiáceas y lechuga, O. ramosa en solanáceas y cucurbitáceas, Cuscuta spp. en leguminosas, tomate, zanahoria, cebolla y espárrago (García-Torres, 1993). Algunas malezas específicas son características de una determinada área, región o país; por ejemplo, Galinsoga parviflora en Polonia, Polygonum arenastrum en Israel, Ambrosia artemisiifolia, Cirsium arvense y Amaranthus hybridus resistente a la triazina en Francia, Abutilon theophrasti en Italia, Cyperus rotundus en España, Marruecos y Portugal (Tei et al., 1999, 2002).

En los cultivos de hortalizas los mayores problemas son causados por las malezas de hoja ancha ya que las malezas gramíneas son mejor manejadas por las rotaciones o pueden ser fácilmente eliminadas con el uso de herbicidas selectivos de aplicación foliar.

Con un conocimiento completo de la fenología de las malezas y otros factores (temperatura, lluvia y sistema de riego) a nivel local, es posible predecir cuando y en que cultivo ciertas malezas podrán causar problemas. Obviamente, en los cultivos bajo protección de plástico, la emergencia de las malezas ocurre antes que al aire libre y el crecimiento de las malezas es mayor.

COMPETENCIA DE LAS MALEZAS

Solo unos pocos cultivos de hortalizas son buenos competidores porque cubren el suelo tapando las malezas. Algunos ejemplos son el repollo (Brassica spp.) o las alcachofas. Pero muchas de las hortalizas como las liliáceas, las zanahorias o los pimientos, en las latitudes templadas crecen lentamente y cubren poco el suelo sufriendo una fuerte competencia de las malezas no solo por agua, nutrientes y luz sino incluso por espacio. Por lo tanto, si el control de malezas no se lleva a cabo en forma oportuna probablemente no haya producción. Hay muchos ejemplos de problemas de reducción de los rendimientos de los cultivos (Labrada, 1996) que indican la gran sensibilidad de las hortalizas a la competencia temprana de las malezas y la necesidad de controlarlas en las primeras etapas de crecimiento.

La competencia de las malezas es particularmente seria en el caso de los cultivos hortícolas de siembra directa. El período crítico de la competencia de las malezas (o sea, el período durante el cual debe ser hecho el control de las malezas) es por lo general mayor en las siembras directas que en los cultivos trasplantados. Por ejemplo, si en un cultivo de pimientos trasplantados las malezas deben ser controladas entre la segunda semana hasta el tercer mes después del trasplante para prevenir una pérdida de 10 por ciento, el control de malezas en la siembra directa de pimiento debe ser hecho durante los cuatro primeros meses después de la emergencia para prevenir la misma pérdida (Medina, 1995). Aparentemente algunas técnicas tradicionales incrementan la competitividad del cultivo (p. ej., trasplante, camas levantadas). Obviamente, las condiciones del tiempo y la densidad de las malezas tienen una gran influencia en la duración de los períodos críticos. Una ola de frío que afecte a algunos cultivos de hortalizas puede provocar un crecimiento lento, una mayor competencia y mayores pérdidas de rendimiento.

ALMÁCIGOS

Muchas hortalizas son cultivadas en almácigos para obtener plántulas adecuadas para el trasplante al campo. Los suelos dedicados a los almácigos son por general más livianos, con buena inclinación y fertilizados para obtener una buena emergencia de las plántulas. Los almácigos por general son regados por inundación y protegidos por plástico. Muchas técnicas de control de malezas ya han sido descriptas en el trabajo de Labrada (1996). Ahora se agregan algunas posibilidades de manejo de las malezas.

Falsos almácigos

Los falsos almácigos son usados algunas veces para los cultivos de hortalizas cuando otras prácticas selectivas de control de malezas son limitadas o no están disponibles. El éxito de tal operación depende del control de la primera generación de malezas emergidas antes de la emergencia del cultivo y con un disturbio mínimo, lo cual reduce las generaciones subsiguientes de malezas. Básicamente esta técnica consiste en lo siguiente:

1. Preparación del almácigo dos a tres semanas antes de la siembra para obtener la máxima germinación de las semillas de las malezas cerca de la superficie del suelo.

2. Siembra del cultivo con el mínimo disturbio del suelo para evitar que las nuevas semillas de malezas se encuentren en condiciones favorables para su germinación.

3. Tratar el campo con un herbicida no residual para eliminar todas las malezas germinadas (William et al., 2000) inmediatamente antes o después de la siembra pero antes de la emergencia del cultivo.

Los herbicidas recomendados son bypiridyliums, glifosato, sulfosato y glufosinato amónico, entre otros. En los suelos de textura liviana tales como los suelos arenosos o en medios artificiales de siembra, los tratamientos de herbicidas son riesgosos para algunos cultivos, especialmente tomates. También es posible tratar el suelo con metham sodio pero la siembra deber ser demorada hasta que el aceite está libre de metham, por lo general unos 20 días. El uso de este fumigante es muy efectivo para el control de Solanum nigrum en el cultivo de tomates.

Solarización

Es un método efectivo para el control de enfermedades y plagas del suelo y puede controlar también muchas malezas. El método ha sido descrito previamente por Labrada (1996). El suelo debe estar limpio, con la superficie nivelada y húmedo antes de cubrirlo con una lámina fina (0,1-0,2 mm) de plástico transparente y bien cerrada. El suelo debe permanecer cubierto durante los meses más cálidos y soleados por un total de 30-45 días. La temperatura del suelo debe exceder los 40 °C para tener efecto sobre las plagas del suelo, incluyendo las semillas de malezas. La solarización del suelo es un método de espectro amplio, simple, económicamente viable y respetuoso del ambiente. No afecta las propiedades del suelo y por lo general los cultivos sucesivos producen mayores rendimientos (Campiglia et al., 2000). También presenta algunas desventajas en su ejecución. Por ejemplo, es necesario el riego previo -o una lluvia frecuente y abundante- y el suelo debe ser mantenido en solarización, fuera de producción, por un período mínimo de un mes. Los resultados a menudo son variables, dependiendo de las condiciones del tiempo. Las altas latitudes frías o los lugares nubosos no son, por lo general, adecuados para la solarización. Algunas especies pueden tolerar la solarización como por ejemplo las especies perennes de raíces profundas: Sorghum halepense, Cyperus rotundus, Equisetum spp. y también algunas malezas leguminosas de semillas grandes. Después de la solarización el plástico debe ser recogido y la labranza profunda con arado de reja debe ser evitada. Este sistema es más adecuado para pequeñas áreas de cultivo de hortalizas pero ha sido mecanizado en grandes áreas para la siembra de tomates. La solarización del suelo es muy usada en invernaderos de plástico en las condiciones del sur de España. La biofumigación consiste en la incorporación de abono orgánico fresco en el suelo en las parcelas a ser solarizadas. La descomposición de la materia orgánica produce gases tóxicos debajo del plástico y fortalece los efectos biocidas. Normalmente el suelo debería ser removido después de la solarización o la biofumigación para permitir que los gases escapen del suelo antes de la siembra (Monserrat, 2001).

Control químico en los almácigos

Hay menos herbicidas registrados para su uso en almácigos que para los cultivos en el campo. Algunos de los herbicidas recomendados han sido descritos por Labrada (1996). La Tabla 1 muestra los herbicidas agregados últimamente.

Existen varios herbicidas de postemergencia para el control de las gramíneas -conocidos usualmente como familias «fop» y «dim»- que podrían ser usados en almácigos de hortalizas como por ejemplo cicloxydim (para cebolla y crucíferas), cletodim (cebolla, tomate), fluazifop-butyl (tomate, pimiento, lechuga, puerro, cebolla). Las dosis deben ser bajas para evitar problemas de fitotoxicidad (De Liñán, 2002).

Los tratamientos de herbicidas bajo plástico son siempre peligrosos y su aplicación debe ser muy cuidadosa, los niveles de humedad y temperatura son elevados y las plantas crecen rápidamente. La selectividad debería ser fácilmente perdida y pueden ocurrir síntomas de fitotoxicidad, en algunos casos solo en forma temporaria. Los efectos a menudos son erráticos. Estos casos deben ser enfrentados con prudencia y es aconsejable hacer algunos ensayos antes de aplicar un tratamiento general.

Tabla 1. Herbicidas selectivos de preemergencia y de postemergencia temprana para almácigos de hortalizas

a) Preemergencia

Herbicida

Dosis (kg ia/ha) Cultivo
Clomazone 0,18 – 0,27 Pimiento, pepino
DCPA 6,0 – 7,5 Cebolla, crucíferas, lechuga
Metribuzin 0,15 – 0,5 Tomate
Napropamide 1,0 – 2,0 Tomate, pimiento, Berenjena
Pendimethalin 1,0 – 1,6 Cebolla, ajo
Proanide 1,0 – 2,5 Lechuga
Propachlor 5,2 – 6,5 Cebolla, crucíferas
b) Postemergencia (cultivos con al menos tres hojas)
Clomazone 0,27 – 0,36 Pimiento
Ioxinil 0,36 Cebolla, ajo, puerro
Linuron 0,5 – 1,0 Espárrago, zanahoria
Metribuzin 0,075 – 0,150 Tomate
Oxifluorfen 0,18 – 0,24 Cebolla, ajo
Rimsulfuron 0,0075 – 0,015 Tomate

CULTIVOS DE SIEMBRA DIRECTA Y TRASPLANTADOS

Rotación de cultivos

La rotación de cultivos es la sucesión programada de cultivos durante un cierto período en la misma parcela o campo. Es un método fundamental de control para reducir la infestación de malezas en los cultivos de hortalizas. La rotación de cultivos fue considerada durante un largo tiempo como un elemento básico para obtener cultivos sanos y de buenos rendimientos. Este concepto fue erróneamente eliminado con el uso de mayores cantidades de agroquímicos. Sin embargo, en la actualidad la rotación de cultivos está recuperando su valor dentro del contexto del manejo integrado de cultivos. Clásicamente, las rotaciones de cultivos se han aplicado en la siguiente forma:

1. alternando los cultivos con diferentes tipos de vegetación: cultivos de hoja (lechuga, espinaca, crucíferas), raíces (zanahorias, papas, rábanos), bulbos (puerro, cebolla, ajo), frutos (calabazas, pimiento, melón).

2. alternando gramíneas y dicotiledóneas tales como maíz y hortalizas.

3. alternando cultivos de ciclos diferentes: cereales de invierno y hortalizas de verano.

4. evitando cultivos sucesivos de la misma familia: apiáceas (apio, zanahoria), solanáceas (papa, tomate).

5. alternando pobres competidores de malezas (zanahoria, cebolla) con competidores fuertes (maíz, papa).

6. evitando malezas problemáticas en cultivos específicos (p. ej., malváceas en apio o zanahoria, parásitas y perennes en general).

Los siguientes son ejemplos de rotaciones de cultivos (Zaragoza et al., 1994):

En regiones templadas: pimiento – cebolla – cereal de invierno
melón – frijoles – espinaca – tomate
tomate – cereal – barbecho
lechuga – tomate – coliflor
papa-frijoles- crucíferas- tomate-zanahoria
melón – alcachofas (x2) – frijoles – remolacha de mesa – trigo –
crucíferas
En regiones tropicales: tomate – ocra – habichuelas verdes
batata – maíz – frijol mungo

La introducción del barbecho en la rotación es esencial para el control de malezas de manejo dificultoso (p. ej., perennes), limpiando el campo con métodos apropiados de labranza o usando un herbicida de amplio espectro. También es importante evitar la emisión de semillas de las malezas u otros propágulos.

Cultivos mezclados

El cultivo simultáneo de dos o más especies sembradas en forma adyacente es llamado cultivo mezclado o cultivo intercalado. Los ciclos de las especies deben coincidir total o parcialmente. Las ventajas son un mejor uso del espacio, la luz y otros recursos, la protección física, un balance térmico favorable, una mejor defensa de las plantas contra algunas plagas y menos problemas con las malezas ya que el suelo está mejor cubierto. Los inconvenientes son la competencia entre los cultivos, un manejo y mecanización más difíciles, mayor necesidad de mano de obra y control incompleto de las malezas. Algunas veces los resultados son menos productivos que cultivando una sola especie. Por lo general los cultivos «acompañantes» son plantas de crecimiento rápido y bajo, rastreras o erectas o especies simbióticas. Algunos ejemplos incluyen:

En regiones templadas:

  • lechuga + zanahoria
  • crucíferas + puerro, cebolla, apio, tomate
  • maíz + frijoles, soja

En las regiones tropicales donde esta técnica está muy bien adaptada a los sistemas agrícolas tradicionales:

  • maíz + frijoles + calabazas, yuca
  • tomate + guandul, yuca
  • caña de azúcar + cebolla, tomate

Medidas preventivas

Estas medidas pueden ser muy útiles -pero lamentablemente son siempre olvidadas-, están estrechamente relacionadas con las rotaciones de cultivos y son necesarias cuando no se pueden tomar medidas directas de control de malezas por razones económicas. Se basan en la reducción del banco de semillas y propágulos del suelo y el reconocimiento temprano de las infestaciones.

Es necesario evitar la invasión de nuevas especies por medio del uso de material de siembra limpio y prevenir la dispersión de semillas en el agua de riego, implementos y máquinas; un registro escrito de la situación de las malezas en el campo es un elemento útil. Otro aspecto importante es impedir la dispersión de malezas perennes o parásitas por medio del uso oportuno de tratamientos y labranza y el uso del drenaje para prevenir la propagación de algunas especies que necesitan altos niveles de humedad (Phragmites spp., Equisetum spp., Juncus spp.). También se deben vigilar los bordes del predio para prevenir invasiones, actuando solo cuando sea necesario y recordar que esos bordes y los caballones son útiles para controlar la erosión y albergar fauna de utilidad para los cultivos (Zaragoza, 2001).

Preparación y labranza de la tierra

Tal como ha sido indicado por Labrada (1996), la preparación adecuada de la tierra depende del buen conocimiento de las especies de malezas prevalentes en el campo. Cuando predominan las malezas anuales (crucíferas, Solanum, gramíneas) el objetivo es colocarlas en la superficie y fragmentarlas. Si las malezas no presentan semillas con latencia (Bromus spp.), es aconsejable la labranza profunda para enterrar las semillas. Si las semillas presentan latencia esta práctica es incorrecta ya que esas semillas serán viables cuando vuelvan a la superficie después de las operaciones de cultivo.

Cuando se encuentran malezas de especies perennes son necesarias herramientas especiales según los distintos tipos de sistemas radicales. Las raíces pivotantes como Rumex spp. o las raíces con yemas como Cirsium spp. deben ser fragmentadas y para ello puede ser necesario un rotavador o un cultivador. Sin embargo, en el caso de presentar rizomas frágiles como Sorghum halepense es necesario arrancarlas del suelo y exponerlas en la superficie del suelo para su agotamiento; cuando se encuentran malezas con rizomas flexibles como Cynodon dactylon es necesario arrancarlas y retirarlas del campo, lo que puede ser hecho con un cultivador o una rastra. En el caso de los tubérculos como Cyperus rotundus o de bulbos como Oxalis spp. deben ser cortadas cuando los rizomas están presentes y desenterrarlas para exponerlas a condiciones adversas como heladas o sequías. Esto puede ser hecho con arados de reja o de discos. El arado de cincel es útil para drenar los campos húmedos y reducir la infestación de malezas higrófilas de raíces profundas (Phragmites spp., Equisetum spp., Juncus spp.). Estas son algunas de las razones por las cuales siempre es necesario contar con información confiable sobre las malezas.

El éxito de muchas operaciones de control de malezas depende del momento de su ejecución (Forcella, 2000). La oportunidad de las operaciones mecánicas es sin duda fundamental. Es necesario tomar acción contra las malezas anuales antes de que ocurra la dispersión de las semillas. La eficacia de la labranza contra las malezas perennes es mayor cuando las reservas de la planta se mueven en sentido ascendente (p. ej., Convolvulus arvensis en primavera ya que en otoño hay más fragmentos de raíces) (Nogueroles y Zaragoza, 1999).

Las buenas prácticas de las operaciones mecánicas deben ser realizadas en condiciones óptimas, incluyendo las siguientes:

  • densidad de la plantación hecha en función del ancho de la herramienta de trabajo;
  • elección adecuada de las herramientas de trabajo;
  • observación cuidadosa del desarrollo del cultivo y de la maleza y evitar demoras en las intervenciones;
  • regulación correcta de la profundidad de acción, velocidad de avance y ángulo de ataque;
  • el contenido de humedad del suelo es importante para una labranza correcta;
  • no favorecer un incremento de la erosión: evitar la labranza paralela a la dirección de la pendiente;
  • analizar los pronósticos climáticos antes del trabajo: evitar la labranza si se han pronosticado lluvias.

En Alemania, se han obtenido pocos resultados negativos con el control mecánico de las malezas. Las pérdidas medias de plantas después de carpir, aporcar y rastrear fueron de 3,0 – 3,5 por ciento (Laber et al., 2000).

Otra operación típica que requiere labranza mecánica es la incorporación del herbicida al suelo. Algunos herbicidas volátiles comúnmente usados en el control de las malezas en los cultivos de hortalizas (p. ej. trifluralin) deben ser cuidadosamente incorporados al suelo a una profundidad correcta de 5 – 7 cm. El implemento usado para su incorporación debe estar en buenas condiciones; por ejemplo, las hojas del rotavador deben estar afiladas. Las hojas en forma de L son las más adecuadas para la incorporación de los herbicidas pero si fuera necesario se podría sustituir el rotavador por una rastra de dientes rígidos o flexibles. Los terrones o el abono orgánico que no se hayan roto pueden reducir la eficacia del tratamiento (Kempen, 1989).

Materiales de acolchado

El uso de acolchado plástico es muy popular en algunas áreas de cultivo de hortalizas. Para impedir la trasmisión de la radiación fotosintética se usa un plástico opaco de modo de detener el desarrollo de las malezas. Las ventajas incluyen además una mejor conservación de la humedad del suelo y como consecuencia una menor necesidad de riego y menos lixiviado del nitrógeno, una mejor conservación de la estructura del suelo y un mayor rendimiento de las hortalizas, particularmente en las zonas áridas. Los inconvenientes se encuentran sobre todo en el precio del plástico -si bien puede ser reusado- y en los costos del trabajo. Algunas malezas perennes (p. ej., Convolvulus arvensis, Cyperus spp.) no son controladas con este sistema y son necesarios cultivos intercalados o tratamientos específicos. Es obligatorio retirar del campo todos los restos del plástico y su quema está prohibida. El acolchado con plástico negro en los surcos del cultivo y los cultivos intercalados son opciones satisfactorias para los productores de tomate y melón orgánico en el sur de Europa. También pueden ser usados otros materiales orgánicos como corteza, paja o residuos vegetales, sobre todo si se obtienen a bajo costo. Sus ventajas son similares a las del plástico pero las malezas pueden en algunos casos llegar a la superficie si la capa de cobertura no es lo suficientemente gruesa. Dependiendo de los materiales usados se pueden encontrar problemas particulares (p. ej., peligro de fuego cuando se usa paja, el viento o las inundaciones pueden mover la paja). Algunos materiales pueden aumentar la población de enemigos de los cultivos tales como roedores o caracoles. Por supuesto, siempre será necesaria la remoción manual de algunas malezas (Nogueroles y Zaragoza, 1999).

Control químico de las malezas

El mejor enfoque para minimizar los insumos y evitar problemas ambientales es la aplicación de herbicidas en el surco del cultivo, en una faja de 10-30 cm (Labrada, 1996). La aplicación en fajas reduce el uso de herbicidas hasta un 75 por ciento, cuando se la compara con la aplicación total. Las malezas en las zonas entre los surcos son controladas por medio de trabajos culturales. La Tabla 2 muestra las opciones de herbicidas selectivos que pueden ser usados en los cultivos de hortalizas.

Diphenamid ha sido aplicado con éxito en los cultivos de hortalizas pero actualmente no se encuentra en el comercio. La mayoría de los herbicidas mencionados en la Tabla 2 son inefectivos para el control de malezas perennes. Halosulfuron es un nuevo herbicida selectivo para cucurbitáceas y otras hortalizas con acción contra Cyperus spp. (Webster, 2002).

Tabla 2. Herbicidas selectivos para el control de malezas en los cultivos de hortalizas

Herbicida Dosis kg ia/ha Momento del
tratamiento (1)
Malezas (2) Cultivos (3)
Alachlor 2,4 Post Gd Brassicas, cebolla
Benfluralin 1,17-1,71 PPI Gd Lechuga, ajo
Bensulide 5,5-7,2 Pre Gd Cucurbitáceas
Bentazon 0,75-1 Post D Guisantes verdes, judías verdes
Chlorthal-dimetil (DCPA) 5,25-9,00 PP/Pre/Post Gd Cebolla, lechuga, col, tomate, judías verdes
Clomazone 0,18-0,54 PP/Post Gd Pimiento, guisantes verdes, pimiento DS, pepino, calabaza
0,18-0,27 Pre Gd
Clopyralid 0,70-0,92 Post D Espárrago
Diuron 0,4-2,4 Post Dg Espárrago
Ethalfluralin 0,8-1,7 PP Gd Tomate, pimiento, judías, calabazas
Halosulfuron 24-48 (g) Pre/Post Dg Calabazas, pepino
Ioxinil 0,36-0,60 Post D Cebolla, puerro, ajo
Isoxaben 0,1-0,12 PPI D Cebolla, ajo
Linuron 0,50-1,25 Pre Dg Zanahoria, alcachofa, espárrago, habas
Metabenztiazuron 1,75-2,45 Pre/Post Dg Cebolla, ajo, habas, guisantes, judías
Metribuzin 0,35-0,52 PP/Post GD Tomate, espárrago, tomate DS, zanahoria, guisantes
0,10-0,35 Pre/Post GD
Napropamide 1,57-2,02 PP/Post Gd Tomate, pimiento, alcachofas
Naptalam-Na 2,16-2,88 Pre Dg Melón y cucurbitáceas
Oxifluorfen 0,36-0,48 Pre/Post Dg Cebolla, ajo, coles, tomate, pimiento
0,24-0,48 PP Dg
Pendimethalin 1,32-1,65 PP/PPI GD Alcachofa, col, lechuga, puerro, pimiento, tomate, cebolla, guisantes verdes
0,66-0,99 Pre Gd Cebolla DS
0,66-1,65 Post GD Cebolla
Phenmedipham 0,55-1 Pre/Post Dg Remolacha de mesa, espinaca
Piridate 0,22-0,33 Post D Brassicas
Prometryne 0,50-1,50 Pre/Post Dg Alcachofa, apio, guisantes, pimiento, tomate, zanahoria
Pronamide 0,70-1,50 Pre/Post Gd Achicoria, lechuga, endivia
Propachlor 4,5 Pre Gd Brassicas, cebolla
Rimsulfuron 7,5-15(g) Post GD Tomate
Trifluralin 0,59-1,44 PPI Gd Judías, zanahoria, apio, coles, alcachofa, cebolla, pimiento, tomate

Notas: 1) Momento del tratamiento: PP= presiembra; PPI= presiembra incorporada; Pre= preemergencia; Post=postemergencia. 2) Malezas controladas: GD= control satisfactorio de gramíneas anuales y dicotiledóneas en condiciones normales. Gd= principalmente control de gramíneas. Dg= principalmente control de dicotiledóneas. D= sólo control de dicotiledóneas. G= sólo control de gramíneas. 3) Generalmente se refiere a cultivos trasplantados. Coles (Brassica spp.) significa: brócoli, repollitos de Bruselas, repollo, coliflor, berza, nabo y rábano; la selectividad puede variar. DS= siembra directa.

Algunas veces puede ser usada la combinación de dos herbicidas con un diferente espectro de control de malezas. Es posible mezclar dos herbicidas diferentes (p. ej., isoxaben + trifluralin, DCPA + propachlor, bensulide + naptalam) para obtener una mayor eficacia, pero en todos los casos es necesario hacer ensayos previos. Algunos herbicidas pueden ser probados contra la maleza parásita Cuscuta spp., tales como DCPA, pendimethalin, pronamide e imazethapyr (García-Torres, 1993).

Para el control selectivo de malezas gramíneas en los cultivos de hortalizas se recomienda el uso de algunos herbicidas foliares tales como cicloxidim (contra anuales: 0,1-0,25 kg ia/ha; perennes: 0,3-0,4); cletodym (0,1-0,2), fluazifop-butyl (anuales: 0,15-0,25; perennes: 0,5+0,25); haloxyfop-methil (0,05-0,2); propaquizafop (0,1-0,2); quizalofop (anuales: 0,05-0,125; perennes: 0,1-0,2). Se debe tener presente que una sola aplicación no es suficiente contras las malezas perennes. Su actividad foliar es fortalecida agregando un surfactante no iónico o coadyuvante (Kempen, 1989; William et al., 2000; De Liñán, 2002).

El uso de cualquier herbicida en los cultivos de hortalizas requiere pruebas previas para verificar su efectividad en las condiciones locales y su selectividad para los cultivares disponibles de cada especie.

Efecto de los residuos en el suelo

Algunos herbicidas tienen una gran persistencia y pueden afectar los cultivos siguientes incluídos en la rotación. Para evitar esto se recomienda el uso del arado de rejas o dos pasadas cruzadas de cultivador después de la cosecha a fin de mezclar la capa de suelo tratada con aquellas no tratadas y disipar los residuos de herbicidas. Las etiquetas que lucen los productos deben siempre ser consultadas, especialmente respecto a los cultivos sensibles a sembrar después del uso de los herbicidas.

En los climas cálidos y húmedos los residuos de herbicidas por lo general se disipan rápidamente, pero es necesario tomar ciertas precauciones. Algunos ejemplos de las recomendaciones indicadas en las etiquetas de los productos son:

Napropamide: después de un período de dos meses y siguiendo a la labranza es posible sembrar, guisantes y judías verdes, habas, cereales, forrajeras, remolacha azucarera y lino.

Metribuzin: después de un período de tres meses y siguiendo a la labranza es posible sembrar varios cultivos excepto cucurbitáceas, crucíferas, lechuga, fresas, girasol, guisantes, remolacha de mesa y tabaco.

Trifluralin: después de la labranza es posible sembrar guisantes, frijol lima, haba, col, lentejas, alcachofas, papa, cebada, girasol, alfalfa, tréboles y zanahoria. Espinaca, remolacha de mesa, avena, maíz y sorgo no deberían ser sembradas antes de un período de 12 meses.

Prácticas correctas en el uso de herbicidas

Un resumen del decálogo de las prácticas correctas en el uso de herbicidas para la producción extensiva de hortalizas incluye (Zaragoza, 2001):

  • Inspeccionar periódicamente los campos para evaluar la importancia de las malezas; identificar correctamente las principales malezas.
  • Deben ser especialmente tenidos en consideración las malezas y su estado de desarrollo.
  • Seleccionar cuidadosamente el producto y su dosis, considerando los dos puntos anteriores.
  • Leer cuidadosamente la etiqueta del producto y seguir sus recomendaciones.
  • Evitar las condiciones adversas en el momento de la aplicación: viento, temperatura y lluvia; no demorar el tratamiento.
  • La calidad de la aspersión se obtiene por medio del cálculo correcto de la dosis -la superficie a tratar debe ser correctamente medida- y del funcionamiento correcto del equipo de aspersión que debe ser calibrado y en buen estado, especialmente los picos pulverizadores y el manómetro.
  • Aplicar en banda o en manchas para ahorrar herbicida y reducir los residuos.
  • Seguir las normas ambientales: evitar derramar líquidos y la deriva del viento, respetar los setos, las corrientes de agua y las áreas sensibles. Enjuagar tres veces todas las latas y envases y no reusarlos.
  • Evitar la propagación de especies resistentes; el mismo herbicida o herbicidas con el mismo modo de acción no deben ser usados en forma reiterada.
  • Es esencial integrar el control químico de las malezas con labranzas oportunas superficiales; tomar medidas preventivas, especialmente la identificación temprana de las malezas.

Estrategia de manejo integrado de malezas para algunos cultivos de hortalizas

Algunas áreas agrícolas avanzadas han desarrollado sistemas de manejo integrado de malezas. Algunas estrategias generales se resumen a continuación (William et al., 2000).

Judías y guisantes verdes: las legumbres cosechadas deben estar libres de bayas de Solanum, yemas de cardo, tallos de Amaranthus o silicuas de crucíferas. Las rotaciones de cultivos, la siembra en líneas cercanas, el control temprano de las malezas y las prácticas culturales (excepto en los suelos rocosos o con terrones) se combinan con herbicidas para minimizar la competencia de las malezas y la contaminación del producto. Un único tratamiento de postemergencia puede suprimir la competencia de las malezas o la contaminación potencial de los guisantes cosechados.

Zanahoria y apio: las zanahorias suprimen las malezas cuando se combinan la distancia entre surcos, la densidad de población, los métodos culturales y la aplicación de un herbicida. Los métodos culturales también previenen la quemadura por el sol o que la parte superior de las raíces tome color verde, por ejemplo cubriéndolas con tierra.

Remolachas de mesa: una combinación del control de malezas temprano, surcos a poca distancia, población densa y métodos culturales suprimen la emergencia de malezas a mitad o fines de la estación y después que el dosel foliar del cultivo se desarrolla.

Crucíferas y coles: la supresión de las malezas en los cultivos de crucíferas comienza con la rotación de los cultivos que requieren diferentes prácticas de control de malezas e interrumpen el ciclo de las malezas. La distancia entre surcos y la densidad de plantas son variables para alcanzar un tamaño adecuado de la cabeza según la preferencia del mercado y suprimir las malezas. El control temprano de las malezas incluye la aplicación de herbicida y/o tareas culturales.

Cucurbitáceas: el manejo de las malezas en los cultivos de cucurbitáceas requiere la planificación e integración de varias prácticas. Las rotaciones de cultivos y el control presiembra de las malezas susceptibles es absolutamente necesario. Muchos horticultores preparan falsas camas de semillas seguidas por trabajos culturales, excepto en temporadas excesivamente húmedas. La distancia entre surcos que favorezca el desarrollo del dosel foliar y los métodos de cultivo pueden ser suplementados con la aplicación de herbicidas dentro del surco. A menudo se siembran rompevientos de centeno entre los surcos y se incorporan al suelo en el último trabajo cultural.

Cultivos de hoja (lechuga, escarola, espinaca): la siembra directa de la lechuga requiere un par de trabajos culturales y el raleo o limpieza de malezas en forma manual, mientras que las lechugas trasplantadas se cosechan a los 45 días después de uno o dos trabajos culturales con menos trabajo de remoción manual de las malezas.

Ajo y cebolla: el ajo requiere un casi perfecto control de malezas dado que emerge lentamente y madura en un período de 10-11 meses y nunca forma un dosel foliar debido a la disposición vertical de las hojas cortas. Los horticultores, por lo tanto, a menudo controlan todas las malezas inmediatamente antes de la emergencia del cultivo; aplican al suelo un herbicida para el control de las malezas invernales y se agregan tratamientos adicionales durante la primavera dependiendo de la invasión de malezas específicas. En el caso de la cebolla, las malezas son manejadas con herbicidas selectivos combinados con trabajos culturales frecuentes. Los cultivos invernales de cobertura fortalecen tanto el manejo del suelo como de las malezas.

Tomate y pimiento: las malezas pueden ser manejadas por medio de una labranza preparatoria y un herbicida presiembra en los cultivos trasplantados. La cobertura con plástico negro puede ayudar a reducir la necesidad del control químico. La labranza entresurcos o la aplicación de herbicidas postemergencia pueden controlar las malezas en una etapa posterior. En los cultivos de siembra directa son necesarios tratamientos químicos más intensos. El manejo de Solanum nigrum -una de las peores malezas en el caso del tomate- se deberían recordar los siguientes puntos:

  • controlar químicamente los cultivos previos en los casos en que esto sea más simple (remolachas, zanahorias, apio, espinaca);
  • esta maleza es más importante en los tomates trasplantados que en los de siembra directa;
  • es recomendable la preparación de falsas camas de semilla;
  • aplicación de herbicidas (pendimethalin, oxifluorfen) al suelo en el momento de la siembra, integrados con carpidas entre los surcos y/o por tratamientos a bajas dosis divididas de metribuzin + rimsulfuron contra S. nigrum en sus primeras etapas (hasta dos hojas) (Tei et al., 1999).

BIBLIOGRAFÍA

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Tipos de cobres agricolas

Tipos de cobres agricolas

Tipos de Cobres

Existen 3 sales comerciales de cobre:

1. Oxidos (Hidroxidos, Oxidos, cobres rojos…) – Sol. ALTA – Pot. de ionizacion ALTO
2. Sulfatos (Caldo Bordeles…) – Solubilidad MEDIA – – Potencial de ionizacion MEDIO
3. Oxicloruros – Solubilidad BAJA – Potencial de ionizacion ALTO

Lo mejor es el OXICLORURO pues tiene la solubilidad mas baja, esto es que el cobre se va liberando mas lentamente (y por lo tanto actua mas tiempo) y un potencial de ionizacion ALTO (que tiene mas cantidad de ion cobre , que es la parte que tiene la accion fungicida e inhibe la germinacion de la espora).

Los Sulfatos tienen la ventaja de que la disponibilidad de cobre es mas rápida pero su efecto es muy corto, tienen menor potencial de ionización por eso sus dosis suelen ser mas altas.

Los óxidos liberan muy rápido el cobre y tienen un elevado potencial de ionización y por ello puede provocar fitotoxicidad por cambios de Tª.

Por lo tanto el oxicloruro es mas eficaz y persistente en el tiempo.

Dentro de los Oxicloruros también hay diferencias sobre todo por su tamaño de partícula. Cuanto mas pequeño mejor pues recubren mas y suelen aguantar mas el lavado por lluvia. También al ser la partícula mas pequeña el riesgo de fitotoxicidad es menor.

Se suelen formular con compuestos organicos (Mancoceb, propineb, metaram…) pues reaccionan con ellos y prolongan su eficacia (la del organico) de 2-3 dias pueden pasar a 7-10 dias.

Por contra otro argumento contra el Caldo Bordeles es que este al ser formulado con CAL tapa los estomas de la planta y no la deja respirar por asfixia.

Por precio hoy en día están mas o menos a la par, mucha gente piensa que el Caldo Bordelés es mas barato, pero no es cierto pues lleva una dosis altisima (dobla o triplica los oxicloruros).

Cultivo PS Dosis
Ajo 3 0,6-0,9%(600-900 g/100l)
Almendro 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Avellano 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Berenjena 10 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Brécol 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Cebolla 3 0,6-0,9%(600-900 g/100l)
Zanahoria 3 0,6-0,9%(600-900 g/100l)
Cítricos 15 0,2% (200 g/100l)
Coliflor 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Cucurbitáceas 3 0,6-0,75%(600-750 g/100l)
Frutales de hueso n.p. 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Frutales de pepita n.p. 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Granado 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Guisantes verdes 3 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Habas verdes 3 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Higuera 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Hortalizas de hoja 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Judías verdes 3 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Lúpulo 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Nogal 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Olivo 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Patata 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Pistacho 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Tallos jóvenes 3 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Tomate 10 0,6-1%(600-1.000 g/100l)
Vid 15 0,6-1%(600-1.000 g/100l)

El caldo bordelés es una combinación de sulfato cúprico y cal hidratada, inventado por los viñateros de la región de Burdeos, Francia, y conocida localmente como Bouillie Bordelaise. Se fabrica por neutralización de una solución de sulfato cúprico con la cal. Contiene 20 % de cobre (expresado en cobre metal). Fue inventada por el químico bordelés Ulysse Gayon y el botánico Alexis Millardet en 1880.

Formulaciones

Actualmente existen dos formulaciones.

Composición: SULFATO CUPROCALCICO 20% (EXPR. EN CU) [WG] P/P
Tipo de preparado: GRANULADO DISPERSABLE EN AGUA [WG]

Composición: SULFATO CUPROCALCICO 25% (EXPR. EN CU) [WP] P/P
Tipo de preparado: POLVO MOJABLE [WP]

Recomendaciones de abonado en horticolas

Recomendaciones de abonado en horticolas

RECOMENDACIONES DE ABONADO

Cálculo de la dosis

La dosis de nutrientes a aplicar en cada caso depende fundamentalmente de las extracciones del cultivo, del contenido de nutrientes en el suelo y de su eficiencia de utilización por el cultivo.
Las extracciones de nutrientes dependen principalmente de la producción, mientras que la eficiencia de utilización, sobre todo en el caso del nitrógeno, depende fundamentalmente del sistema radicular del cultivo, del manejo del abonado y de la eficiencia de riego. A continuación se indican las ideas básicas para el cálculo de las dosis de abonado para los tres nutrientes principales: nitrógeno, fósforo y potasio.

Nitrógeno
No hay un enfoque único sobre cómo determinar las necesidades de abonado nitrogenado, aunque el método denominado Nmin es un sistema que se emplea bastante en algunos países europeos. En España la información experimental que existe para poder aplicar este método en las diferentes zonas, suelos y prácticas de cultivo es aún reducida en los cultivos hortícolas. Un procedimiento que permite aproximarse a las necesidades de abonado nitrogenado en todos los casos, se basa en un balance de nitrógeno en la capa de suelo en la que se desarrollan la mayor parte de las raíces que, en general, se considera que comprende los primeros 60 cm. Para aplicar este balance en una recomendación de abonado conviene tener en cuenta que, para que no disminuya la producción por falta de N en el suelo, es necesario que el contenido de N mineral en el suelo al final del cultivo no sea inferior a un valor mínimo. Este valor mínimo lo podemos considerar, pues, como un requerimiento al realizar el balance. Los valores aproximados de este contenido mínimo para los diferentes cultivos hortícolas se indican más adelante. La cantidad de fertilizante nitrogenado a aplicar en un cultivo sería:

• Dosis de fertilizante = (Extracción de N por la planta + Lixiviación + Inmovilización + Pérdidas gaseosas + Contenido mínimo de N mineral en el suelo al final del cultivo) – (Aporte por residuos de cosecha + Contenido de N mineral en el suelo al inicio del cultivo + Mineralización de la materia orgánica del suelo + Mineralización de las enmiendas orgánicas
+ Aporte con el agua de riego).

La aplicación de este balance para determinar las necesidades de abonado tiene el  inconveniente de que requiere conocer términos que son difíciles de determinar  (lixiviación, pérdidas gaseosas, inmovilización). Por eso, en la práctica, conviene aplicar un  balance simplificado en el que sólo se tienen en cuenta los términos más importantes:

• Dosis de fertilizante = (Extracción de N por la planta + Contenido mínimo de N mineral en el suelo al final del cultivo) – (Aporte por residuos de cosecha + Contenido de N mineral en el suelo al inicio del cultivo + Mineralización de la materia orgánica del suelo + Mineralización de las enmiendas orgánicas + Aporte con el agua de riego).

Dado que en este balance simplificado se ignoran las pérdidas por lixiviación, las pérdidas gaseosas y la inmovilización, es aconsejable aumentar las dosis de fertilizante calculadas un  10-20 %. A continuación se describe cómo se determinan cada uno de los términos del  balance simplificado:

• La extracción de N por la planta para la producción esperada se puede calcular empleando los valores que aparecen en la tabla 23.3.1 (absorción total de N en kg/ha).

• El contenido de N mineral mínimo en el suelo al final del cultivo en la mayoría de los cultivos oscila entre los 30 y 60 kg N/ha (en la capa 0-60 cm). En el caso del brócoli temprano, la coliflor, el puerro, la cebolla y la espinaca, los valores oscilan entre 60 y 90 kg N/ha.
• El aporte de N en los residuos de cosecha se puede estimar utilizando los datos de la tabla
23.3.1, teniendo en cuenta que el N de estos residuos tiene que mineralizarse (convertirse
en amonio y nitrato) antes de estar disponible para las plantas. Entre el 40-80% de este N puede estar disponible para el cultivo al cabo de 2-3 meses, si estos residuos se incorporan al suelo.
• El contenido de N mineral del suelo al inicio del cultivo suele ser elevado y, por tanto, su determinación es importante. Esta determinación se realiza mediante muestreo de suelo y análisis de nitrato y amonio. En el caso de que no se tenga una medida del N mineral del suelo al inicio del cultivo, se pueden hacer aproximaciones para estimar este valor, teniendo en cuenta el cultivo anterior, ya que hay cultivos que suelen dejar poco N mineral residual en el suelo al final del cultivo, mientras que otros dejan cantidades elevadas. La cantidad de N mineral residual también depende de la cantidad de fertilizante que se haya empleado en el cultivo anterior en comparación a sus necesidades.
• El aporte de N por mineralización de la materia orgánica o humus del suelo, se puede estimar utilizando los valores que se dan en la tabla 4.2, de acuerdo con el contenido de materia orgánica del suelo y su textura.
• El aporte de N por mineralización de las enmiendas orgánicas se calculará teniendo en
cuenta la riqueza en N de la enmienda aplicada y la velocidad de mineralización.
• El aporte de N con el agua de riego se calcula a partir del agua aplicada y de su concentración de nitrato, teniendo en cuenta que el nitrato tiene 22,6% de N. El contenido de amonio en el agua de riego es despreciable, excepto cuando se emplean aguas residuales
depuradas. En la tabla 3.1 se indican las aportaciones en nitrato del agua de riego en función de su contenido en N y de la dosis de riego utilizada.

Fósforo y Potasio

La estrategia de fertilización fosfatada y potásica debe contemplar la aportación de una cantidad de fósforo y potasio que sea suficiente para cubrir las necesidades del cultivo en estos elementos y, al mismo tiempo, mantener el suelo con unos niveles satisfactorios de fósforo y potasio asimilables.
El cálculo de las necesidades de abonado fosfatado y potásico se puede realizar mediante un balance simplificado de estos nutrientes en el suelo, que incluya las principales entradas y salidas en el sistema suelo-planta.
La cantidad de fertilizante fosfatado o potásico que se necesita aplicar a un cultivo se puede
obtener a partir de la fórmula siguiente:

• Dosis de fertilizante = (Extracción de fósforo o potasio por el cultivo + Lixiviación + Fijación) – (Aporte de la reserva del suelo en nutrientes asimilables + Aporte por los restos de cosecha + Aporte con las enmiendas y abonos orgánicos + Aporte con el agua de riego).

Dado que en este balance algunos términos son de difícil determinación o predicción, como sucede con los procesos de lixiviación y fijación, se puede recurrir a un balance simplificado que incluya únicamente los términos más  relevantes:

• Dosis de fertilizante = Extracción de fósforo o potasio por el cultivo – (Aporte de la reserva del suelo en nutrientes asimilables + Aporte por los restos de cosecha + Aporte con las enmiendas y abonos orgánicos + Aporte con el agua de riego).

La determinación de cada uno de estos términos se realiza como se indica a continuación:
• La extracción del fósforo o potasio por el cultivo para la producción prevista se puede calcular a partir de las cifras que se indican en las tablas 23.3.2 y 23.3.3 (absorción total de P2O5 y K2O en kg/ha).

• El P o K asimilables disponibles de la reserva del suelo se determina en función del nivel de riqueza del suelo en estos nutrientes, para lo cual se requiere conocer la fertilidad del suelo mediante el análisis químico del mismo y su posterior interpretación de los resultados, utilizando los valores de las tablas 10.1 y 11.1.

  • El aporte de P y K en los restos del cultivo precedente se puede estimar a partir de los valores que se muestran en las tablas 23.3.2 y 23.3.3. A efectos prácticos de cálculo se puede considerar el 100% de este P y K como disponible para los cultivos siguientes, en el supuesto de que tales residuos se incorporen al suelo.
  • El aporte de P y K en las enmiendas y abonos orgánicos se puede obtener conociendo la dosis, el tipo de producto aplicado y las características físico-químicas del mismo. En el capítulo 6 se indican los contenidos de P y K de las enmiendas y abonos orgánicos.
  • El aporte de K con el agua de riego se puede calcular a partir de la dosis de agua aplicada y de su concentración de potasio. Este aporte tiene una cierta importancia cuando se utilizan aguas subterráneas para el riego. Así pues, en el supuesto de que se riegue con un agua que tenga 10 mg de potasio/l, y que se aplique una dosis de 4.000 m3/ha, la cantidad de potasio añadida con el agua de riego sería 40 kg K/ha, que equivalen a 48 kg K2O/ha.

Dosis de nutrientes recomendadas

A modo orientativo, en la tabla 23.4 se indican las dosis de abonado que pueden emplearse para los niveles de producción especificados, si no se dispone de una información local de los
servicios técnicos de agricultura que se haya obtenido mediante estudios técnicos en la zona.

Para determinar las dosis adecuadas de N a aplicar en el abonado en un caso concreto, se aplica la siguiente fórmula:

donde:

  • Fc es el factor de proporcionalidad entre la producción típica de la zona y la que aparece en la tabla 23.4.
  • Nmin suelo es el nitrógeno mineral en el suelo en la capa de 0-60 cm, poco antes de la siembra o plantación.
  • Nriego es el N aportado en el agua de riego. En los cultivos de leguminosas, estas indicaciones para el cálculo de abonado nitrogenado mediante el balance de nitrógeno son de más difícil aplicación, ya que en este caso una parte importante de las entradas de N (fijación biológica) es de difícil cuantificación.

Para calcular las dosis necesarias de P y K a aplicar en el abonado en un cultivo determinado se puede utilizar la fórmula siguiente:

donde:

  • Fc es el factor de proporcionalidad entre la producción normal de la zona y la que se muestra en la tabla 23.4.
  • Fs es el factor corrector en función de la riqueza del suelo en P y K asimilables (tablas 10.1 y 11.1). Los valores de Fs para los niveles Muy bajo, Bajo, Medio, Alto y Muy alto son: 1,5, 1,3-1,4, 0,8-1,2, 0,1-0,7 y 0, respectivamente.
  • PK restos de cosecha, que se estiman a partir de los valores de las tablas 23.3.2 y 23.3.3.
  • PK productos orgánicos, que se estiman a partir de la información comercial, análisis químico o valores de tablas estándar.
  • K riego es el K aportado con el agua de riego. En los cultivos de invierno, se ha observado que, debido a las bajas temperaturas, es conveniente realizar una aplicación moderada (alrededor de un 50% de la dosis de restitución) de abono fosfatado, incluso en suelos con niveles altos de fósforo asimilable.

 

Épocas y momentos de aplicación
Una vez determinadas las necesidades de abonado, hay que establecer los momentos adecuados para su aplicación. La idea principal del fraccionamiento del abonado, sobre todo en el caso del nitrógeno, es que permite aumentar la eficiencia de uso del fertilizante al acompasar mejor el suministro del nutriente con su absorción por el cultivo.

En el caso del riego tradicional (por surcos o por inundación), la distribución temporal debe ser aproximadamente:

Abonado de fondo:

  • • Nitrógeno: 20-40% del total.
  • • Fósforo: 100% del total.
  • • Potasio: 100% del total.

Abonado de cobertera:

  • Nitrógeno: 60-80% del total, repartido en una o varias aplicaciones, dependiendo de la duración del cultivo, evitando aplicar en la última parte del ciclo de cultivo.
  • En el caso de la fertirrigación la distribución del N, P y K es mucho más fraccionada y, en general, debe aplicarse entre un 20-30% en el primer tercio del ciclo de cultivo, un 50-60% en el segundo tercio, y un 10-30% en el último tercio del ciclo.

Algunas normas básicas que conviene tener en cuenta son:

  • En la fase inicial del cultivo, las exigencias de nutrientes son bajas, pero si se produce un déficit de nitrógeno los efectos sobre el crecimiento pueden ser irreversibles.
  • Durante los períodos fenológicos como la floración, el cuajado y la formación de bulbos,
  • deben evitarse aplicaciones excesivas de nitrógeno.
  • En la fase final del cultivo, la aplicación de N deber ser pequeña o nula, ya que puede repercutir negativamente en la calidad y puede ocasionar niveles altos de N mineral en el suelo que, posteriormente, podría lixiviarse.

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