Capacidad de intercambio cationico de un suelo

Capacidad de intercambio cationico de un suelo

Todos los cationes adsorbidos en el complejo arcillo-húmico (complejo de cambio) pueden ser intercambiados por otros contenidos en la solución del suelo, de forma que entre ambos medios existe un permanente equilibrio de cationes.
Una reacción típica de intercambio catiónico, entre el potasio y el calcio, podría ser la de la figura 5.2.

CAPACIDAD DE INTERCAMBIO CATIÓNICO (CIC)

Refleja la cantidad de cationes que pueden ser retenidos por los suelos, expresada en miliequivalentes (meq)/100 g de suelo, aunque en la actualidad se utiliza la unidad cmolc/kg. A medida que la CIC es más elevada la fertilidad del suelo aumenta. Sus valores pueden oscilar entre:

• Suelos arenosos……………………5 meq/100
• Suelos francos ………………..5-15 meq/100
• Suelos arcillosos …………….15-25 meq/100

Los cationes que integran la CIC deben es-tar comprendidos entre unos límites porcentuales establecidos, si se quiere que el suelo funcione adecuadamente. Estos límites son:

• Ca …………………………..60-80% de la CIC
• Mg …………………………..10-20% de la CIC
• K ………………………………..2-6% de la CIC
• Na ………………………………0-3% de la CIC

Un exceso de calcio cambiable puede interferir la asimilación de magnesio y de potasio.
La relación óptima Ca/Mg debe estar alrededor de 5. También, un exceso de potasio puede interferir la absorción de magnesio. La relación óptima K/Mg debe estar entre 0,2 y 0,3.
Un elementoes asimilable cuando seencuentra en estado soluble en la solución del suelo o cuando está incorporado al enjambre de iones fijados por el complejo de cambio; y no es asimilable cuando es inmóvil y está precipitado formando parte de una molécula sólida mineral u orgánica.

INTERCAMBIO CATIÓNICO DE UN SUELO

En la dinámica de intercambio catiónico de un suelo influyen distintos factores:
• La cantidad de cationes retenidos. En suelos muy pobres es preciso realizar inicialmente una elevada aportación de abonos, cuyos iones son retenidos fuertemente por el complejo, para permitir que abonados de mantenimiento, más modestos, puedan actuar.
• La fuerza de retención de los cationes de cambio. No todos los cationes son adsorbidos con la misma intensidad. La energía de fijación sigue el siguiente orden:
H+ >Ca2+> Mg2+ >K+ > NH4+> Na+
• Los componentes coloidales del suelo. La capacidad de adsorción de las arcillas y el humus condiciona la intensidad del intercambio.

El complejo arcillo-humico

El complejo arcillo-humico

Está formado por partículas coloidales de arcilla y humus. Los coloides son sustancias que al entrar en contacto con el agua quedan en suspensión. Si a esta suspensión se le añade una sal de calcio, la arcilla y el humus floculan, formando copos. Esto es lo que sucede en el suelo, que ambos han floculado formando el complejo arcillo-húmico.
La actividad química de un suelo depende de la importancia que tenga el complejo arcillo-húmico, es decir, de su contenido en arcilla, materia orgánica y calcio. Pero, también depende del tipo de arcillas, que tienen una estructura en forma de láminas. Si estas láminas están separadas presentan más superficie activa y los suelos tienen una mayor fertilidad.

SOLUCIÓN DEL SUELO

La solución contiene sales que se hallan disociadas en aniones: nitratos, fosfatos, carbonatos, etc. y cationes: calcio, potasio, zinc, etc. Los abonos son sales que cuando se incorporan al suelo, en contacto con el agua, se disocian en aniones y cationes. Por ejemplo,
el cloruro potásico, KCl, se disocia en dos iones K+ y Cl-y el nitrato magnésico, Mg (NO3)2, se disocia en un catión Mg2+ y dos aniones NO3-.
El complejo arcillo-húmico presenta cargas eléctricas negativas en su superficie, por lo que es capaz de atraer y retener iones con carga positiva (cationes), fenómeno que es conocido
como adsorción. Los aniones no quedan retenidos por lo que pueden ser arrastrados
disueltos en el agua, hasta capas profundas.
Los abonos tienen por objeto aportar al suelo los dos cationes: NH4+ y K+ y los dos aniones: PO4- y NO3-, más necesarios para las plantas.
De ellos, son fijados por el complejo los dos cationes y el fosfato, pese a ser un anión, mediante puentes de calcio y también, por los óxidos de Fe, Al y Mn. En cambio, el nitrato no es retenido.

Fuente:

GUÍA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DE LOS CULTIVOS EN ESPAÑA. NIPO: 770-10-151-X

La Guía Práctica de la Fertilización Racional de los Cultivos en España facilita formación e información para el uso correcto y adecuado de los abonos, tanto minerales como orgánicos, y tiene como objetivo último la fertilización racional de los cultivos en España, como vía para conseguir una agricultura económicamente rentable, cuidadosa con el medio ambiente y, en resumen, sostenible.

Esta publicación responde al desarrollo de uno de los ejes fundamentales del Plan de reducción de uso de fertilizantes nitrogenados, «la divulgación de los principios de una buena fertilización». Este plan se cuenta entre las medidas urgentes de la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia, aprobadas en Consejo de Ministros el día 20 de julio de 2007.

El primer paso para alcanzar este objetivo es la publicación de esta guía que recoge, de forma clara y concisa, tanto conceptos básicos y generales sobre nutrición vegetal como aspectos concretos de la fertilización de los cultivos más representativos de la agricultura española.

La información que presenta esta guía, gracias a la colaboración de expertos procedentes de la universidad o de reputados centros de investigación de todas las regiones de España, la convierte en un manual práctico y sencillo de manejar para que los agricultores y técnicos puedan buscar, valorar y elegir los abonos disponibles que sean adecuados a sus necesidades concretas.

 

pH de un suelo

pH de un suelo

Mide la actividad de los H+ libres en la solución del suelo (acidez actual) y de los H+ fijados sobre el complejo de cambio (acidez potencial). La acidez total del suelo es la suma de las dos, porque cuando se produce la neutralización de los H+ libres se van liberando H+ retenidos, que van pasando a la solución del suelo.

El pH puede variar desde 0 a 14 y de acuerdo con esta escala los suelos se clasifican en:

• Suelos ácidos ………………..pH inferior a 6,5
• Suelos neutros…………….pH entre 6,6 y 7,5
• Suelos básicos………………pH superior a 7,5

Los suelos tienen tendencia a acidificarse. Primero se descalcifican, ya que el calcio es absorbido por los cultivos o desplazado del complejo de cambio por otros cationes y emigra a capas más profundas con el agua de lluvia o riego. Después, lo normal, es que los iones H+ ocupen los huecos que dejan el Ca 2+ y el Mg 2+ en el complejo. Los abonos nitrogenados, en su mayoría, ejercen una acción acidificante sobre el suelo. También acidifican el suelo los ácidos orgánicos excretados por las raíces de las plantas.


En España, los suelos del norte y de la parte más occidental son ácidos y el resto, que son la mayoría, básicos.

INFLUENCIA DEL pH EN EL SUELO

Un suelo con fuerte acidez es pobre en bases (calcio, magnesio, potasio), la actividad de los microorganismos se reduce y el fósforo disponible disminuye, al precipitarse con el hierro y el aluminio. Los micronutrientes, excepto el molibdeno, se absorben mejor en este tipo de suelos. Un suelo con fuerte basicidad presenta un alto contenido de bases de cambio, pero la presencia de un elevado contenido de carbonato de calcio bloquea la posible absorción de fósforo y de la mayor parte de los micronutrientes. La neutralidad en su sentido más amplio (6,6 ≤pH ≤7,5) es una condición adecuada para la asimilación de los nutrientes y para el desarrollo de las plantas. Ahora bien, algunas como la patata, las pratenses y el centeno prefieren una ligera acidez, mientras que otras como el tomate, el pimiento, la alfalfa y la remolacha prefieren suelos con pH ligeramente elevado. El poder tampón de un suelo refleja la mayor o menor facilidad que tiene un suelo para modificar su pH, y en gran parte depende de la textura. Los suelos arcillosos presentan una elevada resistencia, es decir, tienen un fuerte poder tampón.

La capacidad de campo de un suelo

LA CAPACIDAD DE CAMPO DE UN SUELO

Humedad sueloDespués de una lluvia abundante el agua llega a ocupar todos los poros del suelo. Se dice entonces que el suelo está saturado. A continuación, el agua tiende a moverse por gravedad hacia el subsuelo, hasta llegar a un punto en que el drenaje es tan pequeño que el contenido de agua del suelo se estabiliza.
Cuando se alcanza este punto se dice que el suelo está a la Capacidad de Campo (C.C.). Buena parte del agua retenida a la C.C. puede ser utilizada por las plantas, pero a medida que el agua disminuye se llega a un punto en que la planta no puede absorberla. En este estado se dice que el suelo está en el punto de marchitez. La diferencia entre la C.C. y el punto de marchitez representa la fracción de agua útil (disponible) para el cultivo.
Los valores de la C.C. y del punto de marchitez pueden expresarse en porcentajes de peso de suelo seco. Así, una capacidad de campo del 27% significa que 100 g de tierra seca retienen 27 g de agua, y una marchitez del 12% significa que, cuando se alcanza la marchitez de la planta, el suelo tiene 12 g de agua por 100 g de tierra seca. El agua útil (disponible) por la planta sería, pues, 15 g de agua por 100 g de tierra seca.
Cuanto más fina es la textura mayores son los porcentajes de agua en el suelo, tanto a la C.C. como en el punto de marchitez. Una buena estructura del suelo también aumenta la fracción de agua útil.

AGUA DEL SUELO

Es indispensable para las plantas no sólo como alimento, ya que es su componente esencial, sino también para reponer las pérdidas que por evapotranspiración se producen durante el ciclo vegetativo. En el suelo, el agua disuelve los elementos nutritivos que absorben las plantas a través de la solución del suelo.
Con un buen manejo del agua en los riegos, se puede conseguir un importante ahorro de agua y de nutrientes, sobre todo nitrógeno, disminuyendo sus pérdidas por lixiviación. Entre las prácticas aconsejables se citan:

  •   En suelos arenosos se deben efectuar riegos frecuentes y con dosis menores que en suelos arcillosos.
  •   Se debe ajustar el intervalo de riego y las dosis a las necesidades hídricas del cultivo a lo largo de su ciclo.
  •   No se deben aplicar dosis altas de riego en los días posteriores a la aplicación de abonos nitrogenados.

El agua de riego puede contener nitrógeno y otros nutrientes y contaminantes. Es absolutamente necesario conocer el contenido de estos nutrientes en el agua de riego para reducir su cuantía en la fertilización y poner en práctica medidas que minimicen o anulen los posibles efectos contaminantes.
En la tabla 3.1 se indica la cantidad de nitrógeno que puede aportarse al suelo por el agua de riego en función de su contenido en nitratos y del volumen de agua utilizado a lo largo del cultivo.

El agua puede contener también potasio y magnesio. Los contenidos de estos dos elementos aportados por el agua de riego también deben considerarse en el momento de calcular la fertilización.
La aplicación de los fertilizantes mejora el aprovechamiento del agua por los cultivos pues aumenta su resistencia a la sequía, regula su transpiración y permite que las plantas necesiten un menor volumen de agua para formar su materia seca.

Fuente:

GUÍA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DE LOS CULTIVOS EN ESPAÑA

Principios generales de la fertilizacion

PRINCIPIOS GENERALES DE LA FERTILIZACION

La fertilidad del suelo se entiende como su capacidad para suministrar todos y cada uno de los nutrientes que necesitan las plantas en ca­da momento, en la cantidad necesaria y en for­ma asimilable.

La asimilabilidad de los elementos nutritivos presentes en el suelo no depende sólo de la   forma química en que se encuentren, sino que es también función del clima, de la genética de la planta, de su estado de desarrollo, de las pro­piedades físicas y químicas del suelo y de las prác­ticas culturales.

• El suelo está inevitablemente sometido a una serie de fenómenos naturales como la erosión y el lavado que, entre otros efectos ne­gativos para la fertilidad del suelo, originan pérdidas de nutrientes que se suman a las ex­tracciones de las cose­chas.

• La planta tiene nece­sidades nutritivas en momentos determi­nados de su ciclo ve­getativo, necesida­des instantáneas e intensas, durante los cuales las reservas movilizadas del suelo pueden ser insufi­cientes.

Ley de la restitución

Al finalizar el ciclo de cultivo el suelo debería conservarse en las mismas condiciones en las que se encontraba al iniciarse. En lo que a nutrientes se refiere, esto significa que deben reponerse los extraídos por las cosechas, con objeto de que no se pierda fertilidad tras las sucesivas campañas.

La restitución al suelo de lo exportado por la cosecha, debe de considerarse desde un punto de vista económico y en cuanto a garanti­zar la correcta nutrición de la próxima cosecha.

La fertilización debe tener como objetivo primordial mantener la fertilidad del suelo, no debiendo limitarse a la restitución de los elementos extraídos por la cosecha. Esta práctica es necesaria, pero no suficiente, por tres razones fundamentales:

Un número importante de suelos tienen una pobreza natural que exige la incorporación de uno o varios elementos nutritivos para ser considerados cultivables y permitir la implantación y desarrollo de los cultivos.

Ley del mínimo

Von Liebig, en el año 1840, enunció el siguiente principio: “el rendimiento de la cosecha está determinado por el elemento nutritivo que se encuentra en menor cantidad”. Además, un exceso en cualquier otro nutriente, no puede compensar la deficiencia del elemento nutritivo limitante.

Esta Ley pone en evidencia la relación entre los elementos nutritivos y la necesidad de alcanzar una riqueza suficiente en cada uno de ellos, para que pueda obtenerse el rendimiento óptimo.

La interacción entre elementos nutritivos es positiva cuando el efecto producido por un conjunto de dos factores, en este caso nutrien­tes, es superior a la suma del efecto de los dos factores considerados aisladamente. De esta ma­nera, si se satisfacen las necesidades de un cul­tivo en potasio se asegura la eficacia de la ferti­lización con nitrógeno.

En el suelo, la sinergia entre los elementos nutritivos se manifiesta de manera evidente. La movilización de determinadas formas químicas El rendimiento máximo, según el potencial de un elemento facilita la movilización de otros.

De este modo, la presencia de sulfato y nitrato favorecen la solubilidad del fósforo.

 

Ley de los rendimientos decrecientes

La Ley de los rendimientos decrecientes o Ley de Mistcherlich concluye que: “a medida que se aumentan las dosis de un elemento fertilizante

Curva de  rendimiento de Mistcherlich concluye que: “a medida que se aumentan las dosis de un elemento fertilizante ab disminuye el incremento de cosecha que se con­sigue por cada unidad fertilizante suministrada, hasta llegar un momento en que los rendimientos no solo no aumentan sino que disminuyen”.

El rendimiento máximo, según el potencial de cada cultivo y suelo, se alcanza con aporta-ciones de fertilizantes, sin considerar el gasto que se realiza en fertilizantes. El rendimiento óptimo o económico es el punto que se alcanza cuando el rendimiento que se obtiene de la cosecha compensa el gasto en fertilizante.

Evidentemente, en la determinación del rendimiento óptimo o económico intervienen una serie de factores ajenos a la naturaleza y rendimiento del cultivo, tales como el precio de los fertilizantes utilizados y el precio de los productos agrícolas.

Fuente:

GUÍA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DE LOS CULTIVOS EN ESPAÑA

 

Como se alimentan las plantas

COMO SE ALIMENTAN LAS PLANTAS

Las plantas son consideradas los únicos productores netos de energía de nuestro sistema biológico, con la excepción de algunos microorganismos. Son capaces de elaborar compuestos orgánicos complejos a partir del agua, del dióxido de carbono del aire, de la energía solar y de los elementos nutritivos del suelo.

Para llevar a cabo los procesos fisiológicos y metabólicos que les permiten desarrollarse, las plantas necesitan tomar del medio una serie de elementos indispensables. Es, a partir del análi­sis de la materia seca de los vegetales, como se describen sus constituyentes esenciales:

Nutrientes plásticos. Suponen el 99% de la masa y son: carbono (C), oxígeno (O), hidróge-no (H), nitrógeno (N), fósforo (P), azufre (S), potasio (K), calcio (Ca) y magnesio (Mg).

  • El C y O son tomados del aire a través de la fotosíntesis y el O por la respiración.
  • El agua proporciona H y O, además de tener   múltiples papeles en la fisiología vegetal.
  • El resto de elementos minerales son absorbidos principalmente por las raíces de la solución del suelo. Sólo las leguminosas utilizan N del aire.

Micronutrientes. Necesarios en muy peque­ñas cantidades. Son: hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), boro (B), molibde­no (Mo), níquel (Ni) y cloro (Cl). Los micronu­trientes son asímismo absorbidos de la solución del suelo. Algunas especies vegetales precisan también sodio (Na), silicio (Si), cobalto (Co) y aluminio (Al).

NUTRIENTES ESENCIALES

Al menos catorce elementos químicos son imprescindibles para el desarrollo vegetal: germinar, crecer, llevar a cabo la fotosíntesis y la reproducción. Su clasificación como nutrientes principales, nutrientes secundarios y micronu­trientes, obedece tan sólo a su mayor o menor contenido en la composición de las plan­tas.

Los criterios de esencialidad de un nutrien­te, en relación a la fisiología vegetal, son:

• Aparece en todos los vegetales.

• No puede ser sustituido por otro nutriente.

• Su deficiencia o carencia provoca alteracio­nes en el metabolismo, fisiopatías o la muer­te de la planta.

PAPEL DE LOS ELEMENTOS NUTRITIVOS

Todos y cada uno de los elementos nutriti­vos juegan un papel específico en la nutrición vegetal. El oxígeno, el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre son los cons­tituyentes básicos de los tejidos vegetales y par­ticipan en las reacciones bioquímicas básicas del metabolismo.

El fósforo es un constituyente esencial del ATP (Adenosín Trifosfato), y está ligado a los pro­cesos de intercambio de energía.

Los cationes, calcio, potasio y magnesio, re­gulan los potenciales osmóticos, la permeabili­dad de las membranas celulares y la conducti­vidad eléctrica de los jugos vegetales.

Por su parte, los micronutrientes son catali­zadores de numerosas reacciones del metabolis­mo vegetal.

Macronutrientes

El nitrógeno, factor de crecimiento y desarrollo.

El nitrógeno es uno de los constituyentes de los compuestos orgánicos de los vegetales.

Interviene en la multiplicación celular y se considera factor de crecimiento; es necesario para la formación de los aminoácidos, proteínas, enzimas, etc. De modo que, el aporte del nitrógeno en cantidades óptimas conduce a la obtención de forrajes y granos con mayor contenido proteico. Además, muy recientemente se ha demostrado la relación directa del nitrógeno con el contenido en vitaminas.

La deficiencia en nitrógeno afecta de manera notable al desarrollo de la planta. Se manifiesta, en primer lugar, en las hojas viejas, que se vuelven cloróticas desde la punta hasta extenderse a la totalidad a través del nervio central. Las hojas adquieren un color verde amarillento y en los casos más graves la planta se marchita y muere (fisiopatía provocada en las plantas por falta de clorofila, que precisa cuatro átomos de nitrógeno para cada molécula).

El fósforo, factor de precocidad.

Estimula el desarrollo de las raíces y favorece la floración y cuajado de los frutos, interviniendo en el transporte, almacenamiento y transferencia de energía, además de formar parte de fosfolípidos, enzimas, etc.

Es considerado factor de precocidad, ya que activa el desarrollo inicial de los cultivos y favorece la maduración.

La carencia de fósforo conduce a un desarrollo débil del vegetal, tanto de su parte aérea como del sistema radicular. Las hojas se hacen más delgadas, erectas, con nerviaciones menos pronunciadas y presentan un color azul verdoso oscuro, pudiendo incluso llegar a caer de forma prematura.

El potasio, factor de calidad.

En la planta el potasio es muy móvil y juega un papel múltiple. Mejora la actividad fotosintética; aumenta la resistencia de la planta a la sequía, heladas y enfermedades; promueve la síntesis de lignina, favoreciendo la rigidez y estructura de las plantas; favorece la formación de glúcidos en las hojas a la vez que participa en la formación de proteínas; aumenta el tamaño y peso en los granos de cereales y en los tubérculos.

La carencia de potasio provoca un retraso general en el crecimiento y un aumento de la vulnerabilidad de la planta a los posibles ataques de parásitos.

Se hace notar en los órganos de reserva: semillas, frutos, tubérculos. Si la deficiencia es acusada aparecen manchas cloróticas en las hojas que, además, se curvan hacia arriba.

Un correcto abonado potásico mejora la eficiencia y el aprovechamiento del abonado nitrogenado.

El azufre

Es componente de aminoácidos azufrados como la cisteína y la metionina. Forma parte de vitaminas, proteínas, coenzimas y glicósidos. Par­ticipa en las reacciones de óxido-reducción for­mando parte de la ferredoxina.

El calcio

Es necesario en la división y crecimiento de la célula. Es el elemento estructural de pa­redes y membranas celulares, y es básico pa­ra la absorción de elementos nutritivos. Par­ticipa junto con el magnesio en la activación de las enzimas del metabolismo de glúcidos y proteínas.

El magnesio

Forma parte de la molécula de clorofila, sien­do por tanto esencial para la fotosíntesis y para la formación de otros pigmentos. Activa nume­rosas enzimas del metabolismo de las proteínas y glúcidos. Favorece el transporte y acumulación de azúcares en los órganos de reserva y el del fósforo hacia el grano. Al igual que el calcio, es constituyente de las paredes celulares. Influye en los procesos de óxido-reducción.

Micronutrientes

El hierro, interviene en la síntesis de la clorofi­la y en la captación y transferencia de energía en la fotosíntesis y en la respiración. Actúa en reac­ciones de óxido-reducción, como la reducción de nitratos.

El manganeso, está ligado al hierro en la for­mación de clorofila. Además participa en el metabolismo de los hidratos de carbono.

El zinc, es fundamental en la formación de au­xinas, que son las hormonas del crecimiento. In­terviene en la síntesis de ácidos nucleicos, pro­teínas y vitamina C. Tiene un efecto positivo en el cuajado, maduración y agostamiento. El cobre, participa en la fotosíntesis y en el me­tabolismo de las proteínas.

El molibdeno, interviene en la fijación del ni­trógeno del aire en las leguminosas, al igual que en la transformación de nitratos en el interior de la planta.

El níquel, actúa en la ureasa y sólo reciente­mente ha sido considerado elemento esen­cial.

El boro, interviene en el transporte de azúcares. Participa en la regulación interna del crecimien­to por las hormonas vegetales, en la fecunda­ción, en la absorción de agua, en la síntesis de ácidos nucléicos y en el mantenimiento de la integridad de la membrana celular.

El cloro, tiene una actividad ligada a la foto­síntesis y participa en el mantenimiento de la tur­gencia celular.

 

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