Define el Ministerio de Agricultura la Produccion Integrada como los sistemas agrícolas de obtención de vegetales que utilizan al máximo los recursos y los mecanismos de producción naturales y aseguran a largo plazo una agricultura sostenible, introduciendo en ella métodos biológicos y químicos de control, y otras técnicas que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola, así como las operaciones realizadas para la manipulación, envasado, transformación y etiquetado de productos vegetales acogidos al sistema.
Vista la definición parece el sistema mas inteligente de cultivo.
Una de la principales dificultades es gestión de tanto dato estamos preparando libros escel que faciliten esta tarea de una manera sencilla y economica, aquellos interesados en mas información sobre este tema pueden escribir a perito.agricola@ono.com o llamarnos al 963252569
Veamos algunos datos
Normativas por cultivos y comunidades autónomas
NORMATIVA
En el ámbito nacional, la »Producción Integrada de productos agrícolas» está regulada por el Real Decreto 1201/2002, de 20 de noviembre (BOE núm. 287 de sábado 30 noviembre 2002), que tiene por objeto:
El establecimiento de las normas de producción y requisitos generales que deben cumplir los operadores que se acojan a los sistemas de producción integrada. En ellas se establecen, dentro de cada fase del ciclo productivo, las prácticas consideradas obligatorias y aquellas que se prohíben expresamente.
La regulación del uso de la identificación de garantía que diferencie estos productos ante el consumidor.
El reconocimiento de las Agrupaciones de Producción Integrada en Agricultura, para el fomento de dicha producción.
La creación de la Comisión Nacional de Producción Integrada encargada del asesoramiento y coordinación en materia de producción integrada.
Me escriben agricultores preguntándome sobre dosis de productos y Dosis en pulverizadores y Dosis en mochilas .
Lo primero que comentaré al respecto es la importancia de la calibración de la máquina ya que de esta dependerá la dosis aplicada.
Lo segundo es que la maquina esté limpia y en condiciones, con boquillas nuevas disponiendo de aquellas que se ajusten a nuestras necesidades.
PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LAS BOQUILLAS
Tipo de Boquilla por aplicación
Lo siempre recomendable es realizar una prueba en blanco es decir solamente con agua así veremos el agua o las maquinas (y por tanto el agua) que he gastado en esas superficie conocida.
Si mi maquina es nueva puedo probar con cálculos teóricos que se aproximarán bastante a las dosis reales os pongo dos lugares para hacerlo uno oficial y otro privado
Si mi maquina es antigua hay que ir a la prueba en blanco.
Para pulverizaciones normales los caudales que se están empleando normalmente de 3000 a 5.500 l/Ha, 200 a 450l/hg y para turboatomizadores son de 800 a 2500 l/Ha , 70 a 200 l/hg.
Otra clasificación de varemos de caldo a emplear, está en función de la masa vegetal:
Alto volumen : 100cm3 por m3 de masa vegetal
Bajo volumen : 20cm3 por m3 de masa vegetal
Os pongo unas tabla de ayuda para la dosificación del producto en función del Caldo que vayáis a consumir.
También muy importante el orden de introducción de los productos en los depósitos
Si hablamos de mochilas vamos a hacerlo de las de 16 litros es el mismo caso
Puedo hacer una prueba en blanco y ver cuantas gasto en una superficie conocida.
Para Insecticidas y fungicidas podemos calcular un gasto de caldo de entre 500 y 1000 l/ha es decir entre 30 y 60 mochilas por ha, todo depende claro del cultivo y estado fenológico del mismo
Si hablamos de herbicidas podemos calcular un gasto de caldo de entre 200-400 l/ha es decir entre 12 y 25 mochilas por ha
Recordar lo que nos dice la legislación actual al respecto
Antes de realizar la aplicación
• Mantener en buen estado el equipo de aplicación, con las inspecciones reglamentariamente establecidas. Las operaciones de regulación y comprobación del equipo se realizarán antes de la mezcla y carga del producto fitosanitario, y al menos a 25 metros de los puntos y masas de agua susceptibles de contaminación.
• No llenar los depósitos de los equipos de aplicación directamente desde los pozos o puntos de almacenamiento de agua, ni desde un cauce de agua, excepto en el caso de que se utilicen equipos con dispositivos antirretorno o cuando el punto de captación esté más alto que la boca de llenado.
• La cantidad de producto fitosanitario y el volumen de agua a utilizar se deberán calcular, evitando que sobre, ajustados a la dosis de utilización y la superficie a tratar.
• Las operaciones de mezcla y carga se realizarán de acuerdo con las indicaciones fijadas para cada producto, se evitarán los derrames y se realizarán en puntos alejados de las masas de agua superficiales, y en ningún caso a menos de 25 metros de las mismas, o a una distancia inferior a 10 metros cuando se utilicen equipos dotados de mezcladores-incorporadores del producto. No se realizarán dichas operaciones en lugares con riesgo de encharcamiento, escorrentía superficial o lixiviación.
• Durante el proceso de mezcla y carga del depósito los envases de los productos fitosanitarios permanecerán siempre cerrados, excepto en el momento puntual en el se esté extrayendo la cantidad a utilizar.
• Salvo en el caso de que se disponga de dispositivos que no lo hagan necesario, cada envase de productos fitosanitario que se vacíe al preparar la mezcla y carga será enjuagado manualmente 3 veces, o mediante dispositivo a presión, y las aguas resultantes se verterán
al depósito del equipo de tratamiento. Los envases vacíos se guardarán en una bolsa de plástico hasta el momento de su entrega a un gestor autorizado (Sigfito).
• Los puntos de agua susceptibles de ser contaminados durante la aplicación de los productos fitosanitarios, como pozos situados en la parcela tratada, deberán cubrirse de forma que se evite la contaminación puntual al menos durante la realización de los tratamientos.
Durante la aplicación
• No se tratará con vientos superiores a 3 metros por segundo (10,8 km./h).
• Ajustar el volumen de caldo, tamaño de gotas, aire de apoyo, etc. a las condiciones ambientales y del cultivo.
• Reducir, en la medida de los posible, las aplicaciones en superficies muy permeables, como son los suelos arenosos.
• No tratar en días lluviosos en los que se produciría el arrastre de los productos.
• Se evitará realizar tratamientos sobre zonas que no sean objeto del mismo, particularmente se interrumpirá la pulverización en los giros de la maquinaria.
• Cuando se apliquen productos fitosanitarios se respetará una banda de seguridad mínima con respecto a las masas de agua superficial de 5 metros, sin perjuicio de que deba dejarse una banda mayor, cuando así se establezca en la autorización y figure en la etiqueta del producto fitosanitario utilizado. No están afectados por este requisito los cultivos que se desarrollan en terrenos inundados, como el arroz, ni las acequias de riego u otras infraestructuras asimilables. Los tratamientos en estos lugares se ajustarán a las condiciones establecidas en la autorización de los correspondientes productos fitosanitarios.
• Se dejará, como mínimo, una distancia de 50 metros sin tratar con respecto a los puntos de extracción de agua para consumo humano tanto de masas de agua superficiales como subterráneas.
Después de la aplicación
• Está prohibido el vertido incontrolado de los restos de mezcla excedentes del tratamiento del depósito y las conducciones. Su eliminación se realizará aplicándolos sobre la misma parcela tratada, previa dilución con la cantidad de agua suficiente para que no se exceda la dosis máxima admisible. No obstante, cuando estén disponibles, se dará preferencia a la eliminación de estos restos mediante instalaciones o dispositivos preparados para eliminar o degradar residuos de productos fitosanitarios.
• En ningún caso se pueden lavar equipos a distancias inferiores a 50 metros de las masas de agua superficiales y de los pozos.
• Los equipos de tratamiento se guardarán resguardados de la lluvia.
• Respetar el plazo de reentrada que figure en la etiqueta del producto fitosanitario utilizado
• No entrar hasta que se hayan secado las partes del cultivo que puedan entrar en contacto con las personas.
• El responsable de los tratamientos informará a los trabajadores de la explotación del momento y las condiciones a partir de las cuales se puede entrar en el cultivo
• Asimismo, se informará mediante carteles o sistemas similares cuando la zona tratada no esté cerrada y sea colindante con vías o áreas públicas urbanas.
• En invernaderos, locales y almacenes, se indicará el momento de reentrada mediante carteles, siempre que se haya tratado con productos fitosanitarios distintos de los de bajo riesgo.
En el almacenamiento de productos fitosanitarios por los usuarios
• Los productos fitosanitarios de uso profesional se guardarán en armarios o cuartos con las siguientes características
– Estarán ventilados y provistos de cierre que evite el acceso de terceros, en especial menores de edad.
– Se situarán en zonas libres de humedad y lo más protegidos posible de las temperaturas extremas.
– Dentro de los armarios o cuartos, los productos fitosanitarios se guardarán cerrados, en posición vertical con el cierre hacia arriba. Los envases mantendrán la etiqueta original íntegra y perfectamente legible y una vez abiertos su contenido se conservará en el envase original.
– Dentro de los armarios o cuartos, no se almacenará material vegetal, ni alimentos ni piensos.
– La ubicación de los armarios o cuartos garantizará la separación de los productos fitosanitarios del resto de enseres del almacén, especialmente material vegetal y los productos de consumo humano o animal.
• Los locales donde se ubican los armarios o cuartos; o el local en si mismo si en él sólo se almacenan productos fitosanitarios, cumplirán las siguientes condiciones:
– Estarán separados de obra de cualquier local habitado.
– Dispondrán de ventilación, natural o forzada, con salida al exterior.
– No estarán ubicados en lugares próximos a masas de agua superficiales o pozos de extracción de agua, o en zonas que puedan inundarse en casos de crecidas.
– Dispondrán de medios adecuados para recoger derrames accidentales.
– Dispondrán de un contenedor acondicionado con una bolsa de plástico para aislar los envases dañados, los envases vacíos, los restos de productos y los restos de cualquier vertido accidental que pudiera ocurrir, hasta su entrega al gestor de residuos correspondiente.
– Tendrán a la vista los consejos de seguridad y los procedimientos en caso de emergencia, así como los teléfonos de emergencia.
Lo dispuesto en el presente artículo es de aplicación exclusiva a los almacenes que, como ocurre habitualmente en el ámbito de las explotaciones agrarias, no se ven afectados por el ámbito de aplicación del Real Decreto 379/2001, de 6 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de almacenamiento de productos químicos y sus instrucciones técnicas complementarias MIE APQ-1, MIE APQ-2, MIE APQ-3 MIE APQ-4, MIE APQ-5, MIE APQ-6 MIE APQ-7.
Problemas de dosificación de productos
1) Preparar 480 litros de caldo con un producto que se emplea a 150 cc/hl.
100 litros———150 cc
480 litros——— X X= (480×150)/100 =720 cc
2) Ese mismo producto para una mochila de 15 litros.
100 litros———150 cc
15 litros ———- X X= (15×150)/100= 22,50 cc
3) Hay que hacer un tratamiento herbicida en una parcela de 2,5 ha en el que se recomienda que se aplique una dosis de 3 kg de materia activa por hectárea y disponemos de un producto comercial cuya riqueza en materia activa del 40 %. ¿Cuánto ptoducto comercial gastaremos en toda la parcela?.
Primero habrá que calcular por hectárea la cantidad de producto comercial:
100 kg de producto————–40 kg de materia activa
X ———————————–3 kg de materia activa
X= (100 x 3)/40= 7,5 kg/ha de producto comercial
Como tenemos 2,5 ha: 7,5 x 2,5= 18,75 kg de producto comercial en toda la parcela.
4) Además nos dicen que hemos de gastar un volumen mínimo de caldo de 500 l/ha y disponemos de una cuba de 1000 litros de capacidad. ¿Cuántos litros de caldo necesitaremos?, ¿En cuántas cubas?, ¿Cuánto producto comercial echaremos en cada cuba?.
500 x 2,5= 18,75 kg de producto comercial en toda la parcela. Serían 2 cubas.
**1ª Cuba llena con 1000 litros para 2 ha. Luego 7,5 kg/ha x 2 ha= 15 kg de producto comercial.
**2ª Cuba con 250 litros (1/4 de la cuba llena) para 0,5 ha. Luego 7,5 ha x 0,5 ha= 3,75 kg de producto comercial.
5) Tenemos que hacer un tratamiento hormonal de 25 ppm con un producto comercial líquido cuya riqueza en materia activa es del 5%. ¿Cuánto producto comercial emplearíamos para un depósito de 400 litros?.
Aplicamos la siguiente fórmula:
Dosis (10 litros de agua)= ppm / Riqueza(%)
25 ppm / 5% = 5cc / 10 litros
5cc——————10 litros
X——————–400 litros X= 200 cc de producto comercial.
6) Ejemplo de regulación de dosis en un pulverizador:
Datos del equipo a presión y velocidad normal de trabajo:
– Cuba para caldo fitosanitario de 1.000 litros.
– Anchura de trabajo 5 metros.
– Recorrido 100 metros.
– Gasto de caldo fitosanitario 40 litros.
Si la dosis del producto fitosanitario es de 2 litros por hectárea, ¿Qué dosis debemos aportar a la cuba del pulverizador para preparar el caldo fitosanitario?
5 metros (anchura) x 100 metros (longitud) = 500 m2 (metros cuadrados).
En 500 m2 se aplican 40 litros de caldo fitosanitario y, como una ha son 10.000 m2, la dosis será:
Volumen de caldo por hectárea =10.000 m2 x 40 l / 500 m2= 800 litros/ha
Si en una ha se consumen 800 litros de caldo con una cuba de 1.000 litros trataremos una superficie de:
Superficie tratada con una cuba =1.000 l. x 1 ha/800 l= 1,25 ha/cuba de 1.000 litros
Si con una cuba de 1.000 litros tratamos 1,25 ha y la dosis del producto es de 2 litros/ha, la cantidad del producto que debemos añadir a la cuba para preparar el caldo fitosanitario es:
1,25 ha/cuba de 1.000 litros (gasto) x 2 litros/ha (dosis) = 2,5 litros/cuba
7) Ejemplo de dosis en un pulverizador:
Un agricultor decide tratar una plantación de frutales contra una plaga de araña roja y para ello dispone de dos atomizadores de 1.000 litros de capacidad en el depósito para cada uno. Por experiencias anteriores, los dos tractoristas gastan volúmenes diferentes de caldo fitosanitario;
Tractor + atomizador (A): 1.000 litros por hectárea (l/ha)
Tractor + atomizador (B): 750 litros por hectárea (l/ha)
La dosis recomendada del fitosanitario es de 2 litros por hectárea (l/ha).
¿Cuál sería la dosis en la que debemos aportar el fitosanitario para preparar el caldo en cada uno de los atomizadores?
Como la dosis recomendada del fitosanitario está limitada por hectárea, será independiente del volumen del caldo gastado por hectárea.
Para el tractorista A, que gasta 1.000 l/ha, la cantidad del producto a dosificar será de 2 litros por cuba.
Para el tractorista B, que va más rápido y sus boquillas son de menor caudal o trabaja a menor presión, la cantidad a incorporar en la cuba será:
Dosificación en la cuba B =(dosis (l/ha)/volumen gasto (l/ha)) x 1.000 = 2.000 / 750 = 2,7 l/cuba
De esta forma, el tractorista B, con una cuba de 1.000 litros, tratará una superficie de:
Superficie tratada por B = dosis cuba (l/cuba) / dosis hectárea (l/ha) = 2,7/2 = 1,35 cuba/ha
Dosificación en la cuba B = 2,7 l/cuba, y Superficie tratada por B = 1,35 cuba/ha
Fuente Boletín de Avisos del Centro de Sanidad y Certificación Vegetal del Gobierno de Aragón
TRATAMIENTOS EN POSTEMERGENCIA AVANZADA CONTRA MALAS HIERBAS DE HOJA ANCHA
Incluimos aquí los tratamientos que se proponen para el control de malas hierbas de hoja ancha, después de la nascencia de éstas, y en un estado del cereal bastante avanzado.
Todos los herbicidas descritos solamente controlan malas hierbas de hoja ancha. De las principales que citamos, se consideran poco sensibles a herbicidas hormonales Fumaria (conejitos), Galium (lapa), Polygonum (cien nudos) y Veronica (verónica).
IMPACTO AMBIENTAL DE LOS HERBICIDAS
En la utilización de herbicidas en general, como en la de cualquier otro producto fitosanitario, es indispensable, sea cual sea el programa de producción que estamos utilizando, tratar de minimizar al máximo cualquier riesgo medioambiental. En los productos autorizados para el cultivo de que se trate, este riesgo es aceptable.
No obstante, cuando dispongamos de diferentes posibilidades de tratamiento, con el fin de que el riesgo no sólo sea aceptable sino el menor posible, en los boletines indicaremos para cada materia activa, cuando dispongamos de datos, su impacto ambiental (bajo, medio, alto) basado en diferentes índices. Esta información vendrá reflejada al final de la columna de observaciones, entre paréntesis, con mayúscula y negritas.
lº Como de costumbre elegiremos la materia activa herbicida que nos pueda resolver el problema de malas hierbas que tenemos en la parcela.
2º En el caso de que tengamos más de un herbicida que nos pueda resolver el problema en un determinado momento de tratamiento, nos fijaremos a continuación en su impacto ambiental, seleccionando el que lo tenga más bajo.
3º Siempre que sea posible, elegiremos un momento de aplicación que nos permita la utilización de materias activas con el impacto más bajo.
4º Cuando por las circunstancias que sea tengamos que recurrir al empleo de un herbicida con impacto MEDIO o ALTO, nos fijaremos detenidamente en las restricciones de tipo ecotoxicológico que vienen reflejadas en la etiqueta y actuaremos en consecuencia.
Las pautas para su utilización serán las siguientes:
VALLICO EN CEREALES DE INVIERNO
Como sabemos, es muy importante controlar el vallico en sus primeros estados de desarrollo. En el caso de encontrarse, en el momento de realizar el tratamiento, en un estado más avanzado –de inicio a pleno ahijamiento– les recomendamos utilizar herbicidas sistémicos: clodinafop (TOPIK 24 EC-Syngenta) en TRIGOS y TRITICALE, diclofop (Varios), iodosulfuron (HUSSAR-Bayer) en TRIGO y CEBADA; tralkoxidim (VENCEDOR-Cheminova), en TRIGOS, CEBADAS y TRITICALE; iodosulfuron + mesosulfuron (Atlantis-Bayer) en TRIGO. Para evitar la aparición de resistencias, les recomendamos encarecidamente que lean la nota sobre el modo de acción de los herbicidas y alternen su uso con el empleo de otras técnicas no químicas de control.
MODO DE ACCIÓN DE LOS HERBICIDAS
Los indicativos que aparecen entre paréntesis en la columna de observaciones informan sobre el modo de acción del herbicida. Para reducir el riesgo de aparición de poblaciones resistentes (antes morían con el herbicida y ya no mueren) se recomienda evitar el monocultivo de cereal y uso continuado del mismo herbicida o de herbicidas que tengan el mismo modo de acción (por ejemplo: diclofop y clodinafop, clortoluron e isoproturon, etc.), por lo que no se aconseja tratar más de 2 años seguidos con herbicidas que respondan al mismo indicativo, especialmente con los grupos que tienen más riesgo de producir resistencias, que son los A y B. Se recomienda no tratar si no es imprescindible y utilizar, de vez en cuando, medios mecánicos (grada de varillas flexibles, vertedera, etc.) o culturales (rotación de cultivos, barbecho, etc.)
¡Precaución al aplicar HERBICIDAS HORMONALES si hay cultivos sensibles próximos!
EMPLEO DE HERBICIDAS HORMONALES
(regulado por Orden del M.A.P.A. de 8 de octubre de 1973)
Las normas contenidas en la Orden son de aplicación a los productos cuya materia activa se inscriba en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios con la clasificación de herbicida hormonal, que asimismo deberá figurar en la ETIQUETA.
Se consideran cultivos sensibles a todos los herbicidas hormonales: el algodonero, los cultivos de crucíferas, cultivos de leguminosas, frutales de hueso y pepita, cítricos, olivo, girasol, lechugas, remolacha, tomate, vid, pepino, tabaco, estramonio, cultivos de flores ornamentales y de arbustos frutales.
Según su volatilidad, los productos a base de herbicidas hormonales se dividen en ligeros y pesados. Se consideran ligeros, los presentados en forma de ésteres etílico, propílico, butílico, isopropílico, isobutílico y amílico. Se consideran pesados los productos presentados en las restantes formas de ésteres y en forma de sal.
Queda prohibida la utilización de estos productos en sus formas de ésteres ligeros por medio aéreo, cuando existan cultivos sensibles emergidos a menos de 1.000 metros de distancia o por medio terrestre a menos de 100 metros. En el caso de los compuestos pesados, las franjas de seguridad serán de 200 y 20 metros, respectivamente, para la aplicación áerea y terrestre.
La aplicación de todos los productos a los que se refiere esta Orden debe hacerse mediante pulverización a presión inferior a cuatro atmósferas, con un consumo de caldo mínimo a distribuir, por hectárea, de 200 litros cuando se haga la pulverización por medios terrestres y de 25 litros cuando se utilicen medios aéreos. En cualquier caso la proporción de gotas menores de 100 micras no será superior al 2 por 100. Las temperaturas en el momento de la aplicación deben ser inferiores a 25°C y los tratamientos se suspenderán cuando la velocidad del viento sea superior a 1,5 m/seg,
Los aparatos que se utilicen para la distribución de herbicidas hormonales deben reservarse únicamente para este uso. En otro caso, inmediatamente después del tratamiento, lavar los depósitos, tuberías y boquillas con agua y detergente, a poder ser lejos del pozo.
Lea detenidamente la etiqueta.
No trate con viento.
Revise el estado de las boquillas y cámbielas si es necesario.
Deje limpio el equipo para una próxima aplicación.
¡Para una mejor eficacia, no retrase el tratamiento!
EL USO DE LA GRADA DE VARILLAS FLEXIBLES PARA EL CONTROL MECÁNICO DE LAS MALAS HIERBAS
¿QUÉ ES?
Se trata de un apero ligero que suele estar formado por 3 o más módulos de 1,5 metros de anchura. Cada módulo contiene unas 40-45 varillas colocadas en 5-6 líneas, según el fabricante, que se pueden plegar facilitando el transporte del apero. Las varillas miden 40 centímetros y terminan en un muelle, el cual permite una elevada vibración de las púas que remueven la totalidad de la superficie del suelo cuando se usan en las condiciones meteorológicas y de suelo adecuadas. Según el tipo de suelo, y dependiendo de
los ajustes, la labor realizada varía entre 0,5 y 4 centímetros, como máximo.
Las gradas de varillas disponen de una regleta, con la que se regula la inclinación de todo el conjunto de púas de cada módulo por separado. Las púas se pueden colocar en posición casi vertical, siendo esta la posición más agresiva. Por lo contrario, pueden ser colocadas muy horizontales para realizar una labor muy suave.
¿PARA QUÉ SE UTILIZA?
La grada de varillas se usa principalmente para eliminar malas hierbas pequeñas, aunque debido a su ligereza algunos agricultores la usan también para desencostrar y facilitar la nascencia de las semillas o también para esparcir el estiércol. En lugares más húmedos, también se usa para eliminar musgos. La grada desentierra las plantas de malas hierbas y estas se secan cuando quedan en la superficie del suelo.
¿QUÉ MALAS HIERBAS CONTROLA?
Las malas hierbas con una raíz principal (denominada raíz pivotante) son fáciles de eliminar cuando son pequeñas. Es el caso de muchas plantas dicotiledóneas (p.ej. amapola). La mayoría de las gramíneas tienen raíces fasciculadas y son más difíciles de controlar. En este caso, tienen que ser muy pequeñas para poder ser desenterradas y evitar que vuelvan a enraizar.
¿EN QUÉ CULTIVOS SE PUEDE UTILIZAR?
La grada de varillas se utiliza sobre todo en cereal de invierno, pero da muy buenos resultados también en otros cultivos: veza, garbanzos, guisantes, judías, maíz, puerros, etc., siempre y cuando estén sembrados en línea. Es especialmente adecuada en secanos áridos y semiáridos.
¿CUÁNDO Y CÓMO SE UTILIZA?
Normalmente, se pasa la grada en postemergencia del cultivo en la misma dirección de siembra. Se utiliza a velocidades bastante elevadas: 6-8 km/h, para conseguir que las púas vibren adecuadamente y remuevan todo el suelo. En el caso del cereal de invierno, se puede pasar cuando haya desarrollado 3 hojas o más, ya que no daña al cultivo cuando está bien enraizado. En nuestros ensayos, hemos observado poca diferencia en cuanto a la eficacia si se realiza un pase o se hace un pase de ida y vuelta. No obstante, se puede repetir el pase unas semanas más tarde o realizar un doble pase el mismo día.
En caso de que haya humedad en el suelo después de la siembra, también se puede hacer un pase muy superficial en preemergencia del cultivo pocos días después de la siembra. En ese caso, las hierbas se arrancarán en estado de plántula recién emergida o poco antes de emerger. Si las condiciones ambientales acompañan, este pase puede ser muy efectivo para ayudar al cultivo a tener mayor desarrollo que las hierbas que nazcan posteriormente, pero se debe ser cuidadoso para no dañar las semillas del cultivo.
En este campo, las plántulas de las amapolas tienen el tamaño adecuado para poder ser arrancadas por la grada de varillas flexibles, estando el cultivo con el suficiente desarrollo para no sufrir daños.
No siempre es posible llevar a cabo el pase de la grada en las condiciones deseadas, ya que a veces hay excesiva humedad o excesiva sequía. Por ello, no debemos considerarlo como un método único para el control de malas hierbas, sino como parte del conjunto de medidas culturales (incluyendo rotación de cultivos, retrasos de siembras, etc.) y de control (mecánico y con herbicidas).
¿EN QUÉ CONDICIONES ES MÁS EFECTIVO SU USO?
Las condiciones óptimas para que alcancemos una elevada eficacia serán:
1) Desde el punto de vista del cultivo, que esté más desarrollado que las malas hierbas que pretendemos arrancar.
2) Por otro lado, el suelo debe estar mullido, seco en superficie y en tempero a 2 cm de profundidad, es decir, no demasiado húmedo ni totalmente seco, para facilitar que las púas puedan vibrar totalmente y remover el suelo. La presencia de piedras disminuye la eficacia del pase.
3) Desde el punto de vista del tamaño de las malas hierbas, estas deben ser lo más pequeñas posible (en el caso de la amapola, como máximo unos 2 centímetros de diámetro).
4) Es conveniente que no llueva en los siguientes días después del pase y que sean días soleados y ventosos para secar las malas hierbas arrancadas.
¿CÓMO SE REGULA LA GRADA DE VARILLAS?
Antes de utilizar la grada, debemos regular cuidadosamente su incidencia o agresividad, para no hacer daño al cultivo. Es preferible hacerlo en cada campo, ya que la dureza del terreno, la textura del suelo y el estado del cultivo condicionarán la regulación de la grada. Para ello, disponemos de unas clavijas que sujetan el armazón de cada módulo, que pueden inclinar el conjunto de varillas en una posición más vertical o más horizontal, según se quiera realizar un trabajo más agresivo o más suave. Aparte, la grada dispone de dos ruedas cuya altura también es regulable y debe de ser ajustada en cada caso.
¿NO SE DAÑA EL CULTIVO?
Los fabricantes recomiendan que, una vez regulada la máquina adecuadamente, “no se debe mirar atrás”. Con ello se refieren a que a menudo se levanta mucho polvo y se tumban y entierran parcialmente las plantas de cultivo, dejando este con mal aspecto. Siempre y cuando no se arranquen plantas y el enterrado sea solo parcial, el cultivo se recupera muy deprisa y, en ocasiones, incluso toma mayor vigor después del pase de la grada.
Cuando el ajuste se ha realizado correctamente y el cultivo está bien implantado, la grada de varillas llega a ser muy selectiva con el cultivo.
Información elaborada por:
A. Cirujeda1, S. Fernández-Cavada2, J. Aibar3, C. Zaragoza1.
1. Unidad de Sanidad Vegetal. Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) Av. Montañana, 930. 50059 Zaragoza.
2. Centro de Sanidad y Certificación Vegetal. Gobierno de Aragón. Av. Montañana, 930. 50059 Zaragoza.
3. Escuela Politécnica Superior de Huesca. Ctra. de Cuarte, s/n. 22071 Huesca
Pago por transferencia bancaria y envío por correo electrónico.
Una vez estuve en una conferencia donde el conferenciante fue preguntado por el Consejero de Agricultura respecto de que directrices, en su opinión, debía llevar la agricultura española, este respondió «mire yo no le diré lo que tienen Uds. que hacer, pero si le diré lo que no tienen que hacer y esto es que cada Comunidad Autónoma tenga una legislación diferente sobre un mismo tema». Este es un caso de estos, para cada cultivo cada comunidad tiene sus normas de producción integrada, es la realidad española diferencial. Este articulo intenta facilitar esta tarea de entender y comprender la producción integrada española.
Producción Integrada de Acelga
Producción Integrada de Acelga País Vasco
Orden de 20 de mayo de 2004, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la norma técnica específica de producción integrada de acelga de invernadero (BOPV Nº 123, 30/06/2004)
Orden de 24 de septiembre de 2007, del Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada de la lechuga en invernadero, la acelga en invernadero, el pimiento en invernadero, el tomate en invernadero, el kiwi, la vid, la remolacha y la patata de consumo. (BOPV Nº 43, 29/02/2008)
Producción Integrada de Aguacate
Producción Integrada de Aguacate Canarias
Orden de 18 de junio de 2012,por la que se aprueban las Normas Técnicas de producción integrada del aguacate, mango, papaya y piña tropical en Canarias. (BOC nº 125, 27-junio-2012).
Nueva herramienta de ayuda para la gestión y seguimiento de datos de parcelas inscritas en Producción Integrada. En esta primera entrega se proporcionan dos aplicaciones, una para el cultivo de los cítricos y otra para viñedo.
Herramienta informática desarrollada como un sistema de ayuda a la decisión en materia de fertilización y fertirriego para cítricos, compatible con las últimas versiones de Windows. Permite elaborar planes de abonado y de riego sostenibles, ajustando las dosis de fertilizante y de agua en función de las necesidades del cultivo, de su estado nutritivo y de los aportes que se realizan por suelo y agua.
Sistema de ayuda a la decisión en la programación de abonado y fertirriego en cítricos. La modalidad FERTIPI recomienda dosis de fertilizantes de acuerdo con la normativa valenciana de Producción Integrada.
Orden de 16 de julio de 2003, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la Norma Técnica de Producción Integrada de Frutales y la Norma Técnica Específica de Producción Integrada de Kiwi (BOPV Nº 203, 17/10/2003)
Orden de 10 de mayo Orden de 10 de mayo de 2012, de la Consejería de Agricultura y Agua por la que se regulan las normas técnicas de producción integrada en el cultivo de lechuga.
Producción Integrada de Lechuga País Vasco
Orden de 16 de julio de 2003, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la norma técnica de producción integrada de hortícolas de invernadero y las normas técnicas específicas de producción integrada de pimiento, lechuga y tomate (BOPV Nº 219, 10/11/2003)
Orden de 24 de septiembre de 2007, del Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada de la lechuga en invernadero, la acelga en invernadero, el pimiento en invernadero, el tomate en invernadero, el kiwi, la vid, la remolacha y la patata de consumo. (BOPV Nº 43, 29/02/2008)
Orden de 18 de junio de 2012,por la que se aprueban las Normas Técnicas de producción integrada del aguacate, mango, papaya y piña tropical en Canarias. (BOC nº 125, 27-junio-2012).
Orden de 18 de junio de 2012,por la que se aprueban las Normas Técnicas de producción integrada del aguacate, mango, papaya y piña tropical en Canarias. (BOC nº 125, 27-junio-2012).
Orden 16 de julio de 2003, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la Norma Técnica de Producción Integrada de Patata de Consumo (BOPV Nº 194, 05/10/2003)
Orden de 24 de septiembre de 2007, del Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada de la lechuga en invernadero, la acelga en invernadero, el pimiento en invernadero, el tomate en invernadero, el kiwi, la vid, la remolacha y la patata de consumo. (BOPV Nº 43, 29/02/2008)
Orden de 29 de julio de 2004, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada para la papa en Canarias (BOC 157 de 13.8.2004).
Orden de 10 de mayo de 2012, de laOrden de 10 de mayo de 2012, de la Consejería de Agricultura y Agua por la que se regulan las normas técnicas de producción integrada en el cultivo de pimiento para pimentón.
Orden de 16 de julio de 2003, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la norma técnica de producción integrada de hortícolas de invernadero y las normas técnicas específicas de producción integrada de pimiento, lechuga y tomate (BOPV Nº 219, 10/11/2003)
Orden de 24 de septiembre de 2007, del Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada de la lechuga en invernadero, la acelga en invernadero, el pimiento en invernadero, el tomate en invernadero, el kiwi, la vid, la remolacha y la patata de consumo. (BOPV Nº 43, 29/02/2008)
Orden de 18 de junio de 2012,por la que se aprueban las Normas Técnicas de producción integrada del aguacate, mango, papaya y piña tropical en Canarias. (BOC nº 125, 27-junio-2012).
Producción Integrada de Plátano
Producción Integrada de Plátano Canarias
Orden de 10 de octubre de 2003, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada para el plátano (BOC 207 de 23.10.2003).
Orden de 24 de septiembre de 2007, del Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada de la lechuga en invernadero, la acelga en invernadero, el pimiento en invernadero, el tomate en invernadero, el kiwi, la vid, la remolacha y la patata de consumo. (BOPV Nº 43, 29/02/2008)
Producción Integrada de Remolacha Azucarera
Producción Integrada de Remolacha Azucarera Nacional
Producción Integrada de Remolacha Azucarera País Vasco
Orden de 28 de julio de 2004, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la norma técnica específica de producción integrada de remolacha azucarera (BOPV Nº 173, 09/09/2004)
Orden de 16 de julio de 2003, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la norma técnica de producción integrada de hortícolas de invernadero y las normas técnicas específicas de producción integrada de pimiento, lechuga y tomate (BOPV Nº 219, 10/11/2003)
Orden de 24 de septiembre de 2007, del Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada de la lechuga en invernadero, la acelga en invernadero, el pimiento en invernadero, el tomate en invernadero, el kiwi, la vid, la remolacha y la patata de consumo. (BOPV Nº 43, 29/02/2008)
Orden de 19 de febrero de 2004, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada para el tomate en las Islas Canarias (BOC 41 de 1.3.2004).
Orden de 9 de agosto de 2004, del Consejero de Agricultura y Pesca, por la que se aprueba la norma técnica de producción integrada de vid (BOPV Nº 221, 18/11/2004)
Orden de 24 de septiembre de 2007, del Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada de la lechuga en invernadero, la acelga en invernadero, el pimiento en invernadero, el tomate en invernadero, el kiwi, la vid, la remolacha y la patata de consumo. (BOPV Nº 43, 29/02/2008)
Orden de 3 de marzo de 2005, por la que se aprueban las normas técnicas específicas de producción integrada para la uva en Canarias (BOC 51 de 11.3.2005).
Pago por transferencia bancaria y envio por correo electronico.
A continuación os expongo las producciones y tipos de explotaciones de baja utilización de productos fitosanitarios exentas de asesoramiento en Gestión integrada de plagas.
Odenado Alfabeticamente
CULTIVO O CUBIERTA
SECANO
REGADIO
INVERNADERO / CULTIVO PROTEGIDO
ACEITUNA DE ALMAZARA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
ACEITUNA DE DOBLE APTITUD
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
ACEITUNA DE MESA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
ACELGA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
AGUACATE
EXENTO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
AJO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
ALBARICOQUERO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
ALCACHOFA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
ALFALFA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
ALGARROBAS
EXENTO
EXENTO
ALGARROBO
EXENTO
EXENTO
ALGODON
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
ALMENDRO
EXENTO
EXENTO
ALTRAMUZ
EXENTO
EXENTO
APIO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
AROMATICAS (LAVANDA,LAVANDIN,ETC)
EXENTO
EXENTO
ARROZ
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
AVELLANO
EXENTO
EXENTO
AVENA
EXENTO
EXENTO
BATATA
EXENTO
EXENTO
BERENJENA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
CACAHUETE
EXENTO
CALABACIN
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
CALABAZA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
CAÑA DE AZUCAR
CAQUI
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
CASTAÑO FRUTO
EXENTO
EXENTO
CEBADA DE 2 CARRERAS
EXENTO
EXENTO
CEBADA DE 6 CARRERAS
EXENTO
EXENTO
CEBOLLA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
CENTENO
EXENTO
EXENTO
CEREZO Y GUINDO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
CHAMPIÑON
EXENTO
CHIRIMOYO
EXENTO
EXENTO
CHOPO
EXENTO
EXENTO
CHUFA
EXENTO
CHUMBERA
EXENTO
CIRUELO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
COL BROCOLI
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
COL REPOLLO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
COLES Y BERZAS FORRAJERAS
EXENTO
EXENTO
COLIFLOR
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
COLZA
EXENTO
EXENTO
CONDIMENTOS (ANIS,AZAFRAN, ETC)
EXENTO
EXENTO
CONIFERAS
EXENTO
CONIFERAS Y FRONDOSAS
EXENTO
ESCAROLA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
ESPARRAGO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
ESPINACA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
FLORES Y ORNAMENTALES
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
FRAMBUESO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
FRESA-FRESON
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
FRONDOSAS CRECIMIENTO LENTO
EXENTO
FRONDOSAS CRECIMIENTO RAPIDO
EXENTO
EXENTO
GARBANZOS
EXENTO
EXENTO
GIRASOL
EXENTO
EXENTO
GRANADO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
GRELO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
GUISANTE VERDE
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
GUISANTES SECOS
EXENTO
EXENTO
HABAS SECAS
EXENTO
EXENTO
HABAS VERDES
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
HIGUERA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
JUDIAS SECAS
EXENTO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
JUDIAS VERDES
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
KIWI
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
LECHUGA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
LENTEJAS
EXENTO
EXENTO
LIMONERO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
LINO
LOMBARDA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
LUPULO
EXENTO
MAIZ
EXENTO
EXENTO
MAIZ DULCE
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
MAIZ FORRAJERO
EXENTO
EXENTO
MANDARINO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
MANGO
EXENTO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
MANZANO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
MATORRAL
EXENTO
MELOCOTONERO Y NECTARINAS
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
MELON
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
MEMBRILERO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
MEZCLA DE CEREALES DE INVIERNO
EXENTO
EXENTO
NABO FORRAJERO
EXENTO
EXENTO
NARANJO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NARANJO AMARGO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NISPERO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
NOGAL FRUTO
EXENTO
EXENTO
OTRAS OLEAGINOSAS
EXENTO
EXENTO
OTROS CITRICOS
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
OTROS FORRAJES (CEREAL INV,SORGO,TREBOL)
EXENTO
EXENTO
OTROS FRUTALES
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
PAPAYA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
PASTIZAL ALTA MONTAÑA
EXENTO
PASTIZAL MATORRAL
EXENTO
PASTIZALES
EXENTO
PATATA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
PEPINO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
PERAL
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
PIMIENTO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
PIMIENTO PARA INDUSTRIA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
PIÑA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
PISTACHO
EXENTO
EXENTO
PLATANERA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
POMELO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
PRADERAS POLIFITAS
EXENTO
EXENTO
PRADOS NATURALES (en regadio)
EXENTO
PRADOS NATURALES (en secano)
EXENTO
PUERRO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
REMOLACHA AZUCARERA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
REMOLACHA FORRAJERA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
REMOLACHA MESA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
SANDIA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
SOJA
EXENTO
EXENTO
SORGO
EXENTO
EXENTO
TABACO
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
TOMATE
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 0,5 HA
TOMATE INDUSTRIA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
TRIGO BLANDO Y SEMIDURO
EXENTO
EXENTO
TRIGO DURO
EXENTO
EXENTO
TRITICALE
EXENTO
EXENTO
UVA DE MESA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
UVA DE TRANSFORMACION
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
NO EXENTO A PARTIR DE 5 HA
VEZA
EXENTO
EXENTO
VEZA (veza+avena) PARA FORRAJE
EXENTO
EXENTO
YEROS
EXENTO
EXENTO
ZANAHORIA
EXENTO
NO EXENTO A PARTIR DE 2 HA
VIVEROS NO EXENTO A PARTIR DE 1 HA NO EXENTO A PARTIR DE 1 HA NO EXENTO A PARTIR DE 1 HA
Momento adecuado u optimo para aplicar un fitosanitario
La eficacia de un fitosanitario depende entre otros factores de los siguientes factores:
Realizar correctamente la mezcla de productos + aditivos.
Que el estado de la plaga o hierba sea el adecuado para la aplicación.
Que las condiciones ambientales sean la optimas
Dando los dos primeros puntos como controlados ya que entiendo que el lector de este articulo sabe de lo que hablamos, vamos a centrarnos en el tercero, para ello SYNGENTA dispone de una aplicación en su web que es perfecta para resolver este tercer punto.
No olvidar de tener muy en cuenta los siguientes factores:
La Inversión térmica normalmente se da cuando calma el viento y comienza a ascender unacapa de aire caliente e ingresar por debajo una capa de aire frío, al invertirse estas capas de aire si se realizan aplicaciones, las gotas asperjadas quedaran suspendida en el aire por diferencia de densidades y no caerá como debe, produciéndose desplazamientos laterales de las mismas a distancia que pueden producir graves daños si terminan cayendo en un cultivo sensible al producto aplicado. Ante estas condiciones no se recomienda aplicar.
La elevada temperatura y baja humedad relativa, son condiciones que incrementan la evaporación de las gotas, siendo esta última más importante que la primera, ya que existen casos en que la temperatura no es tan elevada, pensando que no habrá evaporación, sin tener en cuenta que la humedad relativa termina definiendo esta variable, afectando demasiado la aplicación por pérdida de gotas si no se está usando un antievaporante de calidad en esas condiciones.
El viento es un aliado de las aplicaciones ya que si las realizamos sin él, nos será muy difícil ingresar con las gotas asperjada en un cultivo cerrado. Se cree que la mejor aplicación es sin viento, sin embargo es cuando mayor probabilidad tenemos de que se produzca una inversión térmica, con las consecuencias que esta ocasiona. Debemos manejarnos con vientos a partir de 8 km/h cuando aplicamos en cultivos cerrados, dejando ingresar de esta manera a las gotas en el cultivo.
El tamaño y uniformidad de las gotas es otro de los factores de gran importancia que debe tenerse en cuenta antes de la aplicación, esto dependerá de algunas variables, tales como objetivo a tratar y condiciones ambientales. Debemos tener en cuenta una relación que existe entre tamaño de gota y cantidad de impactos, ya que al dividir en dos el diámetro de una gota obtendremos ocho gotas de la mitad de ese diámetro que llevaran en su conjunto el mismo volumen que la primera, permitiendo aumentar la probabilidad de impactar en el objetivo, más aún cuando este sea de un tamaño pequeño como puede ser un insecto, o tratarse de una maleza de hojas finas y verticales como una ciperácea, etc. Ya que si aplicáramos con gotas de un tamaño mayor a los 200 micrones, es muy factible que no lleguemos al objetivo. Los 200 micrones se consideran un tamaño óptimo para la mayoría de los tratamientos. En el caso de las aplicaciones aéreas el tamaño de gota es menor con muy buenos resultados siempre y cuando las mismas vayan protegidas por antievaporantes de calidad.
Tanto en las aplicaciones aéreas como terrestres las gotas deben estar protegidas pudiendo lograr excelentes resultados si se tienen en cuenta todas las variables que intervienen y se toman las precauciones necesarias. Las gotas grandes quedan retenidas en la parte superior del arbol o impactan en este y caen al suelo por su propio peso (efecto paraguas), lo mismo sucede en caso de encontrarse con un espacio abierto entre la cubierta vegetal, ya que al caer en forma vertical terminan impactando en el suelo y no en las hojas, por eso es que hablamos de producir gotas pequeñas que al caer con cierto movimiento y horizontalidad van impactando en los diferentes tercios de un cultivo.
La calidad del agua debe ser tenida en cuenta ya que la cantidad de cationes presentes y el pH de la misma determinarán inactivación y la vida media de los activos que estemos aplicando, convirtiéndose el agua de aplicación muchas veces en un contaminante de los fitosanitarios. Es por eso que ante aguas duras y de elevado pH se deben utilizar secuestrantes de cationes y reductores de pH.
Los altos volúmenes de agua utilizados para las aplicaciones, solo hacen que se diluyan más
los activos, que se incremente la evaporación (a más agua en las gotas, más evaporación), que se superpongan las gotas aumentando la dilución de los activos una vez que impactaron en el objetivo.
El Zabro es una plaga que, aunque conocida desde hace muchos años, sólo se tiene constancia de fuertes daños en nuestra Comunidad desde principios de 1980, siendo endémica su presencia en los páramos del Cerrato que confluyen en las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid.
El Zabrus tenebrioides es un pequeño coleóptero que se alimenta de material vegetal de trigo y cebada. En estado adulto adquiere coloración negra y forma alargada-convexa, llegando a alcanzar los 20 mm de longitud. La larva en su estado final es blancuzca, con segmentos del tórax de color castaño, la cabeza y las patas castaño claro y un tamaño de unos 30 mm.
El adulto, de color negro mate o pardo oscuro, mide de 1 a 1,5 cm y tiene los élitros surcados por estrías longitudinales.
La larva alcanza 3 cm al final de su desarrollo; su color es blanquecino verdoso y tiene la cabeza y el tórax de color rojizo
Causa daños principalmente en trigo y cebada y no suele hacerlo en superficies extensas, sino en rodales limitados. Pasa el invierno en estado de larva al nacer se dispersan y excavan galerías subterráneas, que abren al exterior por un agujero rodeado de tierra, por el cual salen por las noches para alimentarse de las hojas de cereales.
CICLO:
Presenta una sola generación al año, con tres estados larvarios que se desarrollan desde otoño a primavera, donde alcanza su máximo desarrollo y voracidad (15-20 de mayo).
La forma invernante es la larva, que pasa el invierno inactiva en el suelo. En primavera sale al exterior y se alimenta de las hojas del cereal durante la noche, mientras que de día se mantiene oculta en el suelo en una galería estrecha y profunda de 10 a 30 cm.
Hacia el mes de mayo se transforma en pupa y su metamorfosis se prolonga durante 18-20 días, según la temperatura, emergiendo los adultos en el mes de junio.
Adulto y larva de Zabrus tenebrioides Los adultos permanecen ocultos bajo los terrones durante el día y activos durante la noche, trepando por las plantas y alimentándose de flores y granos.
Realizan la puesta agrupada desde el mes de junio hasta finales de otoño, en una pequeña galería, generalmente en el suelo o debajo de montones en parcelas sembradas, rebrotes de cereal y en las lindes de las parcelas. La fecundidad es de 80 a 100 huevos y el periodo de incubación de 2 a 3 semanas. La larva, al nacer, se dispersa y excava galerías subterráneas donde pasará el invierno.
CONDICIONES PARA SU DESARROLLO:
La incidencia de esta plaga está íntimamente ligada a las condiciones de humedad y temperatura. Los otoños suaves y con una buena humedad favorecen eclosiones tempranas, lo que ocasiona graves daños ya que el cereal tiene entre 1 y 3 hojas. El frío y las heladas continuadas, o el tiempo muy seco impiden una proliferación excesiva de la plaga.
El tipo de suelo también tiene su importancia, ya que depende directamente la facilidad para hacer galerías y que se mantengan cierto tiempo. Por ello en suelos más arcillosos el daño suele ser más acusado que en tierras más flojas.
SÍNTOMAS:
El Zabro ataca a los cultivos de trigo, cebada y centeno (raramente a la avena).
Los daños causados por las larvas son los que revisten mayor importancia económica.
La larva roe el parénquima foliar y deja las nervaduras, dando a la hoja un aspecto deshilachado muy característico.
Para tener alimento durante la inactividad diurna introduce el extremo de la hoja en la galería, asemejándose la hoja a un manojo de hilos.
Los efectos de estos daños se manifiestan por los claros o calveros de las parcelas, que se extienden como mancha de aceite. Suelen comenzar desde parcelas colindantes, lindes o caminos próximos, ya que el agricultor ha eliminado gran parte de las larvas en las labores de preparación del terreno para la siembra y el ataque procede de larvas migradoras desde parcelas con otoñada y rebrotes tiernos de terrenos sin cultivar.
El período más crítico del cereal comprende desde la nascencia hasta el estado de tres hojas.
Muchas veces el agricultor no sabe a qué se deben estos fallos en sus parcelas, atribuyéndolos a heladas o a faltas en la nascencia. Sin embargo, si observa bien el suelo puede comprobar los síntomas externos antes descritos, encontrar hojas tiernas cortadas y larvas si cava el terreno.
Los ataques de este insecto dependen fundamentalmente de la humedad y la temperatura. Si se producen lluvias abundantes y temperaturas suaves en los meses de otoño (abundante otoñada) las jóvenes larvas encuentran alimento suficiente para poder iniciar con fuerza su actividad, realizar la galería y protegerse de las heladas (profundizan la galería a medida que la temperatura desciende).
Si el invierno es de climatología benigna son de prever fuertes ataques que pueden llegar a destruir grandes superficies. Por el contrario, con otoños secos y fuertes heladas invernales los ataques son menos intensos.
Ante esta situación y en las zonas donde se hayan observado daños, el agricultor debe vigilar sus parcelas desde el principio del otoño.
El ataque de las hojas es muy característico, las hojas aparecen deshilachadas y aparecen como dobladas o acogolladas, por tener las puntas introducidas en las galerías.
La presencia de unos pequeños montoncitos de tierra alrededor de unos orificios de salida, junto al tallo del cereal, por donde introducen la punta de la hoja. Se alimentan de las hojas pero sin tocar los nervios, por lo que después del ataque, tienen un aspecto deshilachado. En ocasiones roen el tallo a ras de suelo, sobre todo en plantas muy jóvenes.
En ataques muy severos se observan grandes rodales sin apenas plantas. Aunque a veces estos daños vienen enmascarados por la presencia de avena o ballueca , ya que esta mala hierba no es devorada por el Zabrus, por lo que después de tratar con avenicidas, aparece el rodal sin cereal.
Medios de lucha:
Lucha preventiva
No cultivar trigo o cebada dos años seguidos en las parcelas que hayan sido atacadas.
En las parcelas que han sufrido daños durante la campaña y en las colindantes donde se piense de nuevo cultivar trigo ó cebada, hay que eliminar durante el verano la paja y ricio.
Retrasar la fecha de siembra, a finales de noviembre y principios de diciembre.
Alzar el rastrojo inmediatamente después de la siega
Rotación de cultivos: no sembrar cereal dos años consecutivos en parcelas con ataque, así se reduce la población larvaria por falta de alimento.
Lucha directa:
En zonas afectadas esporádicamente, el tratamiento puede realizarse a plaga detectada, una vez emergido el cereal y constatada la presencia del insecto, para evitar daños al cultivo en los momentos de máxima sensibilidad.
Determinar si el ataque es generalizado en toda la parcela o bien se limita a determinados rodales, en cuyo caso el tratamiento se dirigirá exclusivamente a las zonas afectadas.
Umbrales de tratamiento orientativos:
A) Parcelas con daño disperso, hasta 3 hojas del cereal. Plantas afectadas por m2= 10-15 en cebadas y 8-10 en trigos
B) Parcelas con rodales o daños continuados en dos líneas: Tratamiento inmediato
C) Parcelas con daños dispersos. Cereal en inicio ó pleno ahijamiento. Plantas afectadas por m2: más de 30 plantas
La aplicación insecticida debe realizarse al amanecer o al atardecer, puesto que las larvas no son activas en las horas diurnas “a plena luz”.
Los productos autorizados son formulaciones autorizadas en el cultivo, con la materia activa denominada clorpirifos.
CONTROL:
Se pueden tomar unas medidas preventivas que en ocasiones pueden llegar a funcionar, como puede ser la eliminación de los ricios de verano e inicios de otoño o la aplicación de insecticidas granulados al suelo (clorpirifos). Una buena rotación de cultivos, por ejemplo con guisantes, permite reducir la incidencia de la plaga en años posteriores sobre todo en parcelas muy afectadas.
Una vez nacido el cereal, si se detecta la plaga, lo más conveniente sería realizar tratamientos insecticidas localizados en los rodales afectados, y si el daño está extendido, tratar toda la parcela.
El momento de realizar los tratamientos sería al amanecer o atardecer, siempre que no haya heladas, ya que es el periodo de máxima actividad de la plaga.
Luis López Bellido
Doctor Ingeniero Agrónomo
Catedrático de Producción Vegetal
ETSIA. Universidad de Córdoba
Fertilización nitrogenada
La fertilización nitrogenada debe corregir y completar en el tiempo la liberación de nitrógeno a partir de la materia orgánica. Por ello, el establecimiento de la dosis de fertilizante y la fecha de aplicación constituyen un problema importante, y a la vez complejo y aleatorio, que cada año se plantea de forma distinta al agricultor. Para tomar tal decisión deben aunarse un conjunto de conocimientos (necesidades del cultivo, reservas del suelo, clima y residuos del cultivo anterior), de observaciones (estado del medio y del cultivo) y estimaciones aproximadas (meteorología futura y potencial de rendimiento del cultivo).
La diferencia entre la absorción de nitrógeno por la cosecha y las disponibilidades del suelo determinan teóricamente el fertilizante a aplicar. Sin embargo, será necesario introducir un
índice corrector, referido a la eficacia real de la fertilización. Este índice de eficacia se considera que en condiciones de campo varía del 40 al 80%, aunque cuando existe déficit hídrico o la fertilización se realiza en la siembra, la eficiencia del N puede ser inferior.
Como ya ha sido visto en capítulos anteriores, los métodos clásicos para determinar las necesidades de N fertilizante son el del balance y el del N mineral (Nmin). El método basado en la concentración de clorofila en la hoja es más reciente y se utiliza para controlar el nivel de N de la planta en el campo, y determinar el momento adecuado de aplicación de las coberteras de N.
Utilizando esta herramienta puede sincronizarse la aplicación de N fertilizante con la demanda del cultivo. Los medidores de clorofila están siendo utilizados con éxito en diferentes cultivos herbáceos y leñosos, entre ellos los cereales. A la vista de la complejidad y variabilidad de los factores que intervienen en el método de balance para establecer la fertilización nitrogenada, es difícil precisar el nivel óptimo de abonado si no se llevan a cabo estudios y determinaciones analíticas que permitan conocer con exactitud, para cada zona, las cifras concretas de cada partida del balance.
Cuando éstas no se conocen, como es frecuente en muchas áreas y en concreto en las condiciones mediterráneas, deben utilizarse métodos más simples, y a veces empíricos, deducidos de la experiencia local, para establecer la dosis de fertilización nitrogenada. Una simplificación empírica, cuya validez es confirmada por la experiencia, es estimar las necesidades de nitrógeno en función del objetivo de producción, estableciéndose que las aportaciones suministradas por el suelo se equilibran con el coeficiente de utilización del fertilizante, con la lixiviación invernal y con el bloqueo del nitrógeno mineral derivado del enterrado de los residuos de la cosecha anterior.
Fertilización nitrogenada del trigo
Las necesidades de nitrógeno del trigo son, como promedio, 30 kg por cada 1.000 kg de grano producido. Estas necesidades pueden variar, según variedades y condiciones ambientales, desde 28 a 40 kg de nitrógeno por cada 1.000 kg de trigo, siendo la respuesta más eficiente en las modernas variedades de talla baja. Otro dato a considerar es el remanente de nitrógeno no utilizado por el cultivo, que para suelos profundos se estima en un nivel medio de 30 kg N/ha.
Estudios que hemos realizado durante varios años en la campiña andaluza indican un nivel de nitratos, en la siembra, en los primeros 90 cm de suelo, entre 60 y 90 kg N/ha. Los valores de nitrógeno mineralizado, en la misma zona, fluctúan entre 40 y 60 kg N/ha/año.
La dosis global de fertilizante nitrogenado habitualmente empleada en el trigo varía entre 120 y 200 kg N/ha, según el rendimiento esperado, la pluviometría y las técnicas de cultivo. En zonas más marginales, con déficit hídrico, las dosis son inferiores, situándose entre 80 y 100 kg N/ha.
Numerosos experimentos que hemos realizado en Andalucía muestran de forma consistente que el rendimiento del trigo solo responde de forma significativa hasta la dosis de 100 kg N/ha. Sin embargo, el contenido de proteínas del grano aumenta significativamente con la dosis de 150 kg N/ha, e incluso con la dosis de 200 kg N/ha en el trigo duro (figura 16.1).
Estas mayores dosis de nitrógeno fertilizante influyen muy positivamente en la calidad harinera y semolera de los trigos. El reparto o fraccionamiento de la dosis global del fertilizante nitrogenado, dependerá de las condiciones climáticas durante el crecimiento del trigo y de las prácticas de cultivo, en especial la época de siembra, la densidad de plantas y las características de la variedad.
En el fraccionamiento hay que tener en cuenta la influencia e importancia de la lixiviación invernal y que las mayores necesidades de nitrógeno del trigo son en el período comprendido entre el ahijado y el encañado.
Puede ser conveniente realizar, a veces, pequeñas aportaciones de nitrógeno antes de la siembra que tengan un efecto de «arranque», en especial en siembras tardías para incentivar el ahijamiento, y en suelos pobres o donde el cultivo anterior fue muy esquilmante.
También puede ser aconsejable esta aplicación en suelos fuertes, que tienen un elevado poder retentivo, o cuando pueden existir dificultades para las aplicaciones posteriores con el cultivo ya establecido. La siguiente aplicación puede realizarse al principio del ahijado (estado de 3 a 5 hojas).
La época y la cuantía de la dosis de esta aplicación orientan la calidad del ahijamiento. La dosis a aplicar en esta etapa será tanto más importante cuanto más baja sea la densidad de plantas, la vegetación más tardía o la variedad más precoz. No deben sobrepasarse, en esta aplicación, las necesidades de nitrógeno del cultivo, pues un excesivo desarrollo vegetativo puede provocar el encamado.
Otra aplicación puede efectuarse al final de la fase de ahijado y comienzo del encañado, que debe ser la última en aquellas zonas donde es frecuente la escasez de lluvias en primavera. Sin duda, la dosis de esta aportación es la más importante por su influencia en la formación del rendimiento, pues aumenta el vigor de los tallos formados, incrementa la proporción de tallos con espigas, mejora el desarrollo de las hojas superiores, favorece o incrementa la fertilidad de la espiga y mejora el llenado del grano.
En las zonas templadas donde las primaveras son lluviosas, o en condiciones de regadío en climas mediterráneos, puede realizarse una última aplicación con la aparición de la última hoja o en el estado de zurrón. De esta forma se asegura una máxima asimilación de nitrógeno en el espigado y la presencia de hojas verdes, a la vez que se incrementa el peso del grano. También con esta aplicación tardía de nitrógeno se mejoran algunas características tecnológicas del trigo relacionadas con la calidad, especialmente se aumenta el contenido de proteínas y la vitrosidad de los trigos duros.
Fertilización nitrogenada de la cebada
El cultivo de la cebada extrae del suelo un promedio de 25 kg de N por cada 1.000 kg de grano producido (tabla 16.2).
En climas semiáridos, típicos del cultivo de cebada, el análisis del nitrógeno mineral residual
en el suelo, antes de la siembra, ha mostrado ser un dato útil para establecer la fertilización nitrogenada de la cebada, al existir una buena correlación entre dicha medida y el rendimiento. La profundidad de suelo recomendada para la toma de muestras varía entre 60 y 120 cm.
Con frecuencia, el incremento del encamado, por altas dosis de nitrógeno, limita la respuesta al nitrógeno de algunas variedades de cebada. El empleo de reguladores de crecimiento permite obtener mejores respuestas. La interacción entre el nitrógeno y el agua influye notablemente en el rendimiento y en el contenido de proteínas de la cebada.
De igual modo, dicha interacción es el factor principal determinante del contenido de proteínas del grano. Bajo condiciones de riego, el contenido de proteínas no varía mucho hasta que la dosis de nitrógeno supera los 100 kg/ha, incrementándose rápidamente a partir de dicha dosis. En secano, el nivel de proteínas del grano se incrementa con la aplicación de cantidades relativamente pequeñas de nitrógeno.
Experimentos realizados en diferentes regiones cebaderas españolas demuestran una gran variabilidad de dosis óptimas de respuesta según clima y suelo. En las zonas más húmedas del norte, con rendimientos comprendidos entre 3.000 y 5.300 kg/ha, la dosis óptima varía entre 80 y 140 kg N/ha, sin que el fraccionamiento de la dosis en siembra y ahijado influya en el rendimiento.
En los secanos más áridos de Castilla-La Mancha, con rendimientos medios de cebada en torno a 2.000 kg/ha, no suele existir respuesta por encima de 50 kg N/ha. En regadío, con niveles de rendimiento superiores a 5.000 kg/ha, la dosis óptima se sitúa en el entorno de 125 kg N/ha, aumentando el contenido de proteínas con el mayor nivel de las aplicaciones de cobertera.
Algunos estudios han demostrado que la aplicación de nitrógeno en la siembra puede ser más efectiva sobre el rendimiento de la cebada que las aplicaciones realizadas en fases posteriores del cultivo. Las aplicaciones tardías pueden incrementar significativamente el contenido de proteínas del grano, por lo cual deben ser utilizadas con moderación en las cebadas cerveceras, en las que un alto nivel de las mismas puede ser perjudicial.
La aplicación de nitrógeno en los estados vegetativos tempranos mejora el crecimiento y el rendimiento, mientras que en el espigado no tiene apenas efecto sobre el rendimiento, aunque incrementa sustancialmente el porcentaje de proteínas del grano. En los suelos ligeros es conveniente fraccionar la aplicación de nitrógeno para que sea utilizado con mayor eficiencia por la planta. Se recomienda la aplicación de 20-30 kg N/ha en la siembra, según el cultivo anterior, y una segunda aportación entre el ahijado y el encañado. La proporción entre ambas aplicaciones se sitúa entre 1:1 y 1:3 según la disponibilidad de agua.
Fertilización fosfopotásica
Para el fósforo y el potasio, elementos que son retenidos por el suelo, el conocimiento de su nivel en el mismo, las extracciones realizadas por las cosechas y las restituciones deben permitir estimar las cantidades necesarias a aportar. Estos cálculos de balance deben ser comprobados mediante otro método esencial de información sobre la nutrición mineral de los cultivos, que es la experimentación práctica en las condiciones locales.
De esta manera pueden fijarse las dosis de abonado recomendadas en un medio determinado. La cantidad de fertilizante fosfatado y potásico debe fijarse en función de las extracciones reales del cereal y del nivel de fertilidad del suelo, que determina el grado de respuesta al abonado. Puede obtenerse buena repuesta de los cereales de invierno a la fertilización fosfopotásica en suelos con bajos contenidos de fósforo y potasio y probable respuesta en suelos con contenidos medios de ambos nutrientes.
De todas maneras, el problema es más complejo y la generalización de los niveles críticos puede conducir a error, pues dependen del clima, del tipo de suelo y del sistema de cultivo. Uno de los aspectos más problemáticos en relación con el abonado fosfatado es su fijación por el suelo, que puede dar lugar a que su eficacia no supere el 20%. A esto hay que unir su poca movilidad y la escasa absorción por la planta en condiciones de frío o de sequía, frecuentes en el crecimiento de los cereales de invierno en las zonas semiáridas.
Factores como la capacidad de fijación del suelo, el nivel de carbonato cálcico, pH, el tipo de arcilla, el porcentaje de materia orgánica, etc., condicionan la eficacia del abonado fosfatado. Por todas estas razones, es aconsejable aplicar cantidades más elevadas de abono que las que indiquen las extracciones del cultivo y el nivel del suelo, con la finalidad de conservar o aumentar la solubilidad del fertilizante.
Según numerosos estudios, la eficacia del fósforo aumenta cuando se localiza en bandas junto a la línea de siembra, dada su importancia al comienzo del crecimiento cuando el sistema radicular está poco desarrollado. La experiencia demuestra la falta de respuesta al potasio de los cereales en muchas zonas semiáridas de clima mediterráneo.
La dosis de potasio dependerá de la eficacia del fertilizante (estimada como promedio en el 80%) y de los niveles de transformación de la forma asimilable en fertilizante y viceversa. Gran parte del potasio absorbido por los cereales es restituido al suelo como residuos del cultivo. Puede ocurrir una lixiviación limitada del potasio con altas precipitaciones y en suelos arenosos. En los suelos con bajo contenido en arcilla es donde hay que vigilar más el nivel del nutriente en el suelo.
Considerando que el fósforo es un elemento poco móvil en el suelo y que el potasio también es bien retenido por el complejo absorbente del suelo, sobre todo en suelos pesados y arcillosos, la aplicación de ambos elementos debe efectuarse con las labores de preparación del suelo que permitirán enterrarlos y repartirlos a lo largo de la capa arable, facilitándose la mayor disponibilidad por las raíces.
No es muy aconsejable realizar el abonado fosfopotásico para varios años, es preferible hacerlo anualmente. Sin embargo, cuando las circunstancias obliguen a efectuar aplicaciones a largo plazo, no debe olvidarse que ello es un compromiso entre el ideal teórico y las condiciones prácticas de organización del trabajo. Cuanto más pobre es el suelo en fósforo y potasio, más ligero (mayor lavado de potasio) y más calcáreo (mayor retrogradación de fósforo), menos procedente es la recomendación de realizar aplicaciones para varios años.
La dosis de una aportación a largo plazo no debe implicar una reducción del abonado; más bien debe corresponder a la suma de lo que se aplicaría escalonadamente en los diversos años e incluso superar este total, pues el abonado en bloque sólo puede representar un aumento de las pérdidas.
Fertilización fosfopotásica del trigo
El trigo extrae como promedio 12 kg de anhídrido fosfórico (P2O5) y 28 kg de óxido de potasio (K2O) por cada 1.000 kg de grano producido, incluyendo los órganos vegetativos correspondientes. En los suelos que tengan reservas suficientes de fósforo y potasio sólo será necesario reemplazar las cantidades extraídas por la cosecha anterior, realizando lo que se denomina un abonado de mantenimiento.
Cuando el suelo sea pobre en algunos de estos elementos, será necesario realizar un abonado de corrección para elevar las reservas hasta el nivel óptimo. En la práctica para la fertilización fosfopotásica debe tenerse en cuenta los siguientes criterios:
Realizar análisis periódicos del fósforo y potasio asimilables del suelo para observar su
evolución (cada 3-4 años). Comparar los resultados de dichos análisis con los niveles críticos establecidos, que son función del tipo de suelo y de las técnicas de cultivo. No siempre es fácil conocer con precisión tales niveles al ser muy variables para un mismo cultivo, según las condiciones ambientales. Su determinación requiere trabajos de investigación de laboratorio y de campo para cada zona o área concreta, así como contrastar que la metodología analítica está bien correlacionada con el grado de respuesta del cultivo.
Determinar en el cultivo, o mejor en la rotación de cultivos, las cantidades de fósforo y
potasio absorbidas por las plantas, las que pueden ser lixiviadas (sobre todo de potasio
en suelos ligeros) y las cantidades que pasan a formas insolubles (caso del fósforo en
suelos altamente calizos).
El coeficiente de utilización del fertilizante fosfatado es relativamente bajo, pues sólo un 15-20% del mismo es extraído por el cultivo el primer año. La aplicación localizada en las líneas de siembra mejora la eficiencia del abono el primer año respecto a la aplicación a voleo, especialmente en los suelos con bajo nivel de fósforo asimilable.
En los suelos con un contenido de fósforo de medio a alto las diferencias entre ambas formas son mínimas. El rendimiento del trigo en suelos con contenidos bajos y medios de potasio en el perfil de 0-15 cm, se incrementa con la fertilización potásica.
En suelos ricos no suele haber respuesta a la misma. En los suelos muy arenosos y poco profundos se debe prestar una especial atención al abonado con potasio, ante las posibles pérdidas del mismo por lixiviación. Las dosis medias recomendadas en suelos con un contenido de potasio de medio a bajo son de 100-120 kg K2O/ha.
El enterrado del fertilizante a 10-15 cm de profundidad mejora la eficiencia de utilización por la planta. Fertilización fosfopotásica de la cebada Al igual que para el trigo, la respuesta de la cebada a la fertilización fosfopotásica depende del nivel disponible de estos nutrientes en el suelo.
La aplicación localizada en la línea de siembra a dosis bajas puede ser muy efectiva cuando existe poco fósforo disponible en el suelo, obteniéndose rendimientos equivalentes a dosis aplicadas a voleo dos o tres veces superiores. El fósforo aumenta la resistencia de la cebada al frío invernal, interaccionando la respuesta del cultivo con la temperatura, especialmente en suelos con escaso contenido de dicho nutriente.
Cuando el nivel de fósforo en el suelo es bajo, las aplicaciones de nitrógeno reducen la resistencia al frío de la cebada. Ensayos en cebadas de secano y regadío han puesto de manifiesto la falta de repuesta al abonado fosfopotásico cuando su contenido en el suelo es elevado.
Aplicación de otros nutrientes
Con frecuencia, la aplicación de nutrientes secundarios y microelementos a los cereales de invierno no recibe la atención adecuada. Ello se debe, en primer lugar, a que tradicionalmente se han sembrado variedades de bajo rendimiento, con pocas necesidades de estos nutrientes que eran satisfechas por el suelo.
Otra razón ha sido la utilización en estos sistemas de cultivo de abonos orgánicos en abundancia y de fertilizantes de menor concentración, como el sulfato amónico y el superfosfato de cal entre otros, donde está presente el azufre y otros nutrientes secundarios y microelementos, aunque en bajas concentraciones.
La intensificación de la producción agrícola de los últimos años ha cambiado esta situación. Actualmente se siembran variedades enanas de alto rendimiento y se emplean por su mayor economía fertilizantes de alta concentración que contienen menos nutrientes en forma de impurezas o iones asociados.
Los abonos orgánicos también son menos empleados por su escasez y elevado coste de aplicación en muchas zonas. Por todo ello se hace necesaria, más que en el pasado, la aplicación de estos nutrientes a los cultivos a fin de preservar íntegramente la fertilidad del suelo y la productividad agrícola.
La deficiencia de azufre puede corregirse aplicando fertilizantes que lo contengan, como abonos complejos con azufre, sulfato amónico o superfosfato o aplicando otras materias como sulfato cálcico (yeso) o azufre elemental, aunque el efecto acidificante de este último aconseja su empleo en suelos básicos, siendo su oxidación muy lenta en algunos suelos. Aunque el trigo no tiene altas necesidades de azufre, cada vez manifiesta con más frecuencia síntomas de deficiencia en este nutriente, desde el ahijado hasta el comienzo del encañado.
Los requerimientos moderados son aún satisfechos en la mayoría de los suelos profundos, poco sensibles a la lixiviación de los sulfatos, si bien no son tan móviles como los nitratos. Sin embargo, pueden aparecer carencias muy marcadas en los suelos arcillosos con caliza y en los arenosos y limo-arenosos con bajo contenido de materia orgánica.
Puede haber respuesta a la fertilización azufrada cuando el nivel del análisis del suelo en SO4 es menor de 3 ppm en el perfil de 0-60 cm, o cuando la relación nitrógeno/azufre en la planta es superior a 16. El nivel crítico de carencia en las hojas es de 0,3 ppm entre ahijado y encañado.
En los suelos donde se obtienen altos rendimientos de trigo usando fertilizantes sin azufre, debe vigilarse especialmente el nivel del mismo y aplicarlo en el futuro. La aplicación directa de azufre debe realizarse entre mitad de ahijado e inicio del encañado, utilizando SO3 a razón de 40 kg/ha.
La aplicación foliar con sulfato amónico o azufre elemental micronizada es más efectiva. Las mayores necesidades de magnesio de los cereales de invierno, especialmente el trigo, se presentan en los suelos lixiviados, arenosos y calizos. Un contenido de magnesio en hojas y tallos inferior a 0,14%, en la fase de zurrón, indica una deficiencia.
El magnesio se puede aplicar al suelo (18-36 kg Mg/ha) o en pulverización foliar con sulfato de magnesio. Es bien conocido que el intervalo entre el umbral de carencia y el de toxicidad es, a veces, muy estrecho para algunos microelementos.
Con frecuencia existen carencias inducidas (antagonismos entre elementos mayores y menores) más que verdaderas deficiencias. El agricultor tiene básicamente dos alternativas para eliminar las carencias en microelementos:
Curativa, mediante aplicaciones foliares. El diagnóstico será confirmado por la respuesta positiva a la aplicación o por el análisis del suelo que determinará el origen de la carencia.
Preventiva, aplicando al suelo los elementos necesarios, sobre la base del análisis del suelo, destinados a corregir las deficiencias. En carencias inducidas se puede actuar mediante labores del suelo que permitan una mejor exploración radicular, reducción temporal de la aportación de elementos menores, etc. La aplicación preventiva de microelementos sólo es necesaria si su contenido en el suelo es claramente insuficiente.
RECOMENDACIONES DE ABONADO
Teniendo en cuenta las extracciones y consideraciones que sobre el abonado del trigo y la cebada se han realizado, la tabla 16.5, elaborada por ANFFE, presenta una orientación para la aplicación de nutrientes en base a distintos niveles de la producción esperada. A modo de ejemplo, y considerando los principales tipos de fertilizantes comerciales fabricados en España, la tabla 16.6 incluye un programa de fertilización del trigo y la cebada para niveles de producción y diferentes clases de suelos.
Introducción:
La escala extendida BBCH es un sistema para una codificación uniforme de identificación fenológica de estadios de crecimiento para todas las especies de plantas mono – y dicotiledóneas. Es el resultado de un grupo de trabajo conformado por el Centro Federal de Investigaciones Biológicas para Agricultura y Silvicultura (BBA) de la República Federal Alemana, el Instituto Federal de Variedades (BSA) de la República Federal de Alemania, la
Asociación Alemana de Agroquímicos (IVA) y el Instituto para Horticultura y Floricultura en Grossbeeren/ Erfurt, Alemania (IGZ). El código decimal, se divide principalmente entre los estadios de crecimiento principales y secundarios y está basado en el bien conocido código desarrollado por ZADOKS et al. (1974) con la intención de darle un mayor uso a las claves fenológicas.
Voy a complementar estos estados fonológicos con los magníficos vídeos de D. Diego Gómez de Barreda sobre los ciclos de desarrollo en los cereales