Clareta en citricos
Claidades permitidas por categoria para la soltura leve del pericarpio.
La clareta es un desorden fisiológico que se produce en el tejido blanco y esponjoso interno de la corteza, denominado albedo. La clareta produce un colapso de dicho tejido, caracterizado por la presencia de pequeñas grietas y roturas que alternan con áreas de abultamiento de la corteza, lo que provoca una depreciación comercial de los frutos afectados. Como consecuencia de esos agrietamientos internos, la parte exterior de la corteza pierde consistencia y se ablanda, con lo que se reduce su capacidad de almacenamiento, transporte y conservación, produciéndose un destrío que, algunos años, representa una cantidad importante.
En un estudio recopilatorio sobre esta alteración, efectuado en la Estación Experimental Agraria de Carcaixent (M. Juan y J. Puchades, 2005), se apunta que hay años o cosechas de mucha clareta y otros de poca o casi nula, lo cual parece implicar, directamente, a algún factor climatológico como agente causal (directo o indirecto) de la alteración.
Factores influyentes.
Los factores climáticos influyen de modo decisivo. Las fluctuaciones de humedad y la diferencia entre las medias de las temperaturas máximas y mínimas determinan su incidencia e intensidad. Esta última, a su vez, se halla asociada a cosechas elevadas, y es mayor cuanto mayor es esta. Otros factores, como el tipo de suelo, la posición del fruto en el árbol, el portainjerto, el riego y la fertilización, parece ser que tienen incidencia en su aparición.
También se ha comprobado que se presenta más en frutos procedentes de árboles adultos; que cuanto mayor sea el número de frutos afectados en un árbol, mayor será la intensidad de la alteración en cada fruto; y que cuanto menor sea el tamaño del fruto y menor el espesor de la piel, tanto mayor será la incidencia de clareta. Aunque la presencia de esta anomalía se atribuye a un origen genético, todo aquello que contribuya a debilitar o engrosar la corteza del fruto tiene su influencia, ya que los primeros síntomas son visibles a los ocho días del cuajado y, a los dos meses, ya se observa la desintegración del albedo.
Por tanto, el tipo y textura del suelo, las buenas prácticas del cultivo, el estrés hídrico durante el verano, etc., pueden influir positiva o negativamente en la presencia de clareta. El patrón puede influir sobre la sensibilidad de los frutos a esta afección, siendo el C. Volkameriana el que, marcadamente, induce menos clareta. En cuanto a las variedades, suelen presentar clareta la Navelina, Washington Navel, Valencia Late, Clementinas y Fortune.
Control de la alteración.
Puesto que la clareta afecta con mayor intensidad a los frutos de menor tamaño y menor espesor de la piel, todas aquellas prácticas de cultivo que permitan regularizar la producción y que la fruta alcance, dentro de las características propias de cada variedad, un buen tamaño, serán beneficiosas. Así, debe evitarse la alternancia productiva (vecería), ya que el año de elevada cosecha, esta será excesiva y, muy probablemente, los frutos serán de tamaño pequeño; realizar podas que ayuden a equilibrar los árboles entre vegetación y producción; si es posible, realizar la recolección en el momento de madurez, sin retrasarla excesivamente; valorar, en su caso, la conveniencia de efectuar algún tratamiento de engorde del fruto, así como la realización de un aclareo manual de frutos.
Por otra parte, en cuanto a las prácticas de cultivo y con referencia al abonado, debe procurarse que este sea equilibrado, fraccionando las aportaciones nitrogenadas y procurando unos buenos niveles de potasio y calcio en los frutos. En cuanto al riego, este debe ser regular y uniforme, sin que se produzca un estrés hídrico marcado, que llevaría una parada del crecimiento del fruto y, al volver a regar o tras una lluvia, habría un aumento rápido del tamaño del fruto y la probable inducción a la clareta.
Las dos épocas de máxima sensibilidad, según el estudio de Juan y Puchades, parecen ser julio y septiembre-octubre, según variedades más o menos tardías. Aunque algunas parcelas presentan la alteración de forma sistemática, y en ellas hay que modificar los factores de cultivo para intentar corregirlos, no hay que olvidar que la clareta se hace más visible con la permanencia de la fruta en el árbol, siendo uno de los factores que contribuyen a la pérdida de calidad de la fruta una vez madura.
Tratamiento corrector.
El efecto de este tratamiento es más el de retrasar la aparición de la clareta que el de impedir su presencia, lo cual permite, en teoría, un mayor período de comercialización de la fruta en mejor estado. En función de la importancia del problema, se tomará la decisión de realizarlo. La aplicación de ácido giberélico (10-20 ppm) hacia finales del mes de julio reduce la incidencia de clareta, sin retrasar el cambio de color, lo que tiene interés en variedades de recolección precoz, como Navelina. Un buen control se consigue, también, si se aplica próximo al cambio de color o durante este, aunque retrasa la maduración externa. Hay que tener en cuenta que la incidencia de la clareta aumenta con la permanencia de la fruta madura en el árbol.
CLARETA
EXTRA | LÍMITE PERMITIDO PRIMERA |
Navel | Navel |
LÍMITE PERMITIDO SEGUNDA | DESTRÍO |