Clareta en citricos o creasing

Clareta en citricos o creasing

Esta alteración, es conocida en todos los almacenes y se asocia directamente a factores genéticos, de las diferentes variedades, y a fruta madura en el árbol, hay otras causas que vamos a comentar.

Clareta o Creasing en cítricosSe caracteriza esta fisiopatía, por la aparición de grietas en el albedo, irregulares y en cualquier posición el fruto, creando una especie de islotes de albedo sin afectar.

Clareta o Creasing en cítricos

Estas grietas internas, se corresponden en el exterior, con depresiones del flavedo, más o menos pronunciadas, en función de la madurez del fruto, ya que la clareta, se origina en las primeras fases de crecimiento del fruto; aunque se detecta durante la maduración.

Clareta o Creasing en cítricos

Las variedades más sensibles son: Navelinas, W. Navel, Valencias, Clementinas y Fortune.

Clareta o Creasing en cítricos

La causa de esta fisiopatía, se asocia a diferentes problemas culturales y uno de ellos es nutricional; fertilizaciones crecientes de nitrógeno y fósforo y bajas en potasio incrementan su incidencia.

Clareta o Creasing en cítricos

Una forma de reducir esta alteración, es la aplicación de ácido giberélico, a dosis de 10-20 ppm y cuando los frutos tienen entre 30-50 mm de diámetro o a mediados de diciembre. La adición de fosfato amónico en las aplicaciones de ácido giberélico reduce, hasta casi anular, el problema de la clareta.

Clareta en citricos

Clareta en citricos

Claidades permitidas por categoria para la soltura leve del pericarpio.

La clareta es un desorden fisiológico que se produce en el tejido blanco y esponjoso interno de la corteza, denominado albedo. La clareta produce un colapso de dicho tejido, caracterizado por la presencia de pequeñas grietas y roturas que alternan con áreas de abultamiento de la corteza, lo que provoca una depreciación comercial de los frutos afectados. Como consecuencia de esos agrietamientos internos, la parte exterior de la corteza pierde consistencia y se ablanda, con lo que se reduce su capacidad de almacenamiento, transporte y conservación, produciéndose un destrío que, algunos años, representa una cantidad importante. 

En un estudio recopilatorio sobre esta alteración, efectuado en la Estación Experimental Agraria de Carcaixent (M. Juan y J. Puchades, 2005), se apunta que hay años o cosechas de mucha clareta y otros de poca o casi nula, lo cual parece implicar, directamente, a algún factor climatológico como agente causal (directo o indirecto) de la alteración. 

  Factores influyentes.

Los factores climáticos influyen de modo decisivo. Las fluctuaciones de humedad y la diferencia entre las medias de las temperaturas máximas y mínimas determinan su incidencia e intensidad. Esta última, a su vez, se halla asociada a cosechas elevadas, y es mayor cuanto mayor es esta. Otros factores, como el tipo de suelo, la posición del fruto en el árbol, el portainjerto, el riego y la fertilización, parece ser que tienen incidencia en su aparición. 

También se ha comprobado que se presenta más en frutos procedentes de árboles adultos; que cuanto mayor sea el número de frutos afectados en un árbol, mayor será la intensidad de la alteración en cada fruto; y que cuanto menor sea el tamaño del fruto y menor el espesor de la piel, tanto mayor será la incidencia de clareta. Aunque la presencia de esta anomalía se atribuye a un origen genético, todo aquello que contribuya a debilitar o engrosar la corteza del fruto tiene su influencia, ya que los primeros síntomas son visibles a los ocho días del cuajado y, a los dos meses, ya se observa la desintegración del albedo.

Por tanto, el tipo y textura del suelo, las buenas prácticas del cultivo, el estrés hídrico durante el verano, etc., pueden influir positiva o negativamente en la presencia de clareta. El patrón puede influir sobre la sensibilidad de los frutos a esta afección, siendo el C. Volkameriana el que, marcadamente, induce menos clareta. En cuanto a las variedades, suelen presentar clareta la Navelina, Washington Navel, Valencia Late, Clementinas y Fortune. 

  Control de la alteración.

Puesto que la clareta afecta con mayor intensidad a los frutos de menor tamaño y menor espesor de la piel, todas aquellas prácticas de cultivo que permitan regularizar la producción y que la fruta alcance, dentro de las características propias de cada variedad, un buen tamaño, serán beneficiosas. Así, debe evitarse la alternancia productiva (vecería), ya que el año de elevada cosecha, esta será excesiva y, muy probablemente, los frutos serán de tamaño pequeño; realizar podas que ayuden a equilibrar los árboles entre vegetación y producción; si es posible, realizar la recolección en el momento de madurez, sin retrasarla excesivamente; valorar, en su caso, la conveniencia de efectuar algún tratamiento de engorde del fruto, así como la realización de un aclareo manual de frutos. 

Por otra parte, en cuanto a las prácticas de cultivo y con referencia al abonado, debe procurarse que este sea equilibrado, fraccionando las aportaciones nitrogenadas y procurando unos buenos niveles de potasio y calcio en los frutos. En cuanto al riego, este debe ser regular y uniforme, sin que se produzca un estrés hídrico marcado, que llevaría una parada del crecimiento del fruto y, al volver a regar o tras una lluvia, habría un aumento rápido del tamaño del fruto y la probable inducción a la clareta.

Las dos épocas de máxima sensibilidad, según el estudio de Juan y Puchades, parecen ser julio y septiembre-octubre, según variedades más o menos tardías. Aunque algunas parcelas presentan la alteración de forma sistemática, y en ellas hay que modificar los factores de cultivo para intentar corregirlos, no hay que olvidar que la clareta se hace más visible con la permanencia de la fruta en el árbol, siendo uno de los factores que contribuyen a la pérdida de calidad de la fruta una vez madura. 

  Tratamiento corrector.

El efecto de este tratamiento es más el de retrasar la aparición de la clareta que el de impedir su presencia, lo cual permite, en teoría, un mayor período de comercialización de la fruta en mejor estado. En función de la importancia del problema, se tomará la decisión de realizarlo. La aplicación de ácido giberélico (10-20 ppm) hacia finales del mes de julio reduce la incidencia de clareta, sin retrasar el cambio de color, lo que tiene interés en variedades de recolección precoz, como Navelina. Un buen control se consigue, también, si se aplica próximo al cambio de color o durante este, aunque retrasa la maduración externa. Hay que tener en cuenta que la incidencia de la clareta aumenta con la permanencia de la fruta madura en el árbol.

CLARETA

EXTRA
LÍMITE PERMITIDO
PRIMERA
CLARETA EN CITRICOS CALIDAD EXTRANavel
 
CLARETA EN CITRICOS CALIDAD PRIMERANavel
LÍMITE PERMITIDO
SEGUNDA
DESTRÍO

CLARETA EN CITRICOS CALIDAD SEGUNDANavel

CLARETA EN CITRICOS CALIDAD DESTRIONavel